Capitulo 11: una charla civilizada

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Luego de que Santos dejase que Bárbara pasé primero al despacho, como buen caballero que es, ella allí dentro comenzó a recordar ese lugar observando todo a su paso. Había cambiado tan poco. Algunos arreglitos quizás, pero la decoración y el orden eran el mismo. Aunque siempre era la misma historia, que sea un buen o un mal recuerdo daba igual porque de cualquier forma le hacia mal. La memoria era una enfermedad en su vida, si tenia que ver con su pasado en el llano, no era lo que se llama una agradable memoria.
La Doña volteó rápidamente a ver a Santos quien había dejado que ella mirara todo lo que quisiera sin interrumpir.
-Y bueno ¿qué es lo que quieres saber?- le dijo Bárbara con un tono de voz elevado.
-Ehh, sientate. Ponte comoda- tartamudeó un poco Santos al ponerse algo nervioso.
Bárbara se sentó en una silla y él en un sillón y ahí comenzó el nerviosismo de ella. Pero sabia que tenia un propósito y había decidido algo. No iba a dar marcha atrás porque por más que quisiera, ya era muy tarde.
-Bueno ya, pregunta.
-Bárbara, son tantas las preguntas, las dudas, el sufrimiento y el calvario por el que he pasado que no sé ni por donde empezar.
-¿Acaso crees que tu eres el único que ha sufrido? ¿piensas que yo la pasé de maravilla? Estuve igual o peor que tú. Yo me fui de este lugar amándote. Prácticamente renuncie a ti y a mi hija Marisela, dejé de lado lo que sentía para que ustedes hagan sus vidas. Así que no vengas a hablarme de sufrimiento a mi, a mi, a Bárbara Guaimaran. Conoces bien mi historia, no hace falta que te la recuerde.
-No dije que tu no sufrieras. Hablé por mi, no puedo hacerlo por ti. Además, si tanto me amabas como dices no te hubieras ido así como lo hiciste. Sin una palabra, sin un adiós.
-Si lo hice, fue porque creí lo mejor para todos. Tú y Marisela habían empezado un romance y yo solo estorbaba. Necesitaba rehacer mi vida, poder ser feliz. Poco a poco la vida te enseña por quienes debes luchar y a quienes renunciar, y yo por ti luche demasiado, pero no alcanzó, no nos alcanzó. Habría entregado todo por nuestro amor, pero no alcanza con que yo sola renuncie a todo por nosotros, del otro lado también se debe recibir.
Además debía proteger a ella- Bárbara se dio cuenta de su palabrerio de más y cerró la boca dejándose en evidencia.
-¿A quién? ¿A quién debías proteger?- Santos preguntó desesperado.
-Tú sabes. De aquí yo me fui con un hijo tuyo en el vientre. El peligro que corría en este lugar era inminente, no podía quedarme.
-¿Qué pasó con él? ¿no llegó a nacer, verdad?
-¿Quién te dijo eso?- preguntó sorprendida Bárbara y bastante enojada.
-Bueno, estas aquí y no hay niño contigo. ¿Acaso llegó a nacer?
-...Sí...-Bárbara se estaba aguantando las ganas de llorar.
-Yo lo sabía. ¡Por Dios! algo me decía que ese niño ¡mi niño! estaba vivo- dijo Santos levantándose de su sillón para dar pasos y así calmar el nerviosismo de felicidad que tenia. -¿Y dónde está? ¿cómo se llama?
-No. Es decir. Está con Eustaquia en estos momentos, en el Miedo, está durmiendo. Es una niña... y se llama Alma.
A Santos le comenzaron a caer lágrimas de la emoción, no podía creerlo, ya era papá y de una niña.
-No puedo creerlo, parece un sueño. Una mujercita...- dijo Luzardo que creía que vivía algo muy bueno para ser verdad.
-Santos, no debemos apresurarnos. No podemos decirle de la noche a la mañana que tu eres su padre, ni que Marisela es su hermana.
-Lo sé, lo sé. Seré tolerante- la felicidad de su cara no la podía disimular de veras estaba muy contento y lo demostraba. -Quiero verla, llevame para conocerla.
-Te dije que esta durmiendo y sin apuros. Tiene doce años, apenas es una niña. Un hombre que es un verdadero extraño llega y dice que es su padre. Podríamos hacerle muy mal. Te tendrás que aguantar, no hay de otra. No hago todo esto por ti, sino por ella, que quedé claro.
-Esta bien. ¿Y cuándo la podre conocer? ¡lo tengo! mañana iré al Miedo...
-No. Mañana vendré yo aquí con ella. Le diré que eres un amigo cercano y dile a Cecilia, Antonio y Marisela que también estén presentes. Haré que vea a todos. Así conoce a uno por uno. Es todo, conformaré con saber que la conocerás.
Ahora, es hora de irme, no quiero que se despierte y no me vea en la casa. Mañana a la hora de la comida estaré aquí. Recuerda, despacio, sin apuros.
De esa forma Bárbara se retiró del despacho, seguido de eso pasó por el living donde estaban los demás sentados y callados a la espera de Santos, los miró y sin decir una palabra siguió su camino, tomó su caballo y dio rumbo al Miedo. Santos salió un momento después sin poder creerlo, con una felicidad inmensa en su cara y todos se apresuraron hasta él para preguntarle qué fue lo que pasó.
-Esta aquí tía. Esta con ella. Mi hija esta bien y esta aquí- dijo Santos con una enorme sonrisa y los demás tratando de entederlo lo miraban aterrados.

             *HACIENDA "EL MIEDO*

Bárbara se sentía tranquila, no tenia temor, sentía que algo se había aliviado dentro de ella pero parecía no poder creer todo lo que había pasado aún. Entró por fin a la casa y rápidamente fue para el cuarto de Alma donde esta seguía dormida tranquilamente y Eustaquia despierta a su lado acariciándola.
-Le dije todo, absolutamente todo. Hasta prometí llevarle a la niña mañana por el mediodía- entró bruscamente Bárbara al cuarto.
-Yo sabía que esto iba a pasar. Era demasiado obvio que la verdad iba a salir a la luz contigo y la niña en el Arauca. Ni que el doctor Luzardo fuera un tonto- dijo Eustaquia mostrando una cara de superada y tranquilidad.
-Alma después de tanto tiempo va a conocer a su padre. Mi muchachita va a relacionarse con su hermana Marisela y también con la familia de Santos, que al fin y al cabo también es su familia. Nunca pensé estar viviendo lo que estoy viviendo. ¿Piensas que cuando le diga toda la verdad se enfade conmigo?- le preguntó imaginándose la situación Bárbara a Eustaquia.
-¿Quién sabe Barbarita...? No podemos negar que es un tema muy delicado pero Almita siempre ha sido muy comprensiva y más aún contigo que te adora. Pero bueno, solo nos queda esperar a mañana...
-¿Estas loca? no pienso decirle todo mañana. Voy a presentarle a Santos como un amigo, nada más. No puedo tirarle toda la cruda así sin más. Necesito tiempo y buscar la forma de decírselo. Y también quiero ver como es la relación de ella con ellos, hasta quizás no funciona.
-Barbarita, Almita es una niña no la esposa de Santos como para que su relación no funcione. Marisela es su hermana no su enemiga. Es una pequeña dulce y charlatana ¿en qué cabeza cabe que no se lleven como lo que son? Padre e hija.

Más que cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora