Los días pasaban ligeros para las tan deseadas vacaciones, después de tanto tiempo de trabajar, Aomine estaba ansioso por que finalmente pudiesen ir a su cielo en la tierra. Dicho cielo era tan glorioso por qué según el policía era la combinación perfecta: Aguas termales y Kagami.
-¡Ah! Será realmente genial volver a Japón, ya lo estaba extrañando.
Exclamó con un aire melancólico el pelirrojo, mientras hacía su maleta. Aomine muy ocupado buscando algunas ropas en el armario, solo lo escuchaba sin prestarle mucha atención.
-¿Kagami, qué te gusta más, mi traje de Japón o el traje de policía americano?
-¡Idiota! ¡Estaba hablando en serio!
-Si yo también, no te dejaré en paz hasta que me respondas.
Tomando ambos trajes en mano, Aomine se reclinó frente a Taiga, con una cara seria le volvió a preguntar:
-¿Y entonces?
-¡Me gustas con los dos.....!- Respondió un apenado Kagami, con sus orejas coloradas.
-¿Y qué es lo que te gusta de cada uno?
-Ya...En el japonés usas corbata...
-¿Y con el otro?- Le susurró suavemente a la oreja, luego de besarlo suavemente en la nuca.
-Se pueden sacar los botones...Fácilmente...
La cara de Taiga se desvió de la vista de Daiki, sonrojándose aún más. Repentinamente una alarma sonó, era la del horno que Taiga había dejado encendido...Casi al unisonó, el pelirrojo se levantó haciendo que Aomine, quien antes estaba recostado sobre él, diera de bruces al suelo.
-¡Lo lamento!
Antes de levantarse, Aomine se volteo hacía el techo y mirando fijamente empezó a rememorar, todo lo que había vivido hasta ahora junto a Taiga, pensando en las dificultades que tuvieron para estar en paz, y la inmensa felicidad que le dio saber que por fin el pelirrojo logró confiar en él, que su corazón se abriera y también su cuerpo. Esto último era una de las pasiones de Aomine, amaba todo de Taiga, su olor, cada rincón de su cuerpo, quería experimentar todo con él, estar siempre abrazándolo; pero su pelirrojo era tan puro, siempre se sonrojaba con facilidad.
Si por equivocó lo topaba desnudo después de la ducha, se avergonzaba, le apenaba lavarle la ropa interior, siempre después del sexo se cobijaba para no exponer su desnudez. Al moreno le preocupaba en demasía que fuera por falta de confianza, es decir, llevaban ya más de año y medio juntos y Kagami aún era muy tímido respecto al sexo.
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-¡Ah! Estar en Japón es tan reconfortante.
-Sí, ya quiero que lleguemos allá- Espetó con cierto deseo Aomine.
Ambos parecían unos recién casados en su luna de miel, Kagami era como un turista en su propio país de nacimiento, mostraba una efervescente emoción con cada nuevo paisaje que veía por la ventana del tren. Aomine por su parte después de acurrucarse en el hombro de Taiga, terminó por caer profundamente dormido, dejando solo a su amante desfrutando de cada paisaje. El viaje del aeropuerto a Atami, fue realmente largo, una vez llegaron el anochecer acaecía; cuando sus maletas pisaron el suelo de la posada.
-¡Ah! Kagami si quieres puedes ir tú primero, aún estoy un poco adormilado...
-¡Ehh! Creí que serías él primero, en querer entrar a las aguas termales...
-Lo siento, pero me caigo del sueño-Dijo el moreno, para luego tapar su boca debido a un bostezo imprevisto.
No muy animado Kagami se dirigió a las aguas termales, mientras se tomaba una ducha antes de entrar, se puso a pensar en lo mucho que Aomine había insistido en tener sus vacaciones y ahora solo lucía aburrido; realmente le decepcionaba un poco. Por un instante pensó en que aquello era una especie de luna de miel, pero su amante no parecía importarle mucho eso.
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El policía y el yakuza se enamoran[AoKaga]
FanfictionUn día como otro Aomine salió a hacer su rutina, solo que esta vez se encontraría con un joven que le pide algo no habitual para un policía.