Narra Adam:
Estaba asustado. Empezaban de nuevo las clases. Volvería a ver a mis amigos y a los que no son tan amigos. Estaría muy ocupado, así que tendría menos tiempo para Lucas, mi novio.
Me levanté de la cama. Fui al baño. Allí, me duché con agua caliente y me lavé los dientes. Luego, fui al armario a coger la ropa para hoy. Por último, bajé las escaleras y llegué a la cocina.
Buenos días, mamá -dije.
-Buenos días, tesoro. ¿Nervioso? -me dijo mientras me servía una tostada.
-No quiero ir. -suspiré.
-Tienes que ir; todos hemos pasado por eso -me dijo mientras se sentaba en la mesa.
-Pero...
-Ah cariño. -me interrumpió. -Va a venir unos días a vivir con nosotros el hijo de unos compañeros de tu padre.
Mi padre trabaja en una empresa importante, o eso me dijo mi madre. No lo veo desde los 5 años. Se fue a Nueva York a trabajar y nunca he sabido de él. Solo nos manda dinero y algunas cosas.
-De acuerdo. -contesté sin pensar.
-Te ha llamado Lucas, me ha dicho que te recoge con el coche en 10 minutos -me comentó sonriendo; ella lo adora.
-¿Por qué no me lo pasaste? -dije molesto. -¿A qué hora llamó?
-Te estabas duchando, creo que hace 25 minutos.
Me levanté corriendo de la silla. Subí a mi habitación a coger la mochila que dejé preparada anoche. Volví a bajar las escaleras, cogí la puerta y me fui, pegando un portazo. Lucas estaba fuera del coche fumándose un cigarro.
-Lo siento, no me había dicho nada mi madre -dije con la respiración entrecortada.
Me miró. En sus ojos vi su enojo. Tiró el cigarro, me abrió la puerta y me metí en el coche. Cerró la puerta, entró y puso en marcha el coche. No me habló en todo el camino a casa. Estaba enfadado y no me habla cuando lo está. Cuando llegamos, aparcó el coche y estaba a punto de salir cuando:
-Que sea la última vez que me haces esperar -me amenazó.
Salí del coche y cerré la puerta. Empecé a caminar hacia la puerta. Veía a la gente, rodeada de sus amigos, contándose sus veranos. Cuando llegué a la puerta, me encontré a Martha.
-¡Cosito! -me gritó en cuanto me vio.
-Hola -intenté sonreír cuando llegué cerca de ella.
-¿Qué te ocurre? ¿Otra vez el imbécil de Lucas? -me miró con el ceño fruncido.
-Sí.
No me gusta ese chico para ti, te mereces uno mejor -me regañó.
Sonó el timbre de que era hora de entrar a clase. La gente me miraba mientras avanzaba por los pasillos. Siempre fui un chico raro y marginado. Cuando llegué a clase, me senté solo en la primera fila.
-¡Ey, Adam! -me gritaron.
-¿Ah? -dije mientras me daba la vuelta.
-¿Cómo llevas el tema de ser un enfermo? -me dijo Marc, el chico popular.
Toda la clase se rió; solo agaché la cabeza. El tutor llegó y comenzó a hablar sobre lo que haríamos este año y que este año es el más complicado.
Ya en el recreo me encontraba sentado en el césped, solo con mi iPod. No tenía muchos amigos. No confío en la gente. Tengo miedo de que me hagan daño. Solo confío en Lucas y en Martha.
Lucas nunca admitió que es gay en el instituto, respeto su decisión, por eso no se junta conmigo. En cambio, Martha va a un curso superior, pero no quiero molestarla; prefiero que se quede con sus amigos.
-Hola. -dijo una voz tímida.
Cogí mi iPod y paré la música, observé a aquel chico pelirrojo, de alta estatura y vestido completamente de negro.
-Hola. -dije confundido ya que nadie se acerca a mí.
-Soy nuevo aquí, ¿tú también?
-Esto, no. -reí. -Me gusta estar solo.
-En ese caso, me voy.
-No, no, tranquilo. Puedes sentarte si quieres -le sonreí.
Se sentó a mi lado, empezamos a hablar de nuestros gustos; le encantan las canciones actuales y odia el fútbol. Por cierto, su nombre es Alessandro. No me había dado cuenta de que estaba en mi clase. Pasé casi todo el día con él; era un chico bastante majo y extrovertido.
Era hora de irnos a nuestras casas. Salía con él por la puerta principal cuando alguien me agarró del brazo y me dio la vuelta.
-¿Quién es ese? -me preguntó Lucas.
-Un amigo. -le dije.
-No quiero que te juntes con él, no quiero que te juntes con ningún hombre, eres mío -me amenazó.
-Deja de ser tan celoso, solo somos amigos y encima lo conocí hoy -le dije molesto.
-Yo ya te he avisado, luego no te quejes. -me advirtió.
Se apartó de mí y se fue, empujando a Alessandro. No entiendo estos cambios de humor. Lleva meses raro.
-¿Quién es? -me preguntó, confundido, Alessandro.
-Mi novio. -suspiré.
Miré a Alessandro y su cara no era buena; no tendría que haber sido tan directo; seguro que es un homófobo.
-¿Eres gay?
-Sí. -asentí agachando la cabeza.
-¡Oh! Eso es genial. -me sonrió. -Yo también.
No me esperaba que Alessandro fuera gay; no lo parecía para nada.
-No me lo esperaba. -reí.
Me acompañó a mi casa; cuando entré, vi muchas cajas y varias maletas en la entrada.
-¿Mamá? ¿A dónde vamos? -pregunté desorientado.
Me acerqué al salón y vi a mi madre hablando con un chico que me sonaba, pero no lo conocía absolutamente de nada.
-Ah, hola hijo. -me sonrió. -Este es Rubén.
-¿Rubén? -pregunté desorientado.
-Cariño, te he dicho esta mañana que iba a venir a vivir por un tiempo un hijo de los compañeros de tu padre.
El chico se acercó a mí y me dio la mano; la acepté encantado, un escalofrío me invadió el cuerpo.
-Encantado. -me sonrió.
-Lo mismo digo. -le devolví la sonrisa. -Me llamo Adam.
-Lo se, me lo contó tu madre.
-Si me disculpan, tengo cosas que hacer. -me di media vuelta y me fui a mi habitación.
Tiré la mochila y me dejé caer sobre mi cama; mi día no fue un completo desastre, pero tampoco fue maravilloso. Ahora estaría viviendo con un chico durante no sé cuánto tiempo; esto a Lucas no le iba a hacer ninguna gracia. Tengo que olvidarme de todo esto y ocultárselo.
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¡Hola a todos! Antes que nada quería daros la bienvenida a este nuevo libro, que espero que este siendo de vuestro agradó.
Empiezo un nuevo libro, no me tardó más de un día o una semana en subir capítulo. Tener paciencia <3
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Os quiere: Mralexx98.
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Incompatibles [Gay]
Teen FictionLa vida de Adam Navas no es nada sencilla, es poco popular en el instituto, tiene un novio agresivo y casi nunca tiene apoyo de su familia, pero un día aparece una persona. Le hace ver la vida de diferente manera y, lo más importante, le descubre un...