Capítulo 3

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Por otra parte, en aquel edificio en medio de la ciudad; un rubio había estado varias noches llorando embargado por la tristeza y la soledad... ahora, un pelirrojo estaba sentado en el sillón de la sala mirándolo con algo de pena e intentando pensar en una manera para que aquel amigo al que él consideraba casi un hermano no estuviese sufriendo tanto.

- Por favor, Naru. Deja de llorar así que solo me preocupas más -

- ¿Cómo quieres que no llore, Gaara? ¡Sasuke no ha venido desde hace tres meses! -

- Lo sé, y me sorprende bastante. ¿Acaso no venía casi todos los días? ¿Qué crees que le habrá pasado? -

- No lo sé, Gaa; pero créeme cuando te digo que creo que no lo voy a poder ver en mucho, mucho tiempo. Siento como si estuviera intentado decirme adiós... ¡No quiero esto, Gaara! ¡Lo odio! Odio sentirme tan solo sin él, ¿acaso puedo ser tan débil? Sé que es mi culpa que él pelee con Sakura y que su hijo lo odie si se entera, entonces ¿por qué me enfrasco con que nos sigamos viendo cuando sé que le puedo arruinar de esa forma la vida? -

- No es tu culpa, Naruto. Es solo que lo amas tanto que no puedes estar sin él. Es normal. - el mayor se le acercó y le acarició con dulzura el rubio cabello - Yo también tengo a alguien a quien amo, y por esa persona haría todo, al igual que por ti. - le dio un beso en la frente - te quiero, Naru -

- Yo también te quiero, Gaa - sonrió y lo abrazó con fuerza, llorando en su pecho -

El pelirrojo era un gran amigo del rubio y lo apreciaba bastante, así que no podía soportar que sufriera tanto por aquel azabache al cual le había cogido también algo de cariño por el tiempo que había estado con su amigo; al principio no puede negar que le tenía fastidio porque no veía a nadie lo suficientemente bueno para su lindo hermanito, pero por cariño al ojiazul había aceptado su relación y hasta se sorprendió por el tiempo que tenían juntos a pesar de que le molestaba que el Uchiha estuviese casado y que no pudieran vivir como una pareja normal.

Después de estar algunas horas en el departamento del Uzumaki, el ojiverde subió a su auto y comenzó a conducir hacia la gran casa donde sabía que vivía el causante de las lágrimas del blondo, y su familia. Él no quería causar problemas entre los dos, lo que él buscaba era la razón de porqué el azabache dejó de ir a la casa de su pareja y ni siquiera le dio un aviso o algo.

- Solo espero que no te hayas olvidado de él, Sasuke. Si no me dices una buena razón, créeme que haré lo que sea para que él deje de sufrir, sin importarme lo que tenga que hacer. -



Mientras el pelirrojo estaba conduciendo a la casa de los Uchihas, su teléfono comenzó a vibrar; al ver el número solo respondió mientras miraba la pista determinado a llegar lo más pronto posible a su destino.

- ¿Gaa? ¿Qué paso? Acabo de llamar a Naru y me dice que ya saliste de su casa, pero no me llamaste ¿ocurre algo? -

- Voy a ver a Sasuke. Naru está llorando por él. -

- ¿Naru está llorando? ¡Yo también voy! ¡¿Quién se cree ese para hacer llorar a mi Naru chan?! -

- Sai, por favor. No quiero que armes escándalo... ¿Aló?... ¡Mierda! - Cerró su teléfono al notar que el otro había colgado y aceleró esperando llegar antes que empezaran los problemas -




Satoru miraba preocupado a través de la ventana hacia su hermoso jardín, el cual en ese momento brillaba ligeramente por la lluvia que caía suave, pero persistente; su padre estaba sentado en uno de los sillones de la sala cambiando de canales sin ver nada realmente y haciendo como si escuchara aquella aburrida conversación que le comentaba la peli rosa acerca de sus amigas y algo que habían escuchado acerca de otra señora.

Amores OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora