El descubrimiento de la verdad: ¿es la hora de la muerte?

459 23 7
                                    

Lamento por no haberlo colgado esta mañana. He estado en una fiesta que se celebra en mi pueblo con unas amigas, pero, como lo prometido es deuda, aquí está el siguiente capítulo. Espero que os guste ^^


Pov Shiho

Soy una ilusa, una estúpida ilusa, una tonta ilusa... esas palabras me vienen a la mente y se repiten todo el tiempo en mi conciencia. Tenía tantas ganas de que viniese. Tantas, que me había hecho demasiadas ilusiones, pensando que saldría todo perfecto, pero ahora, lo único que siento es... impotencia. Siento cómo una gran impotencia me está comiendo y a la vez matando por dentro. Por mucho tiempo que espere sentada, no sirve de nada, sé ahora que no vendrá y no puedo hacer nada para evitarlo. 

¿Eh?-noto cómo mi mano se está mojando, a pesar de que no esté fuera junto a la lluvia. Abro los ojos y siento como unas gotas me caen desde los ojos, resbalándose por mi rostro, llegando a la barbilla, hasta caer en mis delicadas manos y en el borde de la mesa, apareciendo manchas oscuras. De repente, mientras ocurre esto, empiezo a temblar de la emoción. Por mucho que trate de controlarme, es imposible parar las lágrimas y sin saber yo misma, por qué estoy llorando. Siento cómo se humedece mi boca, notando un sabor salado pero a la vez tan amargo. Así que, supongo que esto es lo que se siente cuando el hombre que amas te haya roto el corazón, el único por el que darías la vida y sea tu razón para vivir. En un principio, lloras sin darte cuenta, sin fijarte cómo caen tus propias lágrimas. Luego, tratas de desahogarte en silencio, encerrada en cualquier parte, para que nadie se de cuenta. Pero, al final, descubres que no sirve para nada porque miras a tu alrededor y te das cuenta de que estás sola, sin nadie a tu lado que te consuele, para acabar así, hundiéndote en la miseria. 

Necesito despejarme, liberar todas las emociones que llevo dentro. Me dirijo a la puerta, la cierro y me marcho. No me importa hacia dónde vaya, solo quiero desahogarme, gritar lo más fuerte que pueda y llorar hasta el amanecer, si hace falta. Necesito olvidar todo lo que ha ocurrido hoy y olvidarme de él para siempre. Empiezo a correr lo más rápido que puedo, siendo mis tacones un obstáculo, ya que me destrozan bastante los pies y los lanzo por ahí. Me quedo descalza, pero no me importa, corro tan rápido como un leopardo en libertad, sin que nada ni nadie me pueda detener. Mis lágrimas siguen fluyendo sin detenerse por un segundo, mezclándose con el agua de lluvia. Al final, llegué a una zona poco transitada. Es el lugar en el que mis padres me abandonaron cuando era pequeña. Me detengo exhausta, inhalando y exhalando rápidamente por falta de aire, cogiéndome de las rodillas. En ese instante, escucho unas voces. Para mi sorpresa, son los hombres de negro que vi aquel año en el parque de atracciones junto con Shinichi y, a su lado, estaba Mouri. Me acerqué más a ellos para saber de qué hablaban.

???: ¿Cuanto te falta para matar a ese detective, Angel?. Han pasado 3 años y todavía no hay progresos y el jefe se está empezando a hartar-explicó una voz fría y tenebrosa que haría helar a cualquiera en un instante. Le miré a los ojos y vi que eran muy siniestros y despiadosos. El hombre sería capaz de asesinar a cualquiera sin dudar un instante.

Angel (Ran): Lo sé, Gin, falta poco, pero hay una chica que se llama Miyano. Es su amiga de la infancia y está todo el tiempo con él y no tengo nunca la oportunidad de atacarle. Además, a pesar de haberles separado, él es muy prevenido y cuidadoso, ha logrado zafarse siempre de mí con cualquier excusa, puede que esté sospechando-le dijo a la persona que le había hablado antes.

Shiho: ¿Cómo, quieren matar a Shinichi?-pensé asustada-así que Mouri está compinchada con ellos... debo avisar a Shinichi enseguida-pensé rápidamente. Realmente, había olvidado todo lo que había pasado y fui retrocediendo despacio y con cuidado para ir con él, pero me tropecé, haciendo ruido y ellos se enteraron.

Gin: ¿Qué ha sido ese ruido, hay alguien ahí espiando?-preguntó la voz.

Angel: Tranquilo, Gin, ya voy a ver yo y a aniquilarle de paso-dice desenfundando su arma y recargándola.

Estaba atemorizada, tenía tiempo de escapar, pero mi cuerpo no reaccionaba del miedo y me quedé ahí, paralizada, cubriendo mi rostro con las manos.

Angel: Vaya, vaya... pero mira quién tenemos aquí-dice sarcástica-ya que estamos, podré matarte aquí mismo. Ya tenía ganas de apartar la piedra que obstaculizaba mi camino. Lástima que no te puedas despedir de tu querido detective, pero no te preocupes porque enseguida él se reunirá junto a ti y así mataré dos pájaros de un tiro-dice apuntando su pistola en mi pecho-no te preocupes por arruinar tu hermoso vestido, seguro que el rojo escarlata cubriendo tu cuerpo, hará que seas la figura más digna y hermosa de ver en este momento-aclaró, presionando el gatillo.

La bala salió a una velocidad imposible de ver, pero para mí, fue como si se hubiese detenido el tiempo y la bala fuese súper despacio, logrando poder esquivarla, pero mi cuerpo seguía inmovilizado. Lo único que quería es que a Shinichi no le pasase nada y que fuera feliz, después de todo, aunque quiera sacármelo de la cabeza, yo nunca le podría olvidar porque yo... le amo. Incluso le amaré en la otra vida y le esperaré lo que haga falta. Esos fueron mis últimos pensamientos, cuando de pronto, sentí un dolor punzante en mi corazón. Sentí cómo iba cerrando los párpados, cayéndome y tiñendo el suelo de rojo, volviéndose todo oscuro de repente.

Nunca dejaré que te separen de mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora