Capítulo 19: Regresa

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Narra Adam:

No había pegado ojo en toda la noche, las lágrimas y el dolor no me dejaban dormir. La misma pregunta se repetía en mi cabeza: ¿Qué había hecho para que Rubén estuviera así? Estuve pendiente de él toda la noche, pero lo único que recibía eran gritos por parte suya.

Tocaron mi puerta.

-¿Si? -dije con la voz rota.

Abrieron la puerta, era mi madre. Se me había olvidado mandarle un mensaje de que había visto a Alberto, se estaba acercando a mi cuando vio mi cara, pegó un pequeño grito y se llevó las manos a la cara.

-Cariño. -dijo con miedo. -¿Qué te ha pasado?

Se acercó a mi con miedo, se sentó en la cama y me tocó la cara, una mueca de dolor apareció en mi cara y alguna que otra lágrima salio de mis ojos.

-Tu padre. -dijo con voz desquebrajada.

Me tiré a sus brazos y comencé a llorar. Mi madre me acariciaba la espalda mientras que con la otra mano la pasaba por mi pelo.

-Adam, tranquilo todo estará bien. -me dijo.

Me separé de sus brazos y la miré fijamente.

-No, no lo está. -le dije entre sollozos.

Me miro confundida, era lógico, ella no sabia nada.

-Rubén... Rubén... me odia. -le dije con dificultad.

-El no te odia cariño, el te ama. -me dijo con una sonrisa en su boca.

-Mamá, desde que llegamos, se encerró en la habitación y no quiere hablar conmigo. -le dije mientras mis ojos derramaban lágrimas.

-Adam, hijo, el se está culpando de lo que ha pasado, no quiere hacerte mas daño. -me contestó.

-¿Culpando? ¿De qué? Si no ha hecho nada. -le dije.

-De que tu padre te pegara de nuevo. -me dijo directa.

-Pero... -paré de hablar, las lágrimas no me dejaban continuar.

-Dale tiempo mi vida, dale tiempo. -me dijo mientras me abrazaba.

Ahora que lo pienso, admiro a mi madre, es una mujer fuerte, ha luchado contra un hombre borracho que le pegaba diariamente, a huido de él, luchando porque su hijo saliera del coma y después montar de nuevo otra vida. Admiro a esta mujer, lo valiente y fuerte que es.

Me aparta de ella, me quita las lagrimas y me sonríe. En esas 3 cosas me transmitió confianza, amor y sobre todo fuerza, fuerza para intentar superar esto por si solo. La puerta sonó, me levanté de mi cama y fui a ver quien era.

Me dolía todo el cuerpo mientras bajaba las escaleras, cuando pisé el suelo de la planta baja eché un respiro de alivio, me acerqué a la puerta, la abrí y un chico pelirrojo se tiró a mis brazos.

-¡Adam! -gritó.

-¿Qué pasa? -dije asustado mientras le abrazaba.

Se apartó de mis brazos y me vio toda la cara magullada.

-¡Oh dios mio! -se echo las manos a la boca. -¡Quién te ha hecho esto!

Alessandro miró por encima de las escaleras, me di la vuelta y pude observar a Rubén mirándonos apoyado en la pared, miré su mirada la cual se llenó de lágrimas enseguida, se dio media vuelta y se fue hacia su habitación pegando un portazo.

-¿Qué está ocurriendo? -dijo extrañado.

Cerré la puerta, cogí la mano de Alessandro y lo llevé al salón, nos sentamos en el sofá, su cara seguía asustada y preocupada.

Incompatibles [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora