(Narra Alexa)
- Tranquila, nana. Estaré bien... Sí, lo prometo... Okay, hablamos luego.- dije y colgué. Suspiré.
Odio ocultarle cosas a mamá, y Ronald y mi nana tienen razón. Ella debería saberlo, pero simplemente no quería preocuparla. Mi madre estaba esforzándose muy duro en su trabajo como para provocarle más estrés con su fallido matrimonio.
Se lo diría mañana viernes, cuando lo de su promoción sea algo oficial.
Guardé mi móvil en mi mochila y salí del ascensor. El abrasador sol me recibió en cuanto puse un pie fuera del edificio. Tomé un taxi y le indiqué al chofer la dirección de la escuela de los gemelos.
Que yo faltara a la escuela hoy no significaba que dejaría de hacer todos mis deberes. Tuve que insistirle a mamá que me dejara sola y fuera a trabajar hoy. No quería que se preocupara por mí.
(...)
El barullo de risas y conversaciones de padres con sus hijos y profesores, hizo que me doliera un poco la cabeza. Nunca fui una persona de mucha gente, y normalmente estar en lugares muy llenos me afectaba.
- Srta. Saavedra, ¿ha visto a mis hermanos?- le pregunté a la chica delgada y morena a cargo de su clase. Ella parecía muy atareada vigilando a unos niños que corrían como poseídos por todo el patio.
- Alexa.- sonrió ella amable. Se le veía algo sorprendida de mi presencia.- Pensé que no vendrías.
La miré confundida.
- ¿Por qué no habría de venir?- dije tratando de sonreír.- Alguien tiene que recoger a Oliver y a Daniel.- repuse perdiendo la paciencia.
Ella pareció notar mi enfado porque asintió algo intimidada.
- No, es decir, sí. Pero es que como su padre los vino a recoger hoy pensé que no te vería hasta mañana.- se excusó torpemente. Dejé de oírla después de ello y todas las terapias de relajación a las que he ido fallaron.
- Alexa... ¿Te sientes bien?
Mi respiración se aceleró, mi corazón golpeaba fuertemente contra mi pecho. Empecé a ver borroso y la cabeza me dio vueltas.
- ¿Alexa?
No recuerdo más después de eso, por lo que supongo me desmayé.
(...)
- ¡¿Y cuánto tiempo lleva a así?!- escuché decir entre gritos.
- Yo... No lo sé. ¿Veinte minutos?- la voz temblorosa de la tutora de mis hermanos se escuchó apenas sobre los gritos de mi madre.
- ¡¿Veinte minutos?!- chilló mi progenitora despertándome por completo.- ¡Alexa!- otro grito más al verme incorporarme de la camilla.
¿Camilla? ¿Dónde chuchas estoy? Observé con cara de estúpida la estancia, parecía una enfermería.
- ¿Mamá?
- Alexa, mi amor, estás bien.- dijo ella dulcemente acariciando mi rostro y haciéndome sentir como una pequeña niña.
- Yo... Sí... Mi cabeza.- susurré. El dolor era intenso y punzante, debí haberme golpeado al caer al suelo. Por Dios, no me desmayaba desde... Mi padre.
Mis hermanos.
Santa mierda.
- Yo... Yo sólo le dije que a sus hijos los había recogido su padre y...- explicaba torpemente la profesora agarrando sus cabellos rubios con nerviosismo bajo la acusadora mirada de mi madre.
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We are NANAS
Fiksi RemajaEsta no es la historia común. Esta no es la historia en el que una chica y un chico se conocen, se enamoran, se casan y son felices para siempre. Tampoco es la historia de dos chicos (o dos chicas) que están juntos a pesar de las adversidades. Es...