Ya esta, ya había pasado. Más allá de haberle ocultado su propia hija a Santos para protejerla, siempre había tenido aquella culpa de que no se conozcan. Sobre todo por Alma.
Bárbara se moría porque Santos viera la niña que había criado durante doce años, nadie creeria que aquella muñequita dulce, buena e inocente fuera producto del tiempo que le había brindado la llamada "malvada Doña Bárbara". Todos hubiesen pensado que de ella saldría un demonio o hasta el mismísimo diablo o aún peor, que la dejaría botada por alguna choza precaria sin comida y ropa decente, al igual que Marisela. "Si Santos tuviera el privilegio de conocerte y saber que eres realmente lo que él siempre soñó: una pequeña buena, tierna, inteligente..." pensaba Bárbara años atras. Es que Alma Guaimaran era de un parecido físico igualito al de su mamá y a pesar de ser inocente y aun muy pequeña también llevaba el carácter fuerte de Bárbara, pero no se podía negar que era hija de Santos Luzardo, justiciera, solidaria y hasta usaba las mismas palabras que su papá. Para Bárbara era un castigo, amaba profundamente a su hija, pero tenerla cerca era tener constantemente presente a aquel hombre que quería olvidar como sea posible para poder vivir libre de todo pensamiento pasado ¿cómo se hace para olvidarlo cuando tenes una parte viviente de él el resto de tu vida con vos? le dolía, la mataba. Alma era el ser que la mantenía de pie, pero también era el dolor y el recuerdo vivo de aquel amor que movió más que cualquier fe y tanto la torturaba día a día. Alma era amor y pasión, sufrimiento y abismo. Alma era Guaimaran.
-Alma, ¿quieres conocer la casa? - le propuso Santos estirandole la mano con una sonrisa enorme a la pequeña que se ocultaba detrás de su mamá ya que percibía algún clima extraño, eso no le resultaba del todo normal.
-Mi amor, antes de llegar estabas fascinada con conocer tanto a la familia como a la casa ¿por qué no recorremos el lugar? - dijo Bárbara tomándola de la mano e invitándola a que deje la timidez. Quería que la nena se abriera ante la familia y pudieran verla tal cual es; una Guimaran, pero feliz.
-Ven, mira. Este es el comedor, Casilda ya puso los platos para servir la comida así que ya almorzaremos ¿tienes hambre? - le preguntó Santos anhelando conocer su voz, pero la niña solo contestó en "seco" moviendo su cabeza. -Okay, ven, pasa.Veamos la cocina...
-¿Tienes caballos tambien? - preguntó la niña dejándolo tieso a Santos. -¿Hay caballos en tu hacienda? - repitió.
En ese momento todos miraron a la pequeña y se sorprendieron de su pregunta poca tímida, por fin empezaba a entrar en confianza.
-Sí, por supuesto que los hay. ¿Te gustan?- le respondió Cecilia viendo que nadie emitía palabra.
-Sí, mucho. En el Miedo también los hay, solo los vi de lejos. Aun no los conozco del todo pero son muy bonitos.
-Ah bueno, los que hay aquí también son muy bellos, tenemos de todo tipo y de todos los colores - contestó Cecilia sonriendole.
-Dudo que sean mas lindos que los del Miedo y eso que no los vi de muy cerca eh - presumió Alma.
-¿Eso crees? Altamira ha ganado muchos premios por nuestros sementales preciosos. ¿Quieres conocerlos? - le dijo Santos contento de que por fin se estuviera desenvolviendo aquella niña.
-Mamá ¿vamos a verlos? ven, rápido. Debemos de conocerlos - tironeo del brazo a Bárbara apurándola hacia donde los caballos.
Cuando llegaron al establo Alma, de lejos, como su madre le permitía, observaba a los hermosos caballos que vivían en Altamira. Santos y Cecilia no habían mentido en que eran bellos, le parecían preciosos. Uno más lindo que el otro, pero no iba a admitir que eran mejores que los de su madre.
-¿Y? ¿qué dices, princesa? ¿qué opinas? son bonitos verdad, todos están bien domados y por ello cuestan más - le preguntó Santos.
-Sí, es cierto. Son muy bonitos y no dudo que estén bien domados, parecen tranquilos. Pero no como los del Miedo ¿verdad mamá que los de nuestra hacienda son mejores y más hermosos? - preguntó Alma mirando a su madre y ella le respondió con una carcajada.
-Muy bien señorita, ya basta de caballos. A lavarse las manos y almorzar. Ya debe estar la comida esperándonos en la mesa ¿verdad Santos? - dijo Bárbara insistiendole para salir de aquel establo.
-Ehh, ehh sí, seguramente Casilda nos esta esperando - respondió Santos queriendo que todo sea perfecto y que Bárbara y Alma se vayan contentas de allí, quería ganarse la confianza de Guaimaran.
Y no se había equivocado, la comida estaba en la mesa ya servida esperando ser comida. Santos invitó a Bárbara a sentarse y al lado lo hizo Alma. Comieron muy bien, estaba delicioso. En la mesa todos hablaron, entre eso muchas preguntas a Bárbara, sobre todo Cecilia pero sin hacerla sentir incómoda. Sabia que su sobrino quería que las dos se sintieran bien y ella no seria quien eche a perder todo, al final en único perjudicado sería Santos.
Alma había caído muy bien a todos. Su presencia era frescura y paz.
-Alma, ¿te gustaría ir a mi casa a jugar con Tonito, mis juguetes y comer dulces? - le propuso Lucia amablemente ya que percibió que ganaría una nueva amiga.
-¿Puedo mamá? - Alma miró a Bárbara rogándole con los ojos para que le permitiera ir.
A la Doña no le había gustado tanto esa pregunta. No solo la había disgustado sino que también incomodado.
-No lo sé. Luego lo charlamos, ahora come - Contestó Bárbara. Todos habían hecho silencio para escuchar lo que diría la Doña.
Melquiades que todo el tiempo estuvo parado en la puerta de la casa vigilando que todo estuviera bajo control, había decidido no tocar la comida que le habían ofrecido, todo le daba desconfianza, él nada más había ido para cuidar a las dos Guaimaran, esa familia no era de su agrado. Solo quería estar ahí para lo que llegaran a necesitar su Doña o la pequeña que había aprendido a amar. Necesitaba que Bárbara dijera que ya se iban de esa hacienda. No quería estar allí y menos le gustaba la idea que Santos haga contacto con Alma. Siempre había expresado su descontento con volver al Arauca y más aun estando Luzardo ahí.
-Alma ¿en dónde vivías antes de llegar aquí? - exclamó Tonito.
-En la capital. En una casa grande con Eustaquia, nuestra nana y Melquiades, el hombre que esta en la puerta, que es quien esta conmigo siempre y me acompaña a todos lados. ¿Y tu dónde vives?
-En el pueblo. Con mis papás y mi hermana. Tenemos una pequeña casa en San Fernando, pero pasamos mucho tiempo aquí en casa de Santos.
-El pueblo... mamá dijo que me llevaría a conocerlo pronto. Quizás vayamos a visitarlos ¿verdad mamá?
-Quizás... Ya veremos que hacemos llegado el momento. Bueno mi amor, ya es hora de irnos - dijo Bárbara levantándose de su silla.
-¿Ya se van? Pensé que se quedarían más - se mostró triste Santos.
-Sí, Eustaquia ya nos debe estar esperando, además tengo cosas que hacer en el Miedo.
Santos miró a Bárbara de una manera haciéndole entender que aun les quedaba algo pendiente.
-Alma, saluda a todos y ve a esperarme en la camioneta con Melquiades que también nos debe estar esperando fuera - le ordenó Bárbara y así actuó la niña. Se despidió con un beso de toda la familia y por último saludó a Santos y este le dio una abrazo tremendamente fuerte y la única razón por la que la soltó fue para no levantar sospechas en ella, Bárbara se limitaba a mirar cada acto de ellos dos juntos, hasta que la niña se marchó hacia donde el brujeador.
-¿Cuándo nos volveremos a ver? quiero ver a mi hija otra vez y que sea pronto - le preguntó Santos a Bárbara.
-Despacio Santos, recuerda que la niña no sabe nada y no se debe enterar por ahora. Si quieren mañana podemos encontrarnos a la hora de la cena en el restaurant del pueblo para comer juntos, yo llevaré a Alma. Ella no va a negarse a ir. Allí los espero.
Y diciendo eso, Bárbara se retiró sin saludar a nadie, se fue sin decir una sola palabra, se subió a la camioneta y los tres juntos; Alma, su mamá y Melquiades se marcharon a su hacienda normalmente.× Como todos me están comentando que quieren capítulos más largos y ya anteriormente me lo habían recomendado, voy a cumplirles, pero no a partir del próximo capítulo, sino que a partir del capítulo 18. Gracias por leerme y espero les siga gustando la fanfic.
Ambar×