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―¿Qué crees que le pasó? ―le pregunté a Matt.

Irene estaba sobre el sofá de la sala en la casa a la que nos llevó Matt. No había nadie. Él dijo que era algo de Delia, y nos podíamos quedar allí.

Irene estaba... dormida. Nosotros no dormíamos, pero ella lo estaba.

―Quizá viajó mucho ―dijo Matt.

―No tiene sentido ―dije para mí misma, viendo el pecho de Irene llenarse de aire para luego vaciarse.

―Tendremos que esperar ―mencionó Matt, acercándose a la ventana y mirando el cielo.

Asentí y comencé a deambular por la casa. Era de dos plantas y tenía una escalera curvada que llevaba a un segundo piso polvoso. Parecía que nadie había vivido ahí en los últimos años.

Me reí ante el pensamiento de casa embrujada, pues tenía todos los elementos: telarañas, candelabros, velas, polvo, cosas cubiertas por sábanas que en algún momento fueron blancas, y lo último pero más importante: fantasmas.

El sol ya se estaba ocultando cuando Irene hizo movimientos. Matt y yo regresamos a su lado. Al caminar al sofá, pasé por una flor marchita. Estaba totalmente reseca. Al día siguiente sería el evento del parque.

―Hola ―dijo Matt a Irene con voz serena.

Ella se movió asustada al principio.

―Hey, tranquila ―le dije―, somos nosotros: Matt y yo...

Irene asintió y se sentó, mirando a todos lados, ubicándose. Matt me dio una mirada preocupada.

―¿Dónde estamos? ―fue lo primero que dijo.

―Es seguro ―le dijo Matt―. ¿Nos dirás qué te pasó?

Irene tragó saliva y su mirada volvió a reflejar el miedo con el que la encontramos.

―Estamos seguro ―le dije para calmarla.

Irene asintió. Estaba asustada de verdad.

―Los estaba buscando ―dijo en voz baja―. No los encontré por ningún lado. Fue a donde el brujo de la otra vez y me dijo que estaban aquí.

―¿Qué? ¿Brujo? ―Matt ladeó la cabeza.

―Sí... El que visitamos cuando Amber estaba en el cuerpo de Jacob.

Miré el techo cubierto de polvo y regresé la mirada a Irene.

―¿Cómo sabía él dónde estábamos?

―No lo sé... ―Irene se levantó―. Él solo dijo que estaban aquí, y que viniera y les avisara.

Matt y yo intercambiamos rápidas miradas, luego nos unimos para preguntar a la vez:

―¿Avisarnos, qué?

Irene se volteó, mirándonos directo a los ojos simultáneamente.

―Que los cazadores nos están buscando... Y ya nos encontraron.

Recordé el que vi cuando estuvimos en el hotel. Sabía que Matt también lo había visto, pero me quedé callada.

―Vi algo en el cielo hoy ―dijo Matt, luego se volteó hacia mí―. Y sé que tú también lo viste.

―¿Cómo nos hallaron? ―pregunté estúpidamente.

―Pueden encontrar lo que sea, a quien sea, cuando sea... Y son peligrosos.

Irene me ponía los nervios de punta, pero no fue hasta lo que dijo después que mis sentidos se activaron.

―Y matarán a quien sea que nos oculte o proteja.

Amor O Castigo [AOC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora