Cuarto capítulo

105 9 3
                                    

(Narra Chloe)

- Sam... Saaaaam.- susurré.- Sam.- dije un poco más fuerte pero no se despertó. Solo logré que se removiera en su asiento y soltara un "cinco minutos más". Bufé y tomé un borrador.

Calculé cerrando un ojo y se lo lancé apuntando a la cabeza. Acto seguido, tapé mi boca para no reír al ver que le había caído en plena nariz.

Qué puedo decir, la puntería no es una de mis cualidades.

- ¿Qué carajos...?- murmuró. Se incorporó de la mesa y me miró frunciendo el ceño adormilado. Se veía muy enojado pero al mismo tiempo gracioso, como un gatito. Un gato gruñón.

- ¿Que quieres?- respondió secamente estirándose de la siesta que se había tirado en plena clase de historia. Dejé de reír y lo miré seriamente.

- Que dejes de ignorarme, idiota.- dije.- ¿Qué te pasa?

- ¿Qué me pasa de qué?- murmuró desorientado. Rodé los ojos.

Dios dame paciencia, porque si me das fuerza lo dejo sin hijos.

- Siento haber visto la puta película, ¿puedes olvidarlo? Han pasado dos días, Sam.- era cierto, ya era miércoles.

Él parecía confundido al principio pero luego una sonrisa burlona se formó en su rostro. Yo no suelo disculparme directamente y él lo sabía.

- Ah, eso.- dijo simplemente despertando mi rabia. Esperaba que dijera algo más. Cualquier cosa antes que un maldito "ah, eso".

- ¿Eso es todo lo que dirás?- gruñí entre dientes. Bostezó y desordenó su lacio cabello negro con indiferencia. Pff no, yo lo mato. ¿Quién se cree que es?

- Sí, eso es todo. Ahora si me disculpas... Quiero volver a dormir.- susurró con una sonrisa al notar mi creciente furia.

Idiota.

- Bien. Jódete.- dije enseñándole mi dedo favorito. Él soltó una pequeña risa y me volteé para ver el pizarrón.

Hombres, cuando quieren son peores que mujeres en sus días.

Negué con la cabeza y traté de prestarle atención a la monótona y apagada voz del Prof. García, no funcionó. Su voz parecía estar diseñada para dar sueño.

¿Qué se creía el maldito? ¿Qué yo le iría a rogar para que me perdonara? ¿Había siquiera algo de que disculparme? Absolutamente nada.

Que se joda, él debía disculparse por comportarse como un completo imbécil.

- Chloe.- solté un pequeño grito y salté de mi asiento al oírlo, mierda el profesor era un maldito ninja.- Ya que está tan concentrada en el tema ¿puede decirme qué es la revolución francesa?- dijo con esa grave y lenta voz. No aprecio el sarcasmo, viejo.

- ¿Qué el profesor no es usted?- respondí al instante. El hombre rechoncho y de buen vestir me fulminó con la mirada. Mis compañeros rieron en voz baja.

¿Es en serio? Samuel estaba dormido en plena clase pero no, ¿me tiene que llamar a mí?

- Responda a la pregunta.- dijo entre dientes poniéndose rojo por la vergüenza y enojo. Me tragué las ganas de reír al ver que todas las miradas estaban sobre mí, apreté los labios y removí mis manos nerviosa.

¿Revolución francesa? ¿Qué no estábamos viendo el descubrimiento de América?

- La revolución francesa fue una revolución ocurrida en Francia, donde los franceses se revolucionaron para la revolución.- mi respuesta sorprendió a todos, incluso a mí. El hombrecito levantó las cejas.

We are NANASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora