Capítulo 5

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Hillary

Reth me esperaba en la entrada de la reserva, luciendo una impecable sonrisa. Me bajé del auto, dispuesta a iniciar mi primerísimo día de práctica y ambos entramos a la instalación.

Todo fue bastante normal, sinceramente. Bañar algunos animales, curar a otros fue el resumen de mi mañana. Claro que todo eso lo hacía con la ayuda de mi simpático compañero que, a medida que pasaba el día, ambos nos conocíamos cada vez más. Además, también estaba el doctor Wysocki, quien a veces venía a hacerme algunas preguntas para valorar qué tanto sabía sobre la veterinaria salvaje, las cuales respondí sin ningún problema. 

Esto era sin duda, el paraíso, pero aún me inquietaba el estado de mi madre. Sé que la había dejado bajo el cuidado de mi hermano mayor, pero no tenerla a mi lado era una enorme falta y me preocupaba.

—Hey, ¿estás bien? —me preguntó Reth al notar posiblemente mi cambio de humor.

—Sí, algo... —suspiré y le dediqué una sonrisa. No quería que el trabajo se atrasara por preocupaciones mías—. ¿Ya alimentamos a los leones?

—Deja que yo lo hago, has trabajado duro todo el día, ¿por qué no te tomas el resto de la tarde? —me ofreció colocando una mano sobre mi hombro y presionando un poco.

Respiré profundamente, sabiendo que si me negaba él me iba a insistir en que lo haga por lo que le agradecí, me contacté con Francesca para contarle que ya estaba lista y me fui hacia la entrada del edificio para esperarla.

Me senté en uno de los escalones y comencé a mirar el cielo, que había empezado a tomar un color más anaranjado debido al atardecer. ¿Ya se estaba oscureciendo? El tiempo se me pasó volando, quizás hacer lo que me gusta me distrae un poco y pierdo la noción.

Eso significaba también que, pronto me pasarían a buscar para volver al hotel y descansar. Así sería mi rutina durante estos tres meses, y me encantaría hacer otras cosas más que pasar encerrada en el hotel, por lo que me decidí en hacer una pequeña caminata nocturna en la ciudad en cuanto terminara el día.

Justo en ese momento, un coche negro entró por la portería, saliendo de éste mi jefa quien lucía, como siempre, muy estilosa. Se sacó sus anteojos y los deslizó hacia arriba.

—¿Lista para irnos? —preguntó colocando sus manos en cada lado de su cintura.

Asentí con la cabeza y antes de subirme al coche, me adentré para despedirme de Reth y del Dr. Aqueeb, prometiéndoles que mañana nos veríamos para una nueva jornada.

El viaje se me había hecho corto, pero me dio tiempo suficiente para decidirme si llamar a mi hermano para que me cuente cómo va todo allá o no. De todas maneras lo hice, ¿qué clase de hija no se preocupaba por sus familiares? Con lo allegada que era a mi familia, era obvio que lo haría.

Una vez que estuve en la comodidad de mi habitación y con la noche ya caída, tomé mi teléfono y marqué a John.

—¡Hasta que llamas! —contestó seguido con su característica carcajada—. ¿Cómo va todo por allá hermanita?

—Todo bien —me levanté de la cama y me dirigí hacia la ventana, mirando las estrellas y los autos pasar por las calles iluminadas—. ¿Cómo está mamá?

—Extrañándote —dijo y sentí mi corazón doblarse—. Desde que te fuiste se puso un poco delicada, quizás es por el efecto de que no estás aquí.

—Vuelves a decir algo así y juro que mañana mismo vuelvo a Inglaterra —reí nerviosa, un poco segura de eso.

—No lo hagas Hillary, estás cumpliendo tu sueño y es una oportunidad única. Sería una locura que volvieras —me reprochó. John era una de las personas que me había apoyado desde que le mencioné mi trabajo y estaba muy agradecida de tenerlo como soporte.

Dear Africa » harry styles (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora