Capítulo 11

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- Entonces... ¿Cómo te fue? -

El pelirrojo miraba al blondo que solo suspiraba mientras tomaba un sorbo de su vaso con pisco. Sai seguía atacando con sus preguntas, a pesar de que su acompañante lo había mirado en advertencia.

- Ya te dije que me fue bien -

- Esa no es una respuesta, Naru. –continuó el azabache mientras se acercaba más y trataba de hacer contacto visual con el menor– ¿Qué tal les fue?, ¿se llevaron bien?, ¿bailaron?, ¿te llevó a tu casa? -

- Sai, sal. –ordenó su novio– Necesito hablar con Naru a solas. -

- pe-pero ¡yo también quiero enterarme, Gaa! -

El azabache salió al ver como el pelirrojo se levantaba de su asiento. Sabía que ambos querían tener sus momentos, y lo entendía, ellos dos tenían una relación muy especial, se querían mucho y tenían una confianza desarrollada que ni él podría tener con su novio, sin importar el tiempo que llevaran.

- Esos dos de verdad... sí que son uno- susurró en una sonrisa - a veces realmente me da envidia...
 

– ¿todo eso le dijiste? — El pelirrojo lo miraba sorprendido – pero.. ¿por qué?, lo siento, pero no entiendo cómo pudiste soltar todo eso –

– Estaba borracho... no sabía lo que hablaba. Simplemente quería desahogarme... Él me cayó bien, y me dejé llevar... y hablé de más. — decía fastidiado, para luego calmarse y continuar – en serio necesitaba decir todo lo que deseaba... y él se encontró en el momento exacto cuando mi cuerpo se dejó llevar por el alcohol.. simplemente no pensé...

Gaara tenía al rubio entre sus brazos. Este se encontraba sentado en sus piernas con la cabeza acostada en su pecho. Naruto escuchaba con atención los latidos constantes y tranquilizadores del pelirrojo, lo estaba ayudando a calmarse para poder continuar con todo lo que había pasado, y le rondaba la cabeza en arrepentimiento.

– No conozco en nada al tipo... no sé cómo pude abrir tanto la boca... ¿ahora qué haré, Gaa? El tal Ken quiere verme otra vez.

– Normalmente no te diría esto, Naru... –suspiró fastidiado– sonaré un poco como Sai, pero creo que esta vez tiene razón. – el rubio se despegó un poco de su pecho para verlo con una ceja levantada – Naru, quizás Ken pueda ayudarte a pensar mejor y despegarte un poco de tu dependencia a Sasuke... Quizás debas salir con él... ya sabes, dejarte llevar. –

– Gaara, no quier–

– Sé que no lo quieres hacer. –Lo interrumpió mientras le sonreía gentilmente – y sé que lo que te estoy diciendo no te gusta para nada, pero en serio creo que es lo mejor que podrías hacer. –Suspiró y lo abrazó de nuevo para que pudiera colocar su cabeza en su pecho en un abrazo cercano – no te voy a obligar. No podría. Solo te lo sugiero. Ken parece un buen chico, y no creo que te oblige a decirle nada más que no quieras. Y si se complica las cosas, siempre estaré yo para ayudarte. No olvides que siempre puedes contar conmigo... para lo que sea, Naru.

El rubio cerró los ojos y se dejó llevar por los latidos tranquilos del otro para asentir y buscar un poco de calor que hace tiempo no sentía.

– Ok, lo haré, Gaa...

Con una sonrisa, ambos se quedaron en silencio. Necesitaban esa calma, y la disfrutaban, muchas veces era como se quedaban horas y horas solo para disfrutar del cariño familiar que se tenían y que perdieron hace mucho.



– ¡Escúchame bien, Sakura! ¡Ya te dejé malograrme la vida a mi, pero no dejaré que te metas con el futuro de Satoru, ¿entiendes?! –

– ¡Oh! ¿Así que ahora te importa nuestro hijo, no? – una sonrisa petulante se asomó en el rostro maquillado – ¿y por qué no te importó cuando te acostabas con el rubiecito ese?

– No lo metas en la discusión, Sakura. –el Uchiha se encontraba demasiado ebrio como para medir sus palabras, pero aún así había retrocedido un paso mientras su mirada caía al suelo para que no viera el gesto inevitable que el recuerdo del blondo le traía – Él y yo ya no tenemos nada. –dijo con dolor mientras sus puños perdían color por la fuerza que ejercía al cerrarlos.

– Con que ahora es "él"... ¿ya no es Naru?... ¿Qué?, ¿te dejó por otro idiota con más dinero?

– Él no es tú – apenas terminó la oración, la pelirosa abofeteó al azabache.

– No me compares con tu puta, Uchiha. Nunca más te atrevas a hacerlo.

El azabache la tomo de la mano y le apretó la muñeca con fuerza mientras la miraba con odio. –Suéltame – gimió algo adolorida mientras se movía para liberarse.

– No me vuelvas a tocar, y ni pienses en amenazarme, Sakura – la acercó y fijó sus ónices en los verdes irises para luego soltarla con rudeza cerca a la puerta – te estás creyendo muy digna, cuando tú sabías la verdad desde el comienzo.

– ¡Idiota! – la mujer tomó su bolso, para luego salir de la casa azotando la puerta tras de ella.

– Zorra – fue la última palabra que salió de los labios del moreno. Sin embargo, al voltear, sintió que todo el calor del momento se enfriaba en su cuerpo al ver cómo su hijo lloraba en una esquina de la puerta mientras se cubría los ojos. – Sal de ahí, Satoru. – trató de articular bien mientras se acercaba.

– ¿por qué, papá?... ¿por qué?... – el mayor miró con lástima a su hijo. Él en verdad no tenía la culpa de haber nacido con esos padres, unos que no se amaban y que no tenían ni el mínimo respeto por el otro. – ¿por qué aún siguen peleando por él cuando ya no está más entre ustedes? –

El Uchiha no pude evitar soltar lágrimas al escuchar aquello – No es así, hijo. Sé que mamá lo mencionó, pero no es la culpa de Naruto que peleemos. Por favor, no lo menciones en esto... Naru no tiene la culpa, yo también lo dañe a él igual que te dañe a ti... todo es mi culpa – Sasuke abrazó a su hijo y le acarició los cabellos mientras se ponía a llorar en su hombro – en verdad lo siento Sato, pero papá y mamá simplemente no pueden quererse... no nos podemos amar... simplemente mi corazón ya no puede amar a otro... lo siento tanto, Sato...–

Satoru trataba de tranquilizar su llanto, mientras miraba como su padre empeoraba el suyo mientras tomaba con fuerza su ropa, en una manera de concentrarse y ahogar los gemidos. – Papá... solo quiero que se quieran... no quiero que se separen, no quiero perderlos. – dijo firme mientras lo miraba con pena a los ojos

El mayor suspiró en dolor y tomó con cariño el rostro de su hijo. ¿Qué clase de padre era que no podía brindarle el hogar que quería a su propio hijo? – En serio, lo siento mucho, Satoru. Papá va a dar lo mejor de sí para que todo funcione con mamá ¿de acuerdo? – miró tristemente a su hijo mientras le extendía su meñique para sellar la promesa. No sabía cómo lo iba a hacer, pero tenía que lograr poder hablar con Sakura sin llegar a discutir por el bien de su hijo... al menos eso debería importarle a ella ¿no?

 


– Sasuke, idiota... haré que de una u otra forma me des poder en la empresa... – los tacos sonaban fuertemente a cada paso que daba – "fondos para Satoru" y una mierda, ¿cómo me dejas a mi frente a otros si no me confías algo como eso?... además, compararme con el infeliz de Naruto... ese idiota que me sonreía mientras se acostaba contigo... nunca le perdonaré a ese estúpido el hacerme la cuernuda de nuestras amistades. –

Amores OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora