Cameron abrió los ojos y al instante deseó cerrarlos. Sus padres y hermanos estaban ahí.
— Gracias al cielo, por favor— dijo su mamá— Hijo, por Dios, hijo. Creí que te perdía.
Los doctores aparecieron a los pocos segundos, gracias a los gritos que su padre había soltado al recuperar las esperanzas de una vida con su hijo vivo. Abrieron la puerta y comenzaron a entrar. Uno, dos, tres, cuatro, cinco médicos con expresión de felicidad.
La puerta, sin embargo, quedó abierta aún cuando habían entrado todos.
Y Cameron lo vio.
Vio a Toby asomado, con las cejas en alto y sus ojos buscando los de él.