O C H O.

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O C H O.

La vergüenza es un don que pocos tienen, pero muchos de los que lo tienen no saben cómo aprovechar el momento.

Así que sin más me saqué el suéter y los pantalones, mientras Alex estaba en la piscina que sus padres ponían en la época de calor, que estaba sofocando en los últimos días.

Pero no hoy, por alguna razón.

-me hubiera gustado haber sido yo quien hiciera eso.-dice. Ruedo los ojos.

-después te daré tu oportunidad.

-fíjate lo que prometes, Abril.-me señala como si lo que yo dije fuera algo de lo que podría retractarme.

Muy pocas veces eso pasa.

Por suerte mi ropa interior es algo que no me incomoda, total tapa todo lo que debe estar fuera de la vista, incluso los vestidos de baño de hoy en día enseñan más como si fuera que la piel debiera tapar la tela en vez de la inversa.

-normalmente cumplo con mis promesas.

Subo las escaleras y pienso en tirarme, debido a la noche el agua debe estar helada.

-sí te digo que eres hermosa ahora mismo, ¿pensarás que es trillado?-frunzo el ceño mientras entro al agua y se acerca a mí,- porque es exactamente lo que quiero decir.

-¿estás seguro que no sacaste eso de una película que viste recientemente?

-y... ¿te molestaría si es así?

-nah, sonó perfecto.

-entonces... eres hermosa,-dice luego me guiña.

-creo que estas muy dulce,-le tiré agua en la cara.-a ver si así se te quita lo...

El agua no dejó que terminara, terminó por meterse por mi nariz. Tosí y quité el agua de mis ojos. Como si fuera parte de una caricatura comenzó a silbar, cualquiera le creería con esa cara de yo-no-fui.

-yo no hice eso.

-no, fue el fantasma de mi tía Cecilia.-digo de una manera casi asesina. El dolor en mi espalda molestando otra vez. Rayos.

-¿tú tía Cecilia?

-sí, la esposa cubana de mi tío que vive en USA.-le recordé.

-quién sigue viva, así que no hay fantasma.

El dolor se hizo presente otra vez e hizo que contorsionara mi rostro.

-mierda.-digo.

-¿mierda?, ¿Qué te pasó?, ¿te golpeaste?

Ahora agarraba mis codos, me miraba exigiendo respuesta.

No me leas, Alex.

-Abril...mírame.

No quiero, no puedo. ¿Cómo me obliga a hacer esto?, no voy a decirle y llevármelo en pique con mi vida.

-¿Qué?

-sí... bueno, mi nariz no son mis ojos.-dice, suspiro.

-no me obligues a decir lo que no quiero.

-¡yo lo único que quiero es saber lo que te pasa!, no soy un idiota, noto que no estás bien.- señala con dos de sus dedos mis ojos.-veo lo que pasa aquí, tienes apagado tu brillo. Y pareces feliz y eso te hace miserable.

Doy un paso atrás, ¿Cómo me conoce tanto?, por favor aléjate.... Aléjate.

Frunce el ceño y con las manos en la cintura sigue esperando.

-¿entonces?-pregunta.- sigo esperando respuesta, Diciembre.

Allí vi mi salida. Es la retirada, Abril. Es ahora o nunca. No le puedes hacer esto a él.

Dos pasos más atrás.

Antes de que yo misma me diera cuenta, estaba brincando por la orilla de la piscina, lo que es bastante increíble considerando mi estatura, tomé mi ropa del suelo y procedí a ponérmela mientras caminaba, los pasos mojados detrás de mí sonaban en el suelo de la casa.

-¡hey!-grita Alex.

-me tengo que ir.

-¿es porque te llamé, Diciembre? -No lo corregí, sin darme cuenta está frente a mí con sus manos en mis hombros.- ¿no vas a hablarme?, todo este tiempo tú has tenido las riendas de lo que sea que esto sea para ti. Yo solo quiero ayudar, porque me gustas... porque esto es algo más, pero tú estás aquí haciéndome lucir como la chica, parece que hemos tenido sexo y ahora te escabulles. Y lo único que yo quiero es que me digas te pasa, Abril.

Subo las escaleras corriendo para encontrar mis zapatos, abro la puerta del cuarto y los saco de debajo de la cama, me pongo las medias mientras él me mira desde el marco de la puerta aun goteando agua.

-¡Abril!, ¡habla!

-no tengo nada que decir.

Lo paso y salgo, mientras corriendo él me persigue.

Llego a la puerta y está cerrada.

-¡Abril Ferrell, háblame ahora mismo!

-¿me estas exigiendo?

-te lo estoy pidiendo, demandantemente, porque no respondes.

-tengo que irme.-digo. Él suspira, me mira inquieto y sigue con el ceño fruncido.

-te llevaré yo mismo, sí hablamos después de lo que pasa.

-hablaremos.

Desde arriba van a castigarme por mentirosa.

Alex & Yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora