Capítulo 17.

904 91 19
                                    

Rocky me envió la dirección del bar, y se encontraba en uno de los más cercanos a mi hogar. Eso era un punto a mi favor, pero luego una gran pregunta se presentaba en mi mente. ¿En qué universo mis padres me dejarían salir de casa?

Deambulé por mi habitación, practicando discursos —llenos de mentiras— para tratar de convencerlos. Sin embargo, nada sonaba totalmente convincente.

Finalmente, tomé coraje y me decidí a improvisar en el momento pues, cada minuto que pasaba pensando de más, era un posible desastre causado por Ross ebrio.

Me dirigí a la sala de estar y distinguí a mis padres acurrucados en el sofá; viendo un reality show, eran fanáticos de esas cosas, lo cual siempre me pareció extraño, considerándolos personas de negocios y bla, bla, bla.

Caminé hacia ellos y aclaré mi garganta, intentando llamar su atención. Ambos giraron su cabeza hacia mí rápidamente.

—Ustedes saben que los amo demasiado, ¿cierto?—les ofrecí una sonrisa de angelito de comercial.

Mi madre frunció el ceño, probablemente ya sabía que yo tenía algo planeado. Papá alzó las cejas, algo sonriente, no logré descifrar sus pensamientos o qué quería decir con su reacción.

— ¿Qué quieres, Laura?—preguntó mamá, y estaba un noventa y nueve por ciento segura de que con esa pregunta quería decirme "Voy a negarte lo que sea que quieras, no lo intentes".

Pero yo iba a intentar.

—Bueno...—alargué la palabra, mirando hacia todos lados, buscando la excusa que sonara más verídica para ellos— Raini me invitó a... a... ¡a ver una película!— exclamé— ¿Puedo ir?— bajé el tono y entrelacé mis manos e hice pucheros en forma de plegaria.

Papá estaba a punto de responderme, pero la mismísima Ellen Marano era la que siempre tenía la prioridad para decidir esas cosas, así que habló primero:

—De ninguna manera, esta mañana estuviste en el hospital, no permitiré que salgas de casa—sentenció, seria—. Además es bastante tarde para invitarte a ver una película.

Bufé, y crucé mis brazos.

—Me siento totalmente bien, no es tarde para un sábado a la noche, y me deberías decir que sí, teniendo en cuenta que con casi dieciocho años te estoy pidiendo permiso—repliqué, tratando de que cambie de opinión.

Su mirada seguía inmutable.

—Tu misma lo dijiste, tienes casi dieciocho años—remarcó la palabra "casi"—, así que sigues siendo dependiente de lo que tu padre y yo decidamos. La respuesta final es no, Laura, no quiero discutir.

Detestaba tanto que fuera una jueza, no me favorecía nunca en las discusiones que toda adolescente quiere ganar. Pero tal vez...

—Papá, esto es injusto, ¿verdad?—le dije a Damiano.

—Ya sabes cuáles son las reglas, cariño. Mamá es la que tiene la última palabra si es que yo no quiero dormir en el sofá.

Maldije internamente, giré sobre mis talones y volví a mi cuarto, derrotada.

Me acosté en mi cama bruscamente, recogí mi celular y comencé a escribir un mensaje para Ross, esperando que Rocky lo leyera.

"La situación está un poco más complicada de lo que esperaba. Tal vez llegue algo tarde."

Una vez que envié el mensaje, dejé el teléfono sobre el colchón.

Tomé un almohadón que tenía cerca, lo aplasté en mi cara y solté un gruñido de frustración.

Tightrope. || Raura. || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora