9. Pesadillas y "madrugadores"

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{{Corrí. Corrí con todas las fuerzas que quedaban dentro de mi. No podía parar ni un segundo. Si paraba me podía considerar muerta. Podía verme como si no estuviera en mi cuerpo. Era como si fuera un tipo de narrador omnisciente. Podía ver todo lo que ocurría a mi alrededor. Me podía ver a mi misma. Mire hacia mi cuerpo y pude ver como mi largo vestido se enredaba alrededor de mis talones, ensuciándose. Lo pisaba con mis tacones por lo que corría a tropezones. Mi peinado de fiesta se arruinaba y las lagrimas negras por el maquillaje corrían por mi cara arruinando el arduro trabajo que habían hecho en mi.Detrás mio venia un hombre grande. La penumbra de la calle no me dejaba ver su rostro. Se podría decir que su aspecto físico, al menos lo que lograba ver, era completamente aterrador: vestía con zapatillas y pantalones negros. También tenia un abrigo con una gorra cubriendo su rostro del que no dudaba era escalofriante.Me estaba alcanzando. Corrí lo mas rápido que pude sin embargo no era suficiente. El hombre era el doble de grande que yo, ademas de tener mucha masa muscular. Eso quiere decir que una pisada suya son dos mías. Mi grado de desesperación era inigualable.Doble en lo que parecía un callejón. Mala idea. Callejón sin salida. Todavía tenia segundos de ventaja... intenté escalar una reja alta.Separaba al callejón de una calle no transitada y muy aterradora. Estaba a la mitad de esta cuando veo del lado contrario de donde yo venia a un chico. Pero no era uno cualquiera. Este muchacho no tenia rostro. Era una cabeza completamente lisa. Lo único que se podía ver en ella era su cabello castaño. Se dio cuenta que estaba escapando de algo por lo que corrió hacia mi y extendió su mano en mi dirección. La tomé al mismo momento que alguien jalaba de mi pie. Mi estomago estaba sobre la cima de la reja mientras mis pies estaban del lado del que estaba escapando siendo tomados por la persona que quería agarrarme y mis manos estaban del otro lado siendo tomadas por el chico. Los dos peleaban sin siquiera saber que era lo que quería cada uno. Se podían ver a través de la reja. Tiraban mi cuerpo cada uno para su lado, tirando del lado contrario del otro. No sabia quien ganaría esta pelea. Si el hombre o el chico y yo. Definitivamente eramos un equipo. Alguno de los dos logró tirarme hacia su lado porque "sentí" el frió suelo en mi cara, pero no pude ver quien ya que al desmayarme en el piso debido al golpe, mi vista "panorámica" se cegó también}}

Desperté agitada.
Toqué las sabanas de la cama asegurándome de que estaba en ella. Miré a mi alrededor casi girando la cabeza a unos 360° (grados) y si, estaba en mi cuarto. Tenia calor y sabia que estaba completamente sudada. Una pesadilla. Otra vez.
Había estado teniendo pesadillas desde hacia ya unos días. No sabia porque. Nunca he sido de esas personas que tienen pesadillas todas las noches y no pueden dormir. Nunca hubo un episodio traumatico en mi vida como para tener pesadillas, aunque podría tenerlas sin haber vivido uno. Estaba tan asustada.
Una noche tenia pesadillas y pasaban algunas en las que no. Luego había otra con pesadillas y otras no. Así sucesivamente.

Miré la hora: 5:30 a.m
Entraba a la escuela a las 7:30. Podría dormir un poco mas. Y lo intente, mas no pude. Daba vueltas en la cama. Intentando descifrar el significado de mis pesadillas, el por qué. Mi mente estaba vacía. Nada justificaba el hecho de mis espantosos sueños. Me sentía rara.
Cuando volví a fijarme la hora eran las 5:53. Todos los días solía despertar a las 6:30 pero al no poder dormir creí que a esa hora estaría bien.
Estaba temblando debido al miedo provocado por mis pesadillas. Se sentía tan real.

Me levante de la cama, puse mis pantuflas en mis pies -mi hermano descubrió como quitarles el ruido de pato- y fui al baño. Abrí la regadera y meti todo mi cuerpo. El agua estaba caliente. Parecía hirviendo. Seguramente terminarían saliendome ampollas de tan caliente que estaba. Pero no importaba. Necesitaba, de una forma u otra, quitar el recuerdo de esa horrible pesadilla. Lo se, suena exagerado, pero de verdad lo siento así.
Termine unos 20 minutos después. Siendo ya las 6:15.
Me vestí y maquille para tapar mis notorias ojeras. Aplique también un poco de color a mi rostro.

Ya se oía a través de la ventana de mi cuarto el dulce canto de las aves. A veces pensaba en ser como una de ellas. Tan libre. Sin preocupaciones. Lo deseaba tanto.

Baje las escaleras dirigiéndome a la cocina. Puse en la tostadora dos rodajas de pan y calenté leche. Cuando todo estuvo listo preparé un café. Desayuné tranquila. No como acostumbraba a desayunar: Dann haciendo los deberes que no terminó el Domingo, mamá hablando con Charlotte, mi hermana la cual esta estudiando y viviendo en Inglaterra, y mi padre preparando su desayuno. Un verdadero desastre.

Estaba lavando lo que usé, cuando la puerta de la cocina -la trasera- es abierta. Me sorprendí al ver a Caleb.
Esperé a que volteara y me viera. Se asustó dando un pequeño salto cuando me vio.

-Mierda, Eleonore, me asustaste.

-Ya veo... ¿donde estabas?

-¿A caso es eso de tu incumbencia?

-Yo solo.. yo solo preguntaba- no se que le pasaba. No había hecho algo que le moleste- oye, si me estas tratando así por lo que sucedió anoche, solo fue un juego. Si te incomoda podemos hacer como si nada nunca hubiera sucedido, ¿si? 

-No es por eso. Lo siento. No tuve una buena mañana.

-¿Siempre despiertas a esta hora?

-¿Despertar? No dormí en toda la noche.

-¿Que? ¿Por que?

-Eleonore, no hagas mas preguntas. No voy a responderte- dijo serio pero sin perder su tono amable. Se fue de la cocina sin decir nada mas.

¿Que podría haber hecho? ¿Drogas? ¿Alcohol? ¿Chicas? No lo se.

No sabia lo que tramaba, pero tenia por seguro que lo averiguaría cueste lo que cueste.

Idiota Donde viven las historias. Descúbrelo ahora