Después de que Jacques dijera nuestro nuevo apellido, decidimos buscar ayuda.
Caminamos hasta que de nuevo se hizo de noche. Llevamos todo el día comiendo moras, nos duelen los pies y estamos terriblemente cansados.
-No hemos visto nada en horas-Dice Natalie.
-Pronto, algo veremos, no podemos estar en medio de la nada-Dice Jacques.
Termino por quitarme las capas de ropa que me puse para no lastimarme con la valla. Mis amigos hacen lo mismo. Así, al menos nos sentimos un poco más ligeros al caminar.
Miro a mis espaldas y alcanzo a ver un par de luces blancas.
-¿Esas son linternas?-Pregunto.
Las linternas le dan en la cara a Jacques.
-Ils sont là!-Grita uno-¡Ahí están!
-Guardias de Gurs-Dice Natalie.
-Corran-Dice Jacques.
Corremos desesperados, con la esperanza de perderlos de vista. Las linternas parecen acercarse. En el último minuto, Jacques nos empuja hacia un río, y nos sumergimos.
-Nous avons perdu! ¡Repito! ¡Los perdimos!-Dice uno de los guardias.
Salimos del agua tan silenciosamente como podemos. Estamos próximos a invierno, empapados.
Jacques toma nuestras ropas y nos cubre con ellas. Al menos el frío disminuyó un poco.
-Rápido, hay que buscar ayuda cuanto antes-Dice Jacques.
Estamos empapados, helados, hambrientos, y cansados. Caminar así es mucho más difícil.
Tras varios minutos de caminar, vemos una cabaña a lo lejos.
-Podemos pedir ayuda allí-Dice Natalie.
-Sí, pero necesitamos una historia para que ellos la crean-Digo yo.
-Mis padres tenían unos muy buenos amigos cristianos, sus nombres son François y Mélanie Hede. Podemos decir que ellos son nuestros padres y que nos perdimos en un día de campo-Dice Jacques.
-Por mí está bien-Digo.
Natalie parece estar mal. Me acerco a ella, y le pregunto si está bien.
-Me siento enferma, siento mucho mareo, y me duele el estómago-Dice mi amiga.
De un momento a otro, parece perder todas las fuerzas para andar, y se desploma.
-¡Natalie!-Exclamamos.
Natalie está más o menos consciente. Está murmurando cosas, y tiene los ojos entreabiertos...¿o entrecerrados?
Jacques la carga en sus brazos, y yo me acerco a ella. Mouschi maulla enojado. Tiene hambre.
Avanzamos hasta llegar a la cabaña, o casa, más bien. Tiene dos pisos, y sólo una ventana en el primer piso refleja luz. Está rodeada de flores. Una casa con flores no puede pertenecer a alguien malo, ¿verdad?
Toco la puerta. Nos abre una señora anciana de gesto amable. Está usando un piyama de color azul claro.
-¿Sí queridos?-Pregunta.
-Necesitamos ayuda. Estamos perdidos, y nuestra hermana está muy enferma-Dice Jacques.
-Pasen amores míos, por favor-Pide la mujer con gesto de preocupación.
Entramos a un vestíbulo iluminado. De inmediato comienzo a sentir más calor.
-Pueden recostar a su hermana en el sofá, siéntense cerca de la chimenea para secarse, les serviré un té y un poco de sopa y me explican lo que les sucedió-Dice la mujer.
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El Viaje de Gisèlle
Historical FictionDurante el holocausto, Jean-Pierre y Gisèlle, dos hermanos judíos que viven en Francia, se esconden tras el arresto de sus padres, y un día Jean sale a buscar comida, mas nunca vuelve. Gisèlle, al saberse perdida, se deja arrestar, y es llevada al c...