-¡Mariana, querida! ¡Te hemos buscado toda la noche!- dijo Pandora abrazándome.
-Amm...sí. He estado caminando y conociendo el terreno todo este tiempo.
-¿Terreno? ¡Sólo hay desierto!
-Hasta en el desierto hay belleza.
Rodrigo habló entonces.
-¡Mar! Qué suerte...aunque debo decirte que me sorprendió un poco lo que hiciste- con curiosidad hizo una pregunta-. ¿De quién es el abrigo?
No es que el enojo se me hubiera pasado tan rápido, le interrumpí y a la vez le pedí un favor.
-La verdad, no siento eso. Y quiero que por favor les digas a tus guardias que mañana a eso de las once de la noche abran las puertas, debo...hacer algunas cosas. No te interesa de quién sea.
Casi pude percibir la sonrisa de Julián, de repente me susurró sólo para que yo oyera "Entonces nos vemos mañana, al mismo lugar y a la misma hora. Quédate con el abrigo", y el frío que me dio justamente en la espalda, me indicó que ya se había ido. Sin haberlo previsto solté una risita tonta e inexplicable.
-¿Qué pasa querida?
-No, nada...sólo recordé algo, entonces Rodrigo, ¿Aceptas?
-Claro que sí, pero para...
-Gracias, hasta mañana.
Con mucho orgullo caminé hacía mi mini-departamento, y me perdí en recuerdos, al menos solamente diez pasos antes de que Pandora me alcanzara.
-¿A quién vas a ver?
-A nadie, sólo quiero salir.
-Y yo soy ciega- me dijo alzando una ceja y con una sonrisa desbordante.
Evadí el tema, ¿Quién no se asustaría sabiendo que iba a ver al enemigo? En fin, Pandora me hizo reír, aunque con un recelo único, aún veía la sombra del miedo en sus ojos.
* * *
Creo que con Julián había aprendido mucho más en menos tiempo, que con Rodrigo, Logan y Pandora. Los tres con su dichosa teoría del bien y el mal, de que están equivocados sus enemigos..., se supone que debían enseñarme a pelear, mientras que con Julián, ya podía hacerme invisible y había aprendido trucos inimaginables con la espada...en tan sólo cinco días de estadía.
Julián era el único que me había visto en las peores circunstancias, despeinada, malanochada, con los ojos hinchados y lo demás, y es que verse a casi media noche, y caminar varios kilómetros para encontrarse en un lugar y practicar, no era algo sencillo.
Julián tampoco parecía muy atractivo a esas horas de la noche, y definitivamente me ha sacado una sonrisa con su pijama de conejitos y ovejas, totalmente despeinado y como un zombi. Sabía que mis tres amigos hablaban a mis espaldas, claramente se preguntaban por qué me encontraba sumamente cansada si dormía a las nueve de la noche y no me levantaba hasta que el reloj diera las diez u once de la mañana. Julián también tenía repercusiones, pero si nos viéramos más temprano, todos sospecharían, cómo en la ocasión en la que un guardia de las puertas me siguió y casi me pilla en la travesura. Desde ese momento habíamos buscado otra ruta que no pasara por las puertas y vaya que la encontramos, pero solamente había que escalar una reja, pasar a una especie de dragón-tortuga que nunca estaba de buen humor, ir en medio de una hectárea de plantas carnívoras (lo cual no era mucho problema), ir por un lugar lleno de baches que tiraban fuego cada dos minutos, nada grave ¿No?
Lo que me preocupaba de mi misma era que me estaba abriendo demasiado con Julián, en un abrir y cerrar de ojos, ya sabía la mitad de mi vida con detalles y lugares, por alguna razón me daba la confianza necesaria para contárselo, aunque sólo lo conociera ¿Qué? Dos o tres días. Al menos él también me había confiado varias cosas, que a nadie o a pocas personas se lo había mencionado. Éramos mucho peor que dos amigos de toda la vida.
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Los Guardianes de las Gemas
General FictionCada planeta tiene guardada su esencia en una gema y cada planeta crea un guardián para protegerla. Una Galaxia lejana está en guerra, se han echo dos bandos y necesitan a los guardianes para ganar la guerra...