Capítulo 23

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No podría decir que pasó después de eso, pues solamente escuchaba voces en mi mente, y el mundo era ajeno a mí. Hubo momentos en los que casi podía abrir los ojos, pero como si de un sueño del que no se puede despertar se tratara, volvía a cerrarlos.

Daré detalles de los que Rodrigo, Pandora y Logan me contaron. Incluyendo a pequeños, pero demostrativos sueños que obtuve en mi periodo casi vegetativo.

Las olas se movían violentamente, los chicos estaban desesperados, conmigo inconsciente, moviéndome como psicópata y teniendo pesadillas que causaban maremotos, no podían descansar ni un segundo. Habían perdido rumbo, las brújulas que el barco poseía se dañaron, y la tormenta no los empujaba hacia un lugar en concreto.

El ancla del barco fue su salvación, en esa noche no lograrían nada más que perderse y arriesgarse a una muerte segura, dejaron el barco estancado en medio de la nada y trataron de descansar aunque con tanta preocupación sobre ellos apenas lograron cerrar los ojos y calmarse.

Al día siguiente nada lucía más alentador, las aguas ya no se mecían tan violentamente, pero la lluvia parecía no terminar, un diluvio completo. Los recuerdos se hicieron borrosos desde aquel día, pero algunos detalles perduraban. Al darme el libro y ponerme el collar, mis pesadillas parecieron hacerse menos intensas, externa e internamente, pues era como si de otra vida se tratase, de hecho era otra vida, la misma habitación, la mismas acciones.

De vez en cuando, si me esforzaba de sobremanera, lograba despertar, pero era otro sueño más. En cuanto abría los ojos, me encontraba en una habitación casi en total oscuridad, las luces de las máquinas esparcidas por el cuarto me ponían nerviosa. Intente levantarme como es natural, y un dolor intenso me recorría el cuerpo, un millar de cables y agujas estaban conectados a mi cuerpo, a decir verdad, sentía como si dinosaurios me pasaran pisoteando una y otra vez. Por lo general en ese momento entraban los mismos seres de voz grave y hablaban de cosas secretas, supongo, trataba de mantenerme quieta lo más que podía, debía averiguar todo lo que me fuera posible para luego tomar rutas evasivas y llegar a nuestro destino, si es posible a salvo.

Me había enterado de información clave y crucial para la misión; dos legiones completas de Horsman nos esperarían en el puerto al que primero lleguemos, pero ¿No íbamos directamente a Atenas? Pues nuestros queridos "amigos" nos tenían preparado una sorpresa, en cuanto estemos a mitad de camino-sin saber cómo- nos empujarán hacía tierra firme y matarán a todos, a mí sólo me dejarán inconsciente ya que soy una de las guardianas más poderosas y yo dirigiré su ejército, obviamente si me atrapan. Lo preocupante fue que discutieron sobre el final de mi planeta, casi como última opción, si milagrosamente logramos vencer a la legión, pondrán una bomba en tres sitios estratégicos del planeta, en pocas palabras, cinco centímetros de plástico que acabarán con este planeta y los dos más cercanos. Genial ¿No?

Sólo puedo recordar esos pequeños detalles de las conversaciones. Siempre intenté esforzare y pensar en despertar, lo más que podía lograr era balbucear algunas cosas y entrever el cielo, después... volvía a dormir.

Rodrigo cada noche se iba a su cama agotado, invertía toda su energía y su fuerza en que mantuviéramos el rumbo y el ritmo firmes, Pandora se encargaba de todo lo correspondiente a alimentos y limpieza, mientras que Logan al barco, dirección y reparos, hacían un buen equipo, yo seguía como la bella durmiente, habría querido ayudarlos, en verdad. Cada vez que tenía una pesadilla las aguas se agitaban, dependiendo de lo horrible que fuera ésta.

La rutina se hacía aburrida, siempre los mismos sueños y la misma información, seguía tratando de despertar, pero supongo que eso de la hectáita no me dejaba hacerlo, el derrame de petróleo, no debió haberle gustado demasiado a mi madre, fue demasiada contaminación, ella como un ser vivo, siente y vaya que eso le dolió, yo también tuve represalias, muy, pero muy graves.

Perdí totalmente la noción del tiempo, hasta que un extraño y último sueño llegó, fue el que me ayudó a salir de ese estado. Oía voces, creí volverme loca, "La corona, ellos la olvidaron, la corona", los árboles me hablaban, el pasto y las flores me hablaban, todo me llevaba a algo a lo que llamaban "la corona".

De nuevo el anciano que había visto en el aeropuerto apareció, dijo tres frases que tuve que aprenderlas y comprenderlas al instante, pues no tendría otra oportunidad.

"El vacío en el tiempo durará dos minutos,

En el centro del bosque la encontraras,

Un deseo te concederá si su piedra logras arrancar"

¿Por qué siempre codificado y en poema? ¡Agg! Que fastidio, me quedé sentada, como si nada tuviera que hacer, cuando aproximadamente había pasado un valioso minuto comprendí que debía moverme.

Corrí, pidiéndoles a las plantas que me guiaran, mi poder también era efectivo aquí, menos, pero efectivo. Corrí no sé cuánto, pero cuando llegué ya no pude pensarlo, un claro, lleno de árboles y un pasto verde, el único lugar iluminado por el sol y brillante por la lluvia se hacía presente, no pude observar nada a detalle, pues los árboles me ponían nerviosa contando en reversa.

Treinta y cinco...Treinta y cuatro...Treinta y tres...

Mis instintos no funcionaban, no me decían en donde se encontraba la tal corona.

-Creo que omitimos el pequeño detalle, la corona... ¡ah! Katasdms, algún día cobraré cuentas con aquel viejo, que decía ser nuestro rey-el Horsman hizo una mueca y volvió a mirarme- No pasarás de aquí, tus amigos morirán y tu formarás el ejército, ¿Quedó claro?

Se paraba de una manera muy defensiva delante de un pequeño y viejo árbol, ahí debía estar la corona, mis espadas no estaban conmigo, de hecho, no sé ni siquiera en donde las dejé. Tonto, pero ¿Qué más se le puede hacer? Corrí hacía él como si quisiera derribarlo y a último momento me dirigí a mi derecha haciendo que el Horsman se desubicara.

Siete...Seis...Cinco...

En medio de un agujero en el árbol estaba una corona de la cual no daré detalles, pues me quedaban tres segundos antes de... lo que sea que fuera a pasar.

Arranqué una especie de diamante blanco y grande que estaba en la mitad. "Llévame con mis amigos y cúrame"

Una ráfaga de aire y un relámpago me envolvieron, sentí cuando mis pies ya no tocaron el suelo y mis ojos no encontraron una tranquila realidad... todo lo contrario... Era un desastre

Tuve que balancear mis brazos varias veces para poder salir del agua, estaba literalmente ahogándome, a unos cuatro o cinco metros bajó el agua, cuando salí a la superficie vi a nuestro pequeño barco hundiéndose en el olvido, la tormenta sólo era una pequeña llovizna ahora, claramente podía ver algunos pedazos del barco flotando en el agua, salvavidas y ropa también se encontraban en la superficie. A unos cuantos metros se veían el puerto, no sabría decir exactamente de qué país, no había rastro alguno de mis amigos, al menos no cerca.

Me apoyé de un pedazo del barco desprendido, sabía nadar, pero no era perfecta en eso, miré a mí alrededor, ni rastro alguno de personas, otros barcos o algún animal siquiera. La tierra no estaba tan lejos, nadé dándome pequeños descansos, saqué toda la energía que poseía, no era demasiada, pero logré llegar casi a la arena que se encontraba un poco alejada de los barcos que viajaban transportando cosas a las grandes industrias. Una pareja de esposos, supongo, me vio y tras gritar para llamar la atención de las demás personas que por ahí estaban, me sacaron del agua.

Vi la cara de un desconocido que de repente me alzaba en sus brazos y me llevaba.

Todo se distorsionó y no vi más. 

Los Guardianes de las GemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora