Capítulo 2.

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Me paré y examiné el cuarto muy detalladamente, tratando de ver el origen del ruido que casi me causó un infarto, hasta que lo vi. Una pequeña porción del cabello del rubio se veía sobre una de las mesas. Corrí rápidamente hacia él y lo encontré apoyado en un pupitre, con una mueca bastante dolorida.

  -¡Dios mío! ¿Te encuentras bien?- le pregunté al chico mientras examinaba su cabeza.

  -No lo sé- respondió el titubeando-, creo que voy a perder mi cuello si me levanto, ¿es eso encontrarme bien?- Se notaba que ni siquiera estaba tratando de ser sarcástico, que en serio no sabía qué podía pasarle.

    Para ser honesta, lo creía más fuerte, parecía solamente un leve golpe en la cabeza, pero tenía corazón, debía ayudarlo.

   -No es encontrarte bien si en este momento no estás exagerando – le dije -. Mejor vamos a la enfermería, pero antes, la prueba de oro. ¿Cómo te llamas?- Luego de preguntarle esto le ayudé a levantarse, y una vez que lo hizo, él me miró casi decepcionado.

   -Wow, eso en serio hiere mis sentimientos Laura. -¿Cómo diablos sabía mi nombre?- Llevamos doce años yendo al mismo salón de clases y no sabes ni siquiera cómo me llamo- dijo bromeando.

   -Lo siento - respondí-. Pero mira el lado positivo, yo no sabía tu nombre, por lo cual, no podría haberte dicho si estabas en lo correcto al decírmelo. Por lo que podías haber sufrido una contusión cerebral sin que yo lo supiera. Pero, al haber dicho mi nombre, pasas la prueba más decisiva de todas. No estás en peligro de perder la memoria-dije dándole una pequeña sonrisa, y él también sonrió-. Hablando de memoria, en serio no te recuerdo, ¿cómo te llamas?- le pregunté.

   -Me llamo Lynch, Ross Lynch. El placer es todo suyo señorita Marano.- me dijo en broma. Yo solté una carcajada.

   -Puede que lo sea- repliqué con una sonrisa-. Ahora, vamos a la enfermería antes de que surja una montaña en el centro de tu cabeza.

  "O antes de que esta conversación se torne incómoda", pensé.

   Nuestro destino no estaba muy lejos, pero había tocado la campana para volver a clase y todos los pasillos eran como una pequeña pecera ocupada por miles de peces, así que nos demoramos, y chocamos varios hombros durante el camino.

   Al llegar a la enfermería, una mujer de aproximadamente unos cuarenta años nos preguntó que sucedía. Ross estuvo a punto de hablar, pero yo me adelanté.

    -Bueno- le dije a la enfermera-, mi compañero se golpeó la cabeza con una de las mesas del salón de clases porque tropezó- en realidad no sabía cómo había sucedido, así que dirigí la mirada hacia el herido-. Tropezaste, ¿verdad?

    Él se puso incómodo y nervioso, típica reacción de vergüenza por haber hecho algo estúpido, o de que estaba ocultando algo. Obviamente que en este caso era la primera.

    -Eh, s-sí, tropecé. Eso es exactamente lo que pasó- dijo Ross, tocando donde había recibido el golpe, algo inseguro-. Yo sólo quiero algo de hielo para que los montes Apalaches o algo parecido no crezcan en mi cabeza.  

     Me reí ante su expresión. La enfermera, en cambio, se encontraba inexpresiva.

    -En realidad, es probable que necesites más que hielo- comentó ella-. Por seguridad, tendré que examinarte y llegarás tarde a clase o ni siquiera asistirás el resto del día. Ya sé lo que dirás "Pero, señora, es sólo un golpe en la cabeza"- dijo- . Pero más vale prevenir que lamentar. ¿En qué salón tendrías que estar ahora, chico?- le preguntó a Ross.

    Él buscó su mochila, vio sus horarios y respondió:

- En el 3 D, Matemática.

    Era la misma clase que tenía yo, ¿acaso lo iba a ver todos los días de mi año escolar?

      La mujer dirigió su mirada hacia mí y dijo:

- Ve al salón a avisar la situación de tu compañero y luego directo a clase- me dio un papel-. Entrégale esto a tu profesor para que no te regañe.

       Asentí, y mientras me daba vuelta para irme, Ross me dijo:

- Adiós, compañera. Cuídate, espero que nos volvamos a ver.

      Yo también lo hacía, y tenía el presentimiento de que eso iba a suceder. ¿Qué diablos pasaba conmigo? ¿Desde cuándo era tan cursi?

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Estos primeros capítulos son bastante cortos, en mi opinión, peroooo, los que vienen van a ser larguísimos y espectaculares, a mí me encantan.

Muchos besitosssss a quien sea que pueda llegar a leer esto, sino, Charlie Charlie, te banco mi amigo, vos siempre estás ahí.

Tightrope. || Raura. || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora