Capítulo 4

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Gaara ya se estaba hartando de la situación, continuó jalando por los hombros a Sai que tenía a Sasuke en el suelo y al cual le estaba golpeando el rostro sin piedad mientras lo insultaba. Cuando Sai se descuidó ligeramente, Sasuke le dio un puñetazo en el rostro y pasó a invertir posiciones, siendo ahora él el que golpeaba a puño limpio el rostro del otro mientras que Gaara perdía la paciencia cada vez más.

El niño, desde el comienzo de la pelea, no paraba de gritar que dejaran de golpear a su padre y, a los minutos que comenzara, cuando su padre comenzó a sangrar ligeramente, Satoru había comenzado a llorar, haciendo que todos perdieran más la compostura.

- ¡Ya basta! - volvió a gritar el Sabaku, pero esta vez haciendo algo más que tratar de detenerlos. Cogió a ambos de los cabellos y los jaló para que lo miraran; luego, le dio a cada uno un buen golpe en sus estómagos para que dejaran de golpearse entre ellos. - Compórtense como adultos o yo los haré comportarse.

Sai iba a decir algo, pero la mirada que le dio el pelirrojo era una clara advertencia que lo más prudente era mantenerse callado. El otro azabache suspiró y se acercó a su hijo para abrazarlo y pedirle en susurros que se calmara, que ya no estaba peleando.

- No puedo entender como este idiota puede hacer que las personas que lo aman sufran tanto... debería dejar de ser egoísta y enfrentar las cosas en vez de querer proteger todo -

- Las cosas no son fáciles de elegir, Sai. - dijo mientras miraba al otro y dejaba que este lo abrazara por la espalda - él quiere ser feliz, pero también quiere que los que ama sean felices... -

- No, Gaara. Él quiere mantener las cosas como están, porque es más fácil así.

La pareja miró como el padre había calmado a su hijo y ahora lo hacía levantarse del suelo para que se sentara con tranquilidad en uno de los sofás. El Uchiha mayor miró con fastidio a sus invitados y se acercó con aparente calma.

- Creo que es mejor que se retiren. No son bienvenidos en este momento. -

- Uchiha bastardo... - murmuró el pelinegro -

- Entendemos, Sasuke. - hablo el ojiverde antes de que empezará otra pelea ahí - pero ahora te digo que tú tampoco serás bienvenido en la casa de Naruto hasta que no te decidas por ti mismo lo que quieres. Ya no puedes tener más a Naruto como tu amante si vas a botarlo como basura cada vez que las cosas se te compliquen con tu familia... solo lo lastimas más.

- No pensaba volver a verlo, así que está bien.

Sai miró con odio al moreno que tenía en frente y estaba listo para volver a golpearlo cuando vio sorprendido como se le adelantaron. El menor de los Uchiha gritó y se acercó alarmado a ver a su padre en el suelo tocando con dolor la nariz que sangraba a montones por el puñete que había recibido por parte del pelirrojo que luego lo escupió y se dio la vuelta como si nada.

- Ni pensar que deje a Naru a tu cuidado... me das asco, Uchiha. - y sin decir más, se retiró seguido de un asombrado Sai que quería hasta aplaudir lo que había hecho el Sabaku.

- Gr~ son esas cosas las que me encienden de ti, Gaa~chan~ -



Mientras tanto, Naruto miraba con pesar desde su balcón mientras le daba una gran calada al último cigarrillo del empaque que tenía en su mano. Estaba cansando, pero ya había perdido el sueño días atrás, sabía que sin importar cuando lo intentara, no iba a poder dormir. Terminó el cigarrillo y lo apagó en la maseta que estaba a su lado para luego ingresar a su departamento. El olor a alcohol y cigarrillo estaba concentrado, y el lugar parecía una pocilga.

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