Culpa De La Soledad

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~Narra Mangel~

--Había mucha gente que no conocía en la fiesta Mangel- Guillermo de verdad me estaba poniendo muy nervioso, tanto que no podía evitar mover con ansiedad el tenedor que sostenía con la diestra ,me altera que Guillermo estuviera lo suficientemente distraído como para no poder contestar la pregunta más sencilla o tal vez sea porque yo estaba muy desesperado por saber la respuesta. Nos encontrábamos en un pequeño café cerca de la escuela de Guille. Frank, el y yo teníamos como costumbre venir aquí todos los miércoles por la mañana para desayunar, pero Frank cancelo por asuntos escolares.

--¡Vamos Guille! Intenta hacer un poco de memoria... Se llamaba Rubén- Me avergonzaba un poco admitir que tan solo un par de días después de la fiesta ya estuviera preguntando por él, pero de verdad necesitaba verlo de nuevo, desde aquel sábado no había logrado sacármelo de la mente y ni quería ¡Joder! Este tipo si que me traía mal. Encaje nuevamente el tenedor el la fruta de mi plato y me lo lleve a boca de mala gana.

--¿Rubén?- Pronunció cada sílaba lentamente como si de verdad estuviera repasando la lista de invitados que el conocía a la fiesta -Pues si fue un Rubén a mi fiesta- Sentí como mi corazón palpito mas fuerte de solo escuchar esas palabras -Pero no lo conozco directamente, es amigo de Samuel, podrías preguntarle a él para ver si tienes suerte- Guille me mostró una gran sonrisa e igualmente se llevo comida a la boca sin dejar de mirarme y dejando el fantasma de su sonrisa en la cara.

Decidí cambiar de tema por si a Guillermo se le ocurría preguntar el por qué de mi repentino cuestionario, prefería conocer mejor al chico antes de presentárselos a mis amigos como alguien importante. Además no quiero que piensen que este chico solo me interesa por el sexo, así que para mi... Lo que paso en la fiesta, se queda en la fiesta.




La sala de urgencias siempre era un completo caos, paramédicos que arrastraban camillas con alguna persona herida, corrían rápidamente hasta algún cuarto en donde donde pudieran ser tratados mientras que le hacían su pequeño diagnóstico a un médico ya mas especializado en el tema, ese proceso se repetía cada minuto. Me gustaría poder entender cuando hablan de la presión de un enfermos y de sus signos vitales, eran cosas muy complejas para un simple técnico de computación. Afortunadamente ningún conocido mío se encontraba en condiciones como la de las personas aquí, ni mucho menos era un raro hábito que yo tenía, me consideraba lo suficientemente cuerdo como para no ver la sangre ajena por gusto, claro que siempre se encuentran las excepciones.

La razón de mi peculiar visita al Hospital Gregorio Marañon era bastante simple, mi amigo Samuel trabaja aquí desde hace un par de meses y vine a hacerle una visita sorpresa, pero no mentiría en que existe una razón más compleja detrás de eso.
A medida que dejaba la sala de urgencias atrás, me sentía menos nervioso, por el hecho de dejar de ver tantos cuerpos moribundos en cada esquina, me adentre en un pasillo y en el otro extremo de éste puede ver a un par de médicos jóvenes reluciendo sus brillantes e impecables batas blancas acercándose hacia mi mientras reciban algunos papeles, cuando ya se encontraban mas cerca me pude dar cuenta que uno de ellos era mi amigo Samuel. Pensaba llamarle pero el levanto la vista y se encontró con mi mirada.

--¡Hombre Mangel, que tal!- Dijo a modo de saludo mientras se él y su compañero doctor se paraban frente a mi -¿Qué te trae por aquí?- Antes de que poder contestarle su amigo se despidió de él y siguió caminando con otro doctor que paso a un lado nuestro, siendo honestos su amigo no se encontraba nada mal, físicamente hablando, pero al intentar pensar en su rostro solo podía ver los ojos color miel de aquel misterioso chico de la fiesta. Lo que me hace recordar los verdaderos motivos de mi visita a este lugar.

--Yo... Yo de hecho quería hablar contigo- ¿Como se supone que empezaría a a tratar este tema con el? Si era incomodo con Guillermo con Samuel es aun mas, aun no existente la suficiente confianza como con mis otros compañeros. Samuel me miraba fijamente esperando a que dijera algo mas -Tu... ¿Conoces a alguien llamado Rubén?- Termine de decir, quizá demasiado rápido

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