Vuelta a la normalidad

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Pov Shiho

¿Dónde estoy?... ¿Es esta la luz?-me pregunté a mí misma, respirando con dificultad, dejando que mi mano la tocase débilmente. Alrededor ocurren escenas que han pasado hace un instante, la del beso con Shinichi, la de mi desvanecimiento e inconsciencia y de repente, me encuentro aquí sin saber dónde estoy.

Poco a poco abro los ojos, pero una luz potente me ciega tanto, que los vuelvo a cerrar. Levanto mis párpados poquito a poco, lentamente, para acostumbrarme a aquel ambiente y a aquella cegadora luz. Mi mirada se dirige al techo. Miro a mi izquierda y me encuentro una ventana y al lado, una mesilla con unas flores metidas en el jarrón. Me fijo en mi cuerpo, con una bata y estoy cubierta de una fina sábana blanca. Me incorporo, pero al instante vuelvo a mi posición original, debido a la fuerte punzada que me he dado en el pecho. Me doy cuenta de que estoy conectada a unas máquinas... eso significa que he sobrevivido... ¿he sobrevivido?-pregunto incrédula-eso quiere decir que estoy en el hospital, ¡he sobrevivido!-pienso eufórica.

Muevo mis manos y sin querer, tocan a una figura y me entran escalofríos con tan solo tocarla. Giro mi cabeza a la derecha y veo a un cuerpo de un joven adolescente con cabello negro, sentado en una silla, obteniendo una posición incómoda en la espalda, ya que está apoyando su rostro en una pequeña esquina de la cama, durmiendo muy plácidamente. Shinichi...pobre, debe estar exhausto y muy preocupado. Seguro que ni ha pegado ojo por lo sucedido. Acerco mi mano para poder tocarle, para poder sentirle, para recordar su suave tacto. Al rozarle, se mueve por el contacto que hemos tenido y poco a poco se despierta. Se vuelve a sentar, estirando su espalda, tocándose el ojo para despejarse un poco. Me mira fijamente sin saber qué decir. No sé si hablarle yo primero o él a mí.

Shinichi: Anda, hola Shiho, ya te has despertado-me dice. Cuando su consciencia por fin está despierta del todo, reacciona escandalosamente-¡Shiho, has despertado!-estaba tan feliz, que se acercó a mí y me abrazó lo más fuerte que pudo. Yo, por desgracia, le tuve que empujar y a apartar de mí, mirándome como si le hubiese dañado emocionalmente.

Shiho: Yo también me alegro de volver a verte... y ten cuidado, que aunque me acabe de despertar, todavía estoy convaleciente y mi herida no ha cicatrizado aún-le explico adolorida, agarrándome el lugar donde se depositó la bala en mi cuerpo.

Shinichi: Tienes razón, perdón, es la emoción de verte sana y salva-se disculpa tímidamente-pero también ha sido un poco egoísta de mi parte no acordarme y darte un abrazo que casi hago que te vuelvas, posiblemente, a desangrar-dice apenado, bajando la mirada ocultando sus sombríos ojos llenos de culpabilidad. 

Shiho: Ey, no te apenes, Shinichi, no es tu culpa-le digo sinceramente, para poder tranquilizarle. Me doy cuenta de una cosa y muevo la cabeza para los lados, suspiro y le sonrío-además, yo debería agradecerte por todo lo que has hecho por mí siempre. Si no fuera por ti, yo no estaría aquí desde hace mucho tiempo. Por cierto, ¿qué ha pasado con aquella gente?-le pregunto para cambiar de tema y que se olvide de ello por un momento.

Shinichi: Cuando te vi, llamé rápidamente a la ambulancia junto a la policía y al final lograron capturar a esos malnacidos. Y si estás sospechando de quién pueden ser esos tipos, sí, tienes razón. Aquella vez que quedamos cuando nos separamos, descubrí una transacción ilegal. Por suerte, pude escapar rápidamente, pero sin obtener pruebas a cambio. Estos años he estado investigando y descubrí que Ran era parte de ellos, así que como supe que me quería eliminar, me dejé llevar a su terreno pero sin caerme. Es decir, tuve demasiado cuidado para que no me pasase nada, o si no, también te hubiese ocurrido algo a ti y jamás me lo perdonaría. Para ello, tuvimos que estar demasiado tiempo distanciados. Me dolía por dentro, tanto que sufría cada día, pero merecía la pena para saber que obtendríamos estos resultados y podríamos estar juntos para siempre, sin que nadie nos separase más.

Mientras le escucho, recuerdo todavía aquel momento en el que se confesó cuando estaba semiconsciente y el beso que sentí, que valdría más que mil palabras, cien miradas o diez abrazos. ¿Realmente sucedió? Todavía no me lo puedo ni creer... Le miro por un instante, nuestras miradas se cruzan y nuestros ojos lo dicen todo. Alivio, amor, deseo, ternura... todos estos sentimientos que todavía no se han podido demostrar como es debido. Me coge de la mano, como si asegurara de que todo ha salido bien y no hay nada que pueda ponerse en nuestro camino. Acto seguido, me rodea la cintura con un brazo y con la otra mano, arrastra sus dedos por encima de mi rostro, empezando por el pómulo derecho, deslizándose, acaban a llegar a mi barbilla. Me agarra el mentón con el dedo índice y con el pulgar me lo posa por encima de mis labios, acariciándomelo. Yo me dejo llevar ante la sensación y suspiro de satisfacción. Me guía mi cara hacia su rostro y sé que el momento tan esperado ha llegado. Nos acercamos poco a poco, notando la respiración entrecortada del otro y oímos los latidos del corazón apunto de salirse del pecho. Me mira a los ojos, para finalmente fijarse en mis labios. Cuando estamos a pocos milímetros de distancia, cerramos nuestros ojos... ¡PUMMM!-se abre la puerta de un porrazo. Nosotros del susto y por miedo a que nos descubran, le empujo fuertemente para alejarle de mí, aunque fue con tan demasiada fuerza, que hasta hice que se cayera de la silla.

Yukiko: ¡Shiho-Chan!-exclamó alegre y aliviada, con signo en los ojos de haber llorado durante horas-¡menos mal que estás bien!-vino corriendo hacia mí y me agarró tan fuerte o más que Shinichi lo había hecho, pero lo dejé estar. Es el sufrimiento de una madre. Sí, yo la considero como una madre y yo para ella una hija, aunque también no niega el hecho de que quiera ser mi futura suegra. Se aparta de mí y me dice-¡qué suerte, pensaba que iba a perder a mi futura nuera!-dijo con cariño. 

Shinichi: ¡Mamá!-exclamó avergonzado, levantándose del suelo adolorido.

Yukiko: ¿Qué? solo digo la verdad... y ¿qué hacías ahí tirado en el suelo? Deberías estar cuidando de Shiho-Chan, ella es tu prioridad ahora. ¿Acaso quieres perder a tu querida esposa? menudo marido estás hecho, no tienes remedio...-dijo lamentada-¿qué tal estás?-preguntó mirándome.

Shiho: Por ahora bien, debo estar unos días más de reposo, lo que me diga el médico-dije contenta para evitar preocuparla más. Con lo que ha debido de pasar...

Shinichi: Mamá-le miramos y vemos que la mira gravemente y serio-¿me podrías dejar a solas con Shiho, por favor?-la suplica.

Yukiko: Claro, Shin-Chan, os dejo a solas y... cuidado con lo que hacéis-nos dijo pícaramente, despidiéndose, dejándonos ruborizados.

Shiho: Bueno... ¿qué es eso que me querías decir?-le digo nerviosa. Pienso que va a sacar el tema de lo que había pasado entre nosotros antes.

Shinichi: Etto... cuando te recuperes... ¿te gustaría que quedemos a cenar? No te preocupes, yo invito-dijo guiñándome el ojo.

Shiho: Sí, claro-dije un poco decepcionada, aunque ocultándolo con una sonrisa para que no lo descubra. Mira que pensar en esas estupideces en este instante.

Shinichi: Bueno, entonces... ¡ya nos veremos!-dice entrecortado.

Shiho: Sí... adiós...-le contesté en voz baja, sabiendo que no me iba a escuchar ya.

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Por fin he cumplido mi parte del trato, aquí está la conti, espero que os haya gustado ^^ Queda muy poco para que llegue el momento épico, el que todos estábamos esperando... ¿o no? xD Aunque hoy no lo colgaré... ni MAÑANA, tal vez pasado xD. Creo, calculando, que en tres capítulos estará acabado, pero nunca se sabe... y, ahora, ¡me despido! :3 


Nunca dejaré que te separen de mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora