Capítulo 5

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Hace tiempo que Naruto había dejado de ir a ese tipo de lugares. El ruido, el alcohol, el humo de los cigarrillos, todo afectaba directamente a sus sentidos dejándolo perdido, alejado de sus pensamientos. Más tranquilo de lo que había estado en su departamento horas antes, era seguro, pero aun así algo vacío. Fuera de lugar. Hasta ahora no entendía como el Sabaku había logrado sacarlo de su piso y convencerlo de acompañarlo a ese lugar.

- ¿Qué tal, Naru? - gritó su pelirrojo amigo a su lado para que el rubio pudiese escucharlo y entenderlo - Mejor que estar llorando, ¿no? - dijo para luego reír mientras continuaba bailando con Sai que andaba medio tomado a esa hora. - Es bueno que despejes tu mente y no te ahogues tú solo... ya que no te dejaremos hacerlo más -

Naruto no evitó sonreír ante la alegría de sus amigos, pero a pesar de toda la emoción y nubosidad mental que le brindaban los clubes nocturnos, eso no quitaba por completo ese malestar que aún tenía clavado en el pecho. Aún no podía evitar sentirse culpable por el pesar que les causó a sus amigos tiempo atrás. No quería regresar y repetir las vivencias de esa época, no iba a permitirse hundir en la depresión ni arrastrar a sus amigos a ese hoyo negro nunca más.



- Sai, ¿puedo proponer algo antes de que ejecutes cualquier plan malvado para acabar con mi hermano? -

- No - respondió el pelinegro con una sonrisa falsa, mas fue golpeado por su novio para que luego este mismo pelirrojo le diera la palabra al azabache mayor -

- Bueno, yo tampoco deseo que el lindo zorrito siga sufriendo por culpa de mi estúpido hermano, así que estaba pensando que mientras ustedes lo motivan a salir de esa burbuja de departamento donde se ha enclaustrado, yo podía hablar una vez más con Sasuke para que lo liberara y pudieran terminar con esa cosa que ellos llaman relación -

- Itachi... no creo que sea tan fácil para Naru - comenzó Neji -

- Puedo hacer que salga de su apartamento, pero que deje de esperar a Sasuke cada día... eso va a tardar mucho... mucho tiempo - explicó Gaara, entendiendo lo que pensaba Neji -

- Denme una oportunidad, por favor. Quiero hablar con Sasuke y entender algo -

- Nosotros queremos mucho a Naruto también, confíen en Itachi - pidió Deidara mientras tomaba la mano de su esposo -



Sai miró a su novio con preocupación, él no creía que demorar las cosas fuese una buena idea. Entendía que Gaara quería hacer las cosas más fáciles para el rubio, que buscaba la manera en que este sufriera lo menos posible con la ruptura, pero el pelinegro no creía que eso fuese posible. Él sabía que la ruptura iba, de todas formas, a ser dolorosa para el blondo, ya que habían estado saliendo durante demasiado tiempo y, para Naruto, Sasuke era la persona más importante que tenía. Su familia, su mejor amigo, su amante... el Uchiha era todo eso y más para el Uzumaki.

Entonces, ¿por qué Sasuke mantenía a Naruto como segundo plato? Eso era lo que más lo confundía y enojaba. El Uchiha repetía que amaba al ojiazul, pero lo mantenía apartado de su vida, lo usaba y desusaba a su voluntad como si tuviese la plena confianza de que Naruto lo esperaría siempre... pues, Sai no lo iba a permitir. Él ya estaba cansado de ver como el Uchiha podía seguir con su vida, teniendo una esposa e hijo, mientras que su amigo se quedaba encerrado esperándolo día a día, sin poder avanzar. Quedando atrapado en una relación de la infancia.

- Sai, ¿qué estás pensado? - preguntó su pelirrojo mientras lo miraba sospechosamente -

- Solo estoy pensando en cómo podemos ayudar a nuestro bobo amigo de ahí - dijo mirando al rubio que bailaba mientras tomaba un vaso de tequila a unos metros de ellos - haremos que ese chico vuelva a sonreír como en la escuela, de eso me encargaré personalmente - comentó confiando mientras le sonreía al otro -

- Solo no hagas locuras, no quiero terminar teniendo que romperme la cabeza para buscar cómo sacar a todos de la cárcel - bromeó, aunque se sentía algo de verdadera preocupación en su voz - No hagan tonterías. No quiero que nadie salga herido... en ningún sentido -



Ya se estaba volviendo molesto el escuchar el timbre de su casa o del teléfono. Ya se imaginaba que iba a escuchar o ver. Se estaba volviendo una insufrible costumbre el escuchar amenazas y comentarios de odio hacia su persona cada vez que respondía al teléfono o puerta. Entendía a qué venía todo eso, pero volverse el enemigo favorito de todas las personas que había conocido desde su infancia, no era algo que fuese muy agradable en aquel momento de su vida. Le parecía hasta, de alguna manera, gracioso como era en esta situación que se deba cuenta de que todos los "amigos" que conoció durante su vida, ahora lo odiaban y maldecían con tanto rencor que hasta asustaba.

No es que no entendiera de a qué iba todo ese odio, pero a estas alturas, había esperado que al menos una de esas personas tratara de acercársele y darle apoyo diciendo alguna palabra agradable, pero no. Y no es que tuviera que sorprenderse, él sabía desde un comienzo que todas esas personas eran sus amigos solo porque también eran amigos del rubio. Naruto era el que había encantado a esas personas con esa animosidad y sinceridad suyas que no dejaba a nadie la oportunidad de odiarlo. Tan diferente a él... Ni siquiera comprendía que era lo que el Uzumaki había visto en su persona. ¿Qué era lo tan maravilloso en él que no tenía nadie más que lograba enamorar a ese encantador ojiazul del cual tantos se habían quedado flechados?

- ¿Son más personas malas, papá? - preguntó una dulce voz de niño. Su hijo acababa de entrar a la sala -

Miró a su hijo que taladraba la puerta con su mirada. Hubiese sido todo más fácil si pudiera esconder todo el odio que estaba recibiendo de su familia, pero aquel niño era tan terco como él, no quería verse ignorante de nada de lo que pasaba a su alrededor.

El Uchiha mayor se acercó a la puerta y la abrió esperando que esta vez no fuese nadie impulsivo que soltase comentarios demás. Lo que le molestaba más de toda esta situación es que aunque su orgullo le decía que se defendiera como sea de todos esos ataques verbales y físicos, en palabras no tenía idea de que decir en su defensa, porque él mismo sabía que todas esas cosas que le gritaban no eran nada más que verdad. Y no es como si él no hubiera pensado en todas esas cosas antes, él mismo se torturaba todas las noches a sabiendas de cuanto debía estar sufriendo el rubio con todo lo que sucedía.

- Hola, estúpido hermano - saludó una voz gruesa que reconoció al instante. -

- Itachi - fue lo único que pudo responder antes de que una larga cabellera rubia se cruzará en su visión y terminara con la cara inclinada a un lado debido a una fuerte y dolorosa cachetada.

Amores OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora