-¿Que quieres?- dije cortante
-Sólo venía a advertirte
-¿Advertirme de que?-pregunté confundida
-Alejate de Matthew Collins si sabes lo que te conviene- dijo con su voz tan chillona que parecía que se había tragado un silbato
-¿Y para que voy a querer estar yo con el niño rico, eh?-ya no entendía nada. La tintura de cabello le afectó las pocas neuronas que tiene la pobrecilla
-Sólo alejate, no me importa si el té busca o lo que sea, alejate.
-Britany, ¿te volviste a tomar el esmalte de uñas?
-No te hagas la comediante Stewart. El es MIO, que eso te quede claro. Y si te le llegas a acercar, te haré la vida imposible
-Tranquila que yo no quiero nada con ese. Es todo tuyo cariño-le dije poniendo una mano en su hombro a lo que ella la retiró con asco.
Ella me miro con odio y se dio la vuelta para dirigirse a su siguiente clase, o con su siguiente presa. Agh. Puta
Yo me gire para hacer lo mismo, sólo que yo si iba a clase
Hasta que siento una mano en el hombro. Me gire frustrada. ¿Acaso todos iban a molestarme hoy con sus estupideces y amenazas bobas?
-¡¿Que?!- pregunté casi gritando, ya me había enojado
-Wow, calma, sólo quería hablar contigo
-No se puede
-¿Porque?- pregunto confundido
-Tengo una orden de restricción
-¿A quien mataste?- me pregunto desconfiado
-A nadie. Aún- esta última parte la susurre para mi misma
-¿Y entonces?
-Britany me dijo que me aleje de ti
-¿Y le harás caso a una zorra como Britany?- sinceramente, sus palabras me sorprendieron, no creí que un chico como el se diera cuenta de quienes son las zorras en los institutos.
Claro que se dan cuenta. Idibestia. Sólo que no les importa
-Tienen razón Pancracia, dos veces en dos días, estas mejorando
-Gracias...¡OYE!
Por hablar con Pancracia, me olvidé de lo que Matt me había preguntado, hasta que comenzó a llamarme
-Tierra a Jennifer, hola, ¿sigues ahí?- preguntaba mientras movía su mano frente de mi cara
-No molestes- le dije quitando su mano de mi campo de visión- me dijeron que quería hablar conmigo, ahora, habla
-Ah...es sólo que...eh...-comenzó a dudar, cosa que a mi me molesta, así que le di un golpe en la nuca aver si así se le despegaban las ideas-¡Auch! A que vino eso
-Odio que titubeen
-No era motivo para pegarme
-Aja, al punto
-Esta bien. Decía que vallamos a hablar con la profesora de matemáticas, le pidamos perdón por toda la discusión de los hombres y las mujeres, y así ya no nos culparán de dividir el instituto
-Trato hecho, pero, ¿cuando vamos a hablar con la profesora?
-Justo ahora, igual ya llegabas tarde a clases- me tomo del brazo y me arrastró por todo el instituto hasta encontrar a la profesora de matemáticas. Bendita vieja, al fin del mundo se le ocurrió ir ¿no?