Capítulo 26

5K 387 60
                                    

n/a: el epílogo lo subiré mañana, chan.

en multimedia: "goodbye lover" de James Blunt

Hillary punto de vista.

Me desperté cansada y algo aturdida. Mi cabeza no dejaba de viajar a esas horribles pesadillas que parecían repetirse cada vez que cerraba mis ojos aunque sea por una milésima de segundo. Miré a mi alrededor y me di cuenta que estaba sola. Recordé a Harry anoche en mi habitación, cómo me consolaba y cómo me abrazaba con ternura y no evité en sonreír. ¿Cómo dejarlo ir? Sé que cualquier persona me consideraría una estúpida por querer permanecer a su lado, pero me era imposible resistirme a él.

Sin embargo, a medida que pensaba en la situación, comencé a odiar todo lo que me estaba pasando en este momento. Odié el día en que a mi madre le diagnosticaron cáncer. Odié el día en que conocí a Harry, al igual que el día en que me enamoré de él. Me odiaba a mí misma por hacer decisiones horriblemente incorrectas y por cegarme en un sentimiento tan hermoso como el amor. Me odiaba a mí misma porque no tenía la experiencia de diferenciar entre el amor a un hombre y el amor a la familia. Me odiaba a mí misma por ser tan jodidamente terca, siendo que Harry intentaba abrirme los ojos, pero yo seguía sosteniendo con fuerza la tela que cubría mis ojos.

Respiré profundamente, aguantándome las lágrimas. Ésta última semana he llorado tanto que ya no me queda ni sangre para expulsar. Los dolores en mi cabeza eran más recurrentes, al igual que la hinchazón en mis ojos y las ojeras bajo éstos. Me acomodé en la cama, sin recordar la última vez que salí de ésta para hacer algo productivo. Sólo lo hacía para ir al baño, mirarme al espejo y maldecir por mi apariencia que, a final de cuentas, no me importaba nada.

Teniendo la necesidad de mover mis piernas, me levanté y estiré mis brazos hacia arriba, sintiendo cómo los huesos de mi espalda y hombros sonaban luego de estar varias horas sin movimiento. Abrí las cortinas y mis ojos se entrecerraron al presenciar la brillante luz del exterior. Había un precioso día, el primero que noté desde mi llegada. Y por primera vez me dieron ganas de ir a la reserva, estar con mis colegas y con sobretodo, los animales. Me pregunté qué sería de Nala, de las suricatas, de la cebra que liberamos hace poco, de las crías de leopardo, de todo ser viviente que habitaba allá.

Me duché y me vestí tomándome todo el tiempo del mundo y justo cuando terminé, la puerta sonó con golpes apresurados. Abrí la puerta, notando que Harry estaba al otro lado con una bandeja entre sus manos. Mi corazón latió con fuerza al verlo casualmente vestido con una bandana en la cabeza, una musculosa blanca y unos jeans rasgados, viéndose horriblemente atractivo.

-¿Servicio a la habitación? -me dedicó una media sonrisa, apenas mostrando sus dientes.

Solté un suspiro y me hice un lado para que se adentrara a la habitación-. Justo me estaba llendo a la reserva.

-Eso puede esperar -comentó dejando la bandeja sobre el velador-. El desayuno es más importante.

-No tengo hambre -dije e instintivamente mi estómago rugió, haciendo eco por toda la habitación. Había olvidado la última vez que comí algo de verdad, ya que últimamente me he llenado el estómago con las bolsitas de maní y gaseosas que me brindaban el minibar de la habitación.

-Nena, tienes que comer algo -me pidió-. Traje fruta, pan tostado y jugo de naranja. Sé que te gusta porque siempre escoges lo mismo todas las mañanas.

-Vaya, ahora me conoces taaan bien sólo porque sabes lo que como -me burlé y me senté en la cama, inhalando el olor a las tostadas.

-No lo creas preciosa -sonrió y en un movimiento hizo que me sentara sobre su regazo, sus brazos rodeando mi cintura mientras me miraba fijamente cómo tomaba el plato con frutas-. También te conozco en otros aspectos.

Dear Africa » harry styles (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora