Segundo capítulo

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(Narra Chloe)

*FLASHBACK*

- Cuánto tiempo, preciosa.

Su voz, su gruesa y áspera voz recorrió mis huesos como un escalofrío.

Mierda.

No podía moverme, el terror invadir cada uno de mis nervios. Se acercó a mí por la espalda, tomó mis bolsas de compra y las colocó en el suelo con cierta elegancia.

Mis manos temblorosas se enfriaron con gran rapidez.

- Tur-turner...- dije a media voz sin poder creerlo.

- Tu príncipe de brillante armadura a vuelto, princesa.- dijo con burla. Mi estómago se revolvió y mi ceño se frunció en señal de desacuerdo.

Tomó mi muñeca con felina rapidez y bruscamente me dio la vuelta haciendo que mi pecho chocara con el suyo. La respiración se me cortó y sus amenazantes ojos azules me recorrieron de pies a cabeza mientras las ganas de llorar se hacían presentes. Odio que me toqué, lo odio con toda mi alma.

- Pensé... Pensé... Yo pensé...- tartamudeé a duras penas antes de que me interrumpiera.

- ¿Que había desaparecido? ¿Qué me iría y te abandonaría aquí... sola?- dijo con fingida indignación. Temblé de miedo. Su rostro que parecía sincero y dolido en estos momentos, me hizo pensar que algo horrible vendría pronto.

- Yo nunca podría hacerte eso, mi vida.- acarició mi mejilla casi con dulzura haciéndome estremecer para luego tomarme fuertemente del mentón lastimándome. Sus ojos antes compasivos y de aparente empatía ahora se mostraban crueles y fríos.

Misericordia, fue lo primero que pedí en mis rezos. Era lo único que me quedaba, la esperanza.

Las lágrimas a este punto ya caían por mis mejillas. Deseaba con todas mis fuerzas que me dejara, que me soltara y se fuera para siempre.

Pero eso sería demasiado fácil. Turner sabía que había conseguido lo que siempre deseó, controlarme. Es por esto que sonrió al ver que tragaba saliva y apretó su agarre haciéndome soltar un quejido de dolor.

- Escúchame, estúpida.- habló con brusquedad dejando atrás al perfecto que caballero que aparenta ser.- ¿Crees que puedes decirle a la policía todo sobre mí sin que yo me entere? ¿Lo crees, ah?- no respondí, no veía el por qué de hacerlo.- ¡Habla!- exigió antes de lanzarme un puñetazo en la cara.

"Hijo de puta" pensé sostenida solo por sus fuertes e intimidantes brazos luego que me dejara casi inconsciente. Dolía, mierda, dolía como el infierno. Las lágrimas aumentaron hasta convertirse en abundantes cataratas que salían de mis ojos.

- Turner, por favor.- rogué entre sollozos. Nadie vendría a salvarme, nadie nunca vino. Estaba sola.

- Respóndeme.- dijo entre dientes con evidente furia. Mi lengua se había trabado.- ¡Respóndeme, Chloe!- gritó mientras me agitaba para que reaccionara. Cerré los ojos, no tenía salida.

Pensé en lo que tenía que perder... No era mucho, solo... Mi vida.

Mis amigos... Ellos seguirían adelante. Se olvidarían de mí en algún momento. Total a mis padres ni les importo.

Tomé aire tratando de calmarme y preparándome mentalmente para hablarle.

- Sabía que lo sabrías y aparecerías para golpearme... Pero todo... Todo valdría la pena con tal de verte en la cárcel... cariño.- dije con una estúpida risa mezclada con llanto y con loca y suicida valentía encontré sus ojos con los míos. Tal vez mi nana tenga razón y deba aprender a callarme.

We are NANASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora