Él, dormía en el lavadero sucio de esa fría casa.
En el otro extremo del lugar, ella daba vueltas en la cama pensando en la imagen anterior. Hasta que no pudo más, silenciosamente entró en ese cuarto y tras cerrar la puerta, abrió un poco una ventana y encendió un cigarro.
Así pasó horas, fumando y observándolo dormir, con el anhelo de poder recostarse a su lado. Imaginaba como podrían haber sido las cosas si no lo hubiese rechazado, porque sabía, que ahora no tendría chance, y en realidad nunca tuvo chances, el es un hombre. ¿Cómo siquiera pudieron imaginarse una relación? Ella es una niña.
Y no fue como esas historias en que la madre de ella, no permite la relación por culpa de los prejuicios, no. Los prejuicios estaban en ella, estaba tan usada que no podía ver una buena intención en ese veinteañero, repleto de tatuajes, humo y falsas esperanzas en el amor. El era todo lo que cualquier otra podía querer, y ella no podía con eso, supuso que sería poco para él y terminaría engañandola o algo así. Pensó que evitaría un desamor, lágrimas pero ese vacío sigue ahí, y sin él es aún peor.
Sin dudarlo se dirigió hacia el colchón en el suelo, se quitó el abrigo y los zapatos y se acurrucó en su pecho. Él la sintió de inmediato, la abrazó y la cobijó con cariño.
-¿Te desperté? Perdón- preguntó tímidamente.
-No,nena.- cada vez que él decía eso su cuerpo se volvía gelatina y no lo aguantó más.
-Besame, por favor--¿Estás segura?- por qué posponer esto?
-Si, nunca deseé tanto un primer beso. Besame, y haz lo que quieras de mi. Soy tuya, siempre lo fui.-
..A la mañana siguiente su madre la despierta dulcemente y le pregunta:
-Mi amor, ¿que hacías durmiendo en el piso del lavadero? Con el frío que hace, podrías haberte enfermado.-Hacia tiempo que él estaba lejos de esta casa, lejos de mí y perdí toda clase de oportunidad.