Vida

28 1 0
                                    

Paredes a cada lado. Un único camino que se formaba a mis pasos. Pasos a veces apresurados, a veces vagos. Un lugar con un principio y un fin, pero con un camino difícil entre los dos. Bifurcaciones, decisiones. Estaba en un laberinto, un laberinto enorme, intrincado. Podía caminar y volver hacia atrás, pero no volvería a ser el mismo. No era estático. Por cada camino que elegía estaba dejando a otros de lado, sin saber a donde levaban. Camine con extraña tranquilidad. El laberinto no tenia una identidad definida. Cambiaba con cada decisión que tomaba. Cambiaba de aspecto, color, la sensación que transmitía el lugar. El laberinto a veces se volvía gris, repetitivo, para pasar a vivos colores. Eran los pequeños detalles y variaciones en mi caminar las que producían esas alteraciones. No era un lugar simple, desde luego, pero en algún momento tenia que acabar. Y así fue, llegue al final del camino.

Me di cuenta que caminaba por la vida.

Relatos cortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora