Capítulo 30

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Narra Ángela:

Empezaba ya a anochecer y sinceramente ya llegó un momento en el que me dolían muchísimo los pies. Me empieza a doler la cabeza y mis manos se cierran y se convierten en puños a los laterales de mis costados. Joder, esto duele.

Cierro los ojos y veo ese manicomio tan famoso que siempre aparece en mi cabeza, atormentándome con su recuerdo. Nunca se irá ese edificio de mi subconsciente, por mucho que intente empujarlo al fondo de mi memoria. Veo a una niña con sangre en la cara gritando desgarradoramente un nombre. Está maldita por el diablo. Espera, ¿qué? Me está llamando. ¿Qué está pasando aquí?

Subí corriendo a mi habitación, dejando atrás todo el festejo que perduraba de la ceremonia e ignorando la idea de avisar a alguien. Me cambié de ropa con algo cómodo, eliminando toda la pesadez que se estaba acumulando en mi cuerpo con ese vestido y zapatos. No me paré a eliminar el maquillaje de mi rostro, ya que no podía entretenerme o no me daría tiempo a pillar a encontrar a aquella. ¿Qué podría hacer sino? Tenía una necesidad imperiosa de descubrir lo que fuera que estaba ocurriendo, ya que la sensación de que eso no había sido una simple alucinación calaba hondo en mi. Fui sigilosamente pero veloz por el bosque, recorriendo de forma increíblemente hábil el camino hasta allí, que parecía formar un mapa en mi subconsciente quitando el espacio a cualquier otra cosa. Frené en seco cuando vi a una mujer con un vestido de novia en medio de aquel tenebroso bosque. 

Esa mujer era un vampiro. ¿Podría ser la madre de Edward y Brook que se encontraba desaparecida? Hay algo aquí que no me da buena espina.

Mujer: acércate, cariño.

¿Me lo diría a mí? Estaba segura de que no podía haber entrado en su campo de visión, pues ella estaba completamente de espaldas a mí.

Con un movimiento rápido me agarra fuerte de mi camiseta, haciendo presión en mi pecho y siento una energía oscura correr por mis venas. Mi cabeza daba vueltas y me venían imágenes que me confundían de una manera muy fuerte. Veo todo negro.

Narra Sydney:

Sydney: Mike, ¿no ves que algo falta aquí?

Mike: ¿A qué te refieres?

Sydney: alguien de aquí se ha ido.

Mike: a ver... Allí está Harry... Niall y Louis haciendo el idiota... Edward y Zayn charlando... Luke, Ash e Irene bailando... Espera... ¿y Ángela?

Sydney: si hubiera ido arriba nos hubiera avisado. ¿Hace cuánto que no la ves?

Mike: Desde que anochecido no la he visto.

Sydney: voy a comprobar si está en casa, pero algo me dice que no.

Subimos las escaleras y reinaba en silencio. Elevamos el tono de voz para llamarla y no respondía nadie.
Algo no va bien. Si no está aquí y tampoco está en la boda... No tenemos otra opción de salir a buscarla.

Mike: no avises a Harry. No queremos que se preocupe por algo que puede ser una tontería. Mejor vamos nosotros.

Empezamos a correr por la parte que estaba totalmente desierta de la casa mientras la llamábamos. Todos los demás se encontraban en la fiesta de la boda.

Empezamos a correr pero a mi me estaba resultando complicado. Maldito el momento que me compré un puto vestido y unos tacones de vértigo. Media hora después seguíamos sin tener ningún rastro de ella. Salimos por la puerta trasera y la brisa nocturna del bosque inunda nuestros pulmones. Mike se gira y ve un ataúd cerrado apoyado en el árbol más próximo. 

Sydney: ¿qué coño es esto?

Mike: vamos a averiguarlo. ¿puedes abrir el ataúd?

Sydney: está bien, pero no me responsabilizo de lo que haya aquí si gritas como una nena y te da un infarto.

Dark AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora