Capítulo 31

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Narra Brook:

Estaba sentado en el pico de una montaña observando el paisaje y pensando en todo lo que estaba pasando en estos momentos. Vi unos lobos que se encontraban cazando a unos metros de mí, acechando silenciosamente a su presa, coordinándose todos sin necesidad de ningún aullido. Decidí ir a otra zona del bosque. Iba andando despreocupadamente, y decido liberar mis alas cautivas por la ropa, relajándome al instante. Sin darme cuenta se proyecta en mi cabeza una imagen. Es Ángela gritando desesperadamente. Alguien la está haciendo daño.

No podría decir si es una imagen a tiempo real, algo del pasado o simplemente una alucinación sin ninguna importancia más, pero no puedo quedarme con la incertidumbre. Decido ir a casa de mis amigos y contárselo. Entro por la puerta y, esperando un recibimiento áspero por parte de mi hermano o algún insulto por su parte como de costumbre, la casa está sumida en un silencio aplastante. Se podría cortar la tensión con un cuchillo. Encuentro a Louis en el largo pasillo, que a diferencia que de costumbre se encuentra oscuro, pues todas las cortinas se encuentran echadas. Le observo sin atrever a decir ni una palabra y señala una puerta cerrada, articulando con un cuidadoso movimiento de labios "Ángela".

Entré dentro de esa habitación y pude ver a Sydney mirando con pesadez y angustia el cuerpo de la chica que se encuentra inerte en el suelo, rígido y pareciendo ser el causante del frío que llena la sala. Sin embargo puedo sentir su energía, aunque no es ni una octava parte de la que emana ella normalmente. No está muerta.

Brook: Syndey, creo que sé lo que es todo esto, aunque no entiendo el cómo ha podido ocurrir. Has intentado verlo, ¿no?

Sydney: sí, pero me resulta imposible. Es como si hubieran fijado una barrera, una especie de muro creado a propósito para evitar que nadie interfiera.

Brook: ya has hecho lo que has podido, deberías descansar.

Sydney: no puedo rendirme tan fácilmente.

Miro directamente sus verdes ojos y las ojeras marcadas debajo de ellos. Está agotada.

Brook: déjame a mí intentarlo y descansa un poco.

Sydney: de acuerdo.

A pesar de haber accedido a irse sigo notando su presencia, por lo que me giro a observarla.

Sydney: te veo diferente, Brook. Tu mirada no es la misma que hace unas semanas.

Brook: sigo estando igual que siempre...

Sydney: ¿sigues pensando en lo de tu madre?

Brook: tengo pesadillas con ella constantemente. Pienso que ha cambiado, no me transmite lo mismo. Ahora está del lado oscuro, como lo estuvo mi padre.

Sydney: no pienses eso. Tu madre a lo mejor sigue bien... Noto que Edward también está como tú. Muchas noches se despierta sobresaltado y empapado en sudor.

Brook: prefiero no pensar en todo esto ahora. Concentrémonos en Ángela.

Volvimos a la sala donde se encontraban los demas. La preocupación podía verse plasmada en sus rostros.

Sydney; no consigo ver nada...

Irene: ¿podrá volver con nosotros?

Brook: pienso que sí. Falta averiguar el cómo.

De repente se empiezan a oír gritos provinientes del salón.

Ángela: ¡mamá! ¡Ya voy!

Bella y Harry se miran y van corriendo hacia allí. Ángela está flotando y moviéndose como una loca.

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