Blair tenía un descanso de sus responsabilidades, mientras los niños tenían su clase de equitación y decidió salir a pasear. Desde que había llegado, no había tenido ocasión de hacerlo y le apetecía mucho.
Por suerte para ella, Angus no andaba cerca en aquella ocasión para ofrecerse a acompañarla. Lo había estado intentando durante una semana entera, el tiempo que llevaban allí. Lo había rechazado elegantemente en cada ocasión, alegando que tenía que cuidar de los niños pero esta vez no podría negarse si se lo ofrecía. En realidad podía y lo haría pero no sería agradable para ninguno de los dos.
Después de informar a la duquesa de que estaría fuera un par de horas y recibir su beneplácito, salió de la casa con una amplia sonrisa. Tal vez no fuese la mejor época para admirar el paisaje, pues se acercaba el inverno pero estaba segura de que disfrutaría igualmente de su paseo.
Conocía bastante bien la zona, tras cuatro años visitándola asiduamente. En más de una ocasión había deseado poder quedarse allí, tal y como hacían los viejos Maxwell, que cuidaban de las tierras en ausencia de los duques. Sería feliz en un lugar como aquel, rodeada de naturaleza y lejos del bullicio que Edimburgo representaba. Se sentía viva como en ningún otro sitio.
No tardó en dejarse llevar por su entusiasmo y corrió entre los cardos y los brezos sintiéndose libre como no lo hacía en mucho tiempo. Cuando su respiración se agitó demasiado y su corazón parecía a punto de explotar, se dejó caer en la hierba y cerró los ojos. Dejó que su latido se normalizase mientras sentía la brisa bailar con algunos mechones de su cabello, que se habían soltado en su loca carrera. Y escuchando los sonidos que el entorno traía a sus oídos.
Fue entonces cuando oyó las voces. Se incorporó sobresaltada y miró a su alrededor. Creía encontrarse sola pero al parecer no era así. Agudizó su oído para averiguar de donde venían las voces y así poder caminar en dirección contraria. Lo que menos deseaba era encontrarse con alguien, estando sola y sin ningún tipo de arma con el que defenderse.
Pocas mujeres sabían utilizar un arma en aquellos tiempos pero ella había aprendido. Un muchacho del barrio le había enseñado después de que un hombre, mucho mayor que ellos, hubiese estado molestando a las jóvenes del lugar.
Malcolm se había ofrecido a enseñarles, a todas ellas, pero había insitido en tener algunas clases privadas con ella. Según él para reforzar lo aprendido pero Blair sospechaba que estaba algo encaprichado con ella. Jamás intentó nada indecoroso pero sí la estuvo rondando durante meses. Eso fue antes de que su madre muriese y ella tuviese que huir para salvar su vida y la de su hermano. No se habían vuelto a ver.
-La situación no ha cambiado mucho desde la última vez que nos vimos - el viento cambió de dirección y pudo escuchar perfectamente las palabras - El rey está ahora muy ocupado con algunas revueltas originadas en Londres. No tiene tiempo para pensar en conquistar las Highlands. Podrás relajarse, primo. Al menos hasta la primavera.
Reconoció la voz de Angus y frunció el ceño. ¿Qué estaba haciendo allí? Recordaba haberle oído hablar de su primo y una visita pendiente. ¿Sería posible que hubiese decidido encontrarse allí con él? En medio de la nada. ¿Clandestinamente?
-¿La primavera? ¿Qué pasará en primavera?
-Jacobo tenía planeado intentar una nueva ocupación de las tierras altas con colonos. Pero eso será si logra acallar a los ingleses antes. No iniciará dos guerras.
-Debes estar al tanto de eso, Angus. Necesitamos saber con exactitud cuándo sucederá. Debemos estar preparados para repelerlos.
-Tranquilo, primo. Te mantendré informado.
Blair se sintió como una intrusa. Ni siquiera sabía por qué se había quedado allí, escuchando lo que parecía una conversación demasiado privada y... de alta traición.
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La institutriz (Viaje por las Highlands 1) // Disponible en todas las librerías
Ficción históricaBlair había tenido una vida difícil desde su más tierna infancia. Con un padre borracho del que huír y una madre que dio su vida para alumbrar a su hermano, se ve obligada a trabajar a sus dieciseis años para sobrevivir. Tras cuatro años como instit...