Tiempo después

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Han pasado cuatro años desde que encontré a Jacques, siete desde que llegué a América, y en total catorce desde que me separé de mis padres y mi hermano.

Siguiendo el consejo que Sarah me dio tiempo atrás, decidí convertir mi vida en un libro, que ha tenido más éxito del que hubiera imaginado.

Con el dinero del libro y la recompensa por entregar a Jonas y Mary abrí un consultorio médico, en el que estoy con Jacques. Sarah y Jacqueline me ayudan en la recepción, y Nicholas, Rachel, los hijos mayores de Bernad, y Adrianne, la ahora esposa de Nicholas, y madre de su hija, son médicos aquí.

Puedo decir, con mucha felicidad, que Jacques y yo tenemos tres años de casados. Me pidió matrimonio, en el mismo bosque en el que nos escondimos, huyendo de Gurs.

Lo recuerdo tan bien...

En determinado momento, Jacques se arrodilló en frente de un río. Comenzó a escarbar en la tierra, y sacó, nada más y nada menos, que nuestras estrellas, aquellas que solíamos coser en nuestra ropa cuando éramos niños.

-No puedo creer que te hayas acordado de dónde las enterramos-Dije, fascinada, sosteniendo una de las estrellas.

-Si te soy sincero ni yo lo creo-Dijo él sosteniendo las otras dos.

-Aún recuerdo ese día, huimos, nos tiramos a un río, y perdimos a los policías-Le dije, mientras aquella escena se reproducía en mi mente.

-Gisèlle, tenemos años de conocernos, y te amo, como a nada en este mundo, así que...-Se arrodilló-¿Quieres ser mi esposa?

No hace falta decir, que dije que sí. Nos casó el mismo hombre que casó a Nat y Michel, mientras yo, usaba el vestido que Natalie quería que yo usara en mi boda, y que con tanto amor me hizo. Jacques lo trajo de América.

Celebramos la boda con todos nuestros amigos de allí, junto con Sarah, la familia de Jacques, Nicolè y Jacqueline, y además, cumplí mi deuda de los chocolates con Angelique, Julien y Valerie.

-Tardaste mucho-Me dijeron entre risas tomando sus chocolates.

Jacques y yo bailamos horas y horas, y pasamos esa noche, nuestra primera noche juntos, en la casa en la que crecimos.

Volvimos como esposos a Estados Unidos, y decidmos quedarnos allí. Nuestro consultorio creció.

Un día, saliendo del consultorio, veo que Jacques me espera afuera. Hay algo demasiado importante que debo decirle.

-¿Vamos por un café?-Le pregunto.

-Vamos-Me dice.

Encontramos una pequeña cafetería, y pido mi café. El barista me pregunta mi nombre.

-Gisèlle. G-I-S...

-¿Y si mejor me das tu apellido?-Pregunta el barista riendo.

-Cohen-Digo, riendo yo también.

Entonces el barista deja caer el vaso en el que estaba escribiendo mi nombre.

-¿Gisèlle?

No puede ser cierto...

-¿Jean Pierre?

Me brinco la barra, abrazo a mi hermano mayor, y caemos al piso.

-¡Jean! ¡Eres tú! ¡Eres tú!-Exclamo en medio de lágrimas de felicidad.

Un hombre sale de la cocina y nos ve en el suelo.

-¡Jean Pierre! ¿Qué haces? A trabajar hijo-Dice el hombre.

-¿Papá?

-Gisèlle, hija...

Se une a nuestro abrazo. Los tres estamos llorando de felicidad.

-¡Dios mío hija! ¡Cuánto has crecido! ¿Tienes veintidos años? No, veinticuatro. Ay, Gisèlle, estás preciosa hija-Dice mi papá mientras me llena la cara de besos.

Nos ponemos de pie, y mi padre se mete a la cocina. Sale acompañado de una mujer, que sale quejándose.

-Pero François, tengo que hacer los pasteles y...

-Hola mamá-Digo.

-¿Gisèlle? ¿En verdad eres tú?-Pregunta mi madre mientras me toma la cara.

-Sí mami, soy yo-Digo volviendo a llorar.

-Mi preciosa nena, tanto tiempo sin verte-Dice mi mamá abrazándome.

Los cuatro nos abrazamos fuertemente, y decidimos sentarnos en una mesa para conversar. Jacques se nos une.

-Peter, quédate en la barra-Pide Jean a otro chico.

Mis padres cuentan su historia, y yo les cuento mi historia a mis padres. Mi madre rompe a llorar cuando cuento el asunto de Jonas, y que perdí a mi bebé. Llego al final de la historia.

-Desde ese momento, en que puse un pie fuera de la despensa, mi meta fue encontrarlos. Hice el viaje más duro de todos, por encontrarlos. Supe que llevaron a Jean a Gurs, y que escapó. ¿Qué pasó después, Jean Pierre?-Pregunto.

-Salí de Gurs con Peter, y logré regresar a nuestra casa. Fue difícil, sí, pero lo logré. Vi abierta la despensa, y la encontré vacía, por lo que supe que habías salido. Te busqué, y entonces unos oficiales nos deportaron hacia acá. Peter nació aquí, igual que sus padres, y siempre decíamos ser hermanos, por lo que nos deportaron juntos. Llegué aquí, y viví con Peter en la calle, por seis años, hasta que entramos a esta cafetería a pedir algo de comer, y me di cuent de que papá y mamá eran los dueños. Me preguntaron por ti. Dijeron que varios niños murieron, por lo que le dije a mis padres, que no sabía, pero que probablemente habías muerto-Me dice mi hermano tomándome de la mano.

-Él es Jacques, es mi esposo. Él fue el que me ayudó a escapar de Gurs, y el que me salvó en el hospital-Digo abrazándolo.

-Gracias Jacques. Nunca podremos pagarte por salvar a nuestra hija-Dice mi padre abrazando a Jacques.

-Muy bien, Jacques, hay algo que debo decirte, y ahora que mis padres están aquí, pues más que nunca quiero decírtelo: estoy embarazada-Le digo.

Jacques llora, y me abraza.

-¡Voy a ser papá!-Me dice.

Los cinco nos abrazamos. Esto era a lo que Nat se refería cuando me dijo que tenía que quedarme aquí. Mis padres y mi hermano no estaban con ella.

Meses después, nacieron mis gemelos.

Los pequeños nacieron, fuertes y sanos. Jacques, como predije, no para de decir lo mucho que el niño se parece a él, y la niña a mí.

Y ahora, finalmente, mi viaje llegó a su fin.

El Viaje de GisèlleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora