Es absurdo.
Me pasé horas enteras mirándote a los ojos y sos consciente, de que si me llegaras a preguntar de pura casualidad de que color son, no lo sabría.
Es absurdo querer obligarme a sentir atracción por ellos.
O seguir intentando ponerme de acuerdo en algo, cuando escucho salir palabra de tu boca, automáticamente discuto.
En mi mente y en mi corazón mando yo, gracias a mi ángel guardián (que justamente, no sos vos). Y a vos no te aceptamos en mi vida.
