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―¿Qué pasa? ―le pregunté a Irene con dificultad; su mano temblorosa seguía cubriéndome la boca.

―No hables muy fuerte ―me susurró al oído. Asentí.

―¿Qué pasa? ―murmuré.

―Algo extraño pasó ―me dijo en voz baja, mirando a todos lados y sujetando sus manos con nerviosismo―. No sé cómo, pero... vi a alguien, y él se me acercó, me asusté...

―No, no entiendo. ¿A qué te refieres con "se me acercó"?

―Es que... yo estaba allá, y luego él, y...

―A ver, a ver... Irene, cálmate. Respira. Ahora, cuéntame. ¿Qué pasó exactamente?

―Neil se durmió temprano ―me dijo con voz más calmada―, así que salí antes. No los encontré en las colinas, así que vine a la ciudad...

―Okey... ―animé a seguir cuando vi que se quedó callada.

―Al otro lado de una calle cerca de aquí, vi a un sujeto, ahí, de pie, quieto... mirándome.

―¿Segura de que te miraba a ti? ―le pregunté.

Irene me dio una mirada que decía "déjame seguir".

―Está bien ―dije―. Está bien. Lo siento. Continúa.

―Pensé que no era a mí ―siguió Irene―. Luego lo vi acercarse, y seguía sin creer que era a mí, pero entonces él me sonrió. Su sonrisa fue... como si todos mis miedos estuvieran reflejados en ella. De la nada sentí tanto miedo dentro de mí al ver la expresión de su rostro que quería gritar, pero él se acercaba más, así que, no sé cómo reaccioné, pero vine aquí tan pronto como pude. ―Hizo una pausa, y luego dijo con voz un poco quebrada―. Estaba aterrada.

Me acerqué y la abracé. Detrás de ella no había nadie, por instinto miré a los lados, a donde podía, y no vi a nadie tampoco.

―Vayamos con Matt ―le dije.

Irene asintió.

Cuando llegamos a la colina, Matt estaba sentado en el suelo. Se puso de pie al instante, justo cuando nos vio.

―Pensé que no vendrían ―nos reprendió con suavidad―. No me gusta para nada venir aquí sólo después de lo que pasó con... ya saben, el otro.

Lo miré fijamente y le señalé a Irene con la mirada. Matt me observó de nuevo y luego preguntó:

―¿Qué pasa? ―Se acercó a Irene―. ¿Qué, qué sucede?

―A Irene la estaba siguiendo un hombre ―le respondo porque Irene parece no querer hablar―. Se asustó.

―¿Un hombre? ―Matt estaba confundido―. ¿Qué hombre? Espera... ¿Cómo pudo verte? ¿Era de los nuestros?

―No lo sé ―dijo Irene. Su voz era tan baja que si no hubiésemos estado en el silencio de las colinas, no la hubiésemos oído―. Simplemente, lo vi, y me vio. Parecía un loco, un demonio.

―Nunca he visto un demonio ―dijo Matt.

―Yo tampoco ―dijo Irene―. Pero de verlo, apuesto a que se parecería a éste.

―¿Cómo sabremos quién era? ―les pregunté.

―No lo sé ―dijo Matt, volteándose y mirando hacia la parte oscura, detrás de las colinas―. Ya no sé siquiera si estamos seguros.

―¿A qué te refieres? ―le preguntó Irene, apartándose de mí y acercándose a él.

―Estaba en la ciudad ―respondió Matt―. ¿Y si te estaba buscando?

Amor O Castigo [AOC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora