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La cara de Jacob fue tan pálida reflejando tremendo miedo, hasta sentí que él, de haber gritado, hubiese roto cualquier objeto de cristal dentro del apartamento. Corrió y de un portazo se encerró en su habitación.

―Jake... ―murmuré por cuarta vez sin obtener respuesta.

Tal vez no fue una buena idea haberme acercado tanto. Algo en mi interior me repetía constantemente que me me había precipitado con esa decisión.

―¿Amber? ―escuché luego de varios minutos. Apegué el oído a la puerta, con mucho cuidado de no atravesarla y causarle un paro cardiaco si es que eso era posible.

―Soy yo ―respondí en voz baja, aunque no parecía que me hablara a mí―. ¿Puedes salir? ―Sentía dudas por cada palabra que salía de mi boca.

Después de varios segundos, escuché el crack de la puerta. Se abrió lentamente, dejándome ver la mitad del cuerpo de un hombre completamente aterrado. Parecía tener miedo y no lo culpaba.

―Jake...

―¿Cómo es que...? ―cuestionó, señalándome con la barbilla, interrumpiéndome aunque no iba a decir nada importante―. Yo te vi... Tú estabas...

―Es una larga historia ―le dije―. No voy a hacerte daño, puedes salir ―añadí con una sonrisa forzada. Estaba siendo un momento difícil para ambos.

Jacob soltó el aire de una manera brusca y exasperada. Llegué a pensar que él creía que todo era un mal sueño nada más.

―¿Más daño? ―rió amargamente.

Sus dos palabras dieron en un punto muy en el fondo de mi interior. Traté calmar la sensación de temblores en el cuerpo que empecé a sentir de pronto.

―Por eso estoy aquí ―le dije, después de un momento y sin esperara a que me entendiera. Él seguía detrás de la puerta, dejándome ver solo su torso y cabeza. Me miraba con miedo, horror y... odio.

―¿Ah sí? ―espetó―. ¿Qué quieres? Toma lo que hayas venido a buscar y lárgate.

―No vine a tomar nada ―repliqué―. Por el contrario, vine a devolver.

Estaba sonando como un ser extraño del más allá que venía a solucionarle la vida... Necesitaba ser yo misma, pero no podía. Me esforzaba, pero no parecía dar resultado. 

Él levantó una ceja, intrigado. Una sonrisa burlona se esbozó en sus labios. Rodó los ojos y rió por lo bajo. De la nada, me  miró, dubitativo y empezó a correr con dirección a mí.

―¡Jacob, espera. No es...!

Mi advertencia fue ignorada. A consecuencia de eso, Jacob pasó a través de mí como si no hubiese nada. Chocó contra la pared detrás de mí, causando un estruendo y quejándose. Se sentó en el suelo y se renegó otra vez, sujetando su cabeza. Era mucho para él. En realidad, era mucha situación para cualquiera.

―¿Jacob, estás bien? ―Me acerqué a él pero rechazó mi mano, aunque de todos modos no hubiese podido tocarlo―. ¿Por qué hiciste eso? ¿Te lastimaste?

―Quería...  Quería comprobar que no estaba teniendo una pesadilla. Parece que no ―rió.

Parecía poco convencido de sus propias palabras. Se levantó con algo de esfuerzo y se acercó al sillón frente al televisor. Lo miré moverse con nerviosismo mientras yo trataba de controlar mi preocupación por él.

Después de un rato viendo televisión, Jacob se quedó dormido en el sofá. Creí que era buena idea que descansara un poco así que salí por un poco de aire mientras afuera ya caía la noche y el clima se hacía frío. Sentí el aire pasar a través de mí, que era como caricias para mí, haciéndome sentir relajada.

Amor O Castigo [AOC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora