Jack había tenido un largo día, entre las conferencias de prensa, las investigaciones policiales y otros detalles que rodeaban el incidente del día anterior. Decidió irse a casa, estaba cansado, y ser el peón de Marshall no le alegraba nada. Se subió al coche, y sintió un miedo terrible. Sabía que había perdido utilidad para la organización de Marshall, y había visto suficientes incidentes creados por ellos para entender que podían eliminar a quien sea, de las maneras más efectivas posibles. Al fin y al cabo, él era parte de Dryden, la empresa que había sido atacada por "espionaje corporativo" y por lo tanto, no sería extraño ver "otra víctima" del incidente. Pensó por un momento que quizá ya estaba condenado, al subirse al coche. Insertó la llave en el contacto, temblando. Su mano quedó en esa posición por una eternidad, o al menos así se sintió, hasta que finalmente decidió girar la llave. El motor prendió sin problemas, y Jack respiró aliviado. "Vamos, Jack, creo que debes dejar de ver tantas películas" pensó, recordando la mítica escena cuando Michael pierde a Apollonia en un atentado de coche bomba realizado por su guardaespaldas Fabrizio, en la película "El Padrino". Pensándolo bien, Marshall era parte de una organización que no necesitaba enviar mensajes, por lo que si decidían eliminarlo, sería de frente y sin rodeos.
Manejó hacia su casa, y entró a un silencio sepulcral. Había enviado a su familia a Londres, con los familiares de su esposa, y por lo tanto, la casa estaba vacía. Tampoco tenía mascotas, así que el único ruido que entraba por la ventana era el de los coches que pasaban por la calle, y ésos tampoco eran muchos. Se dirigió hacia el estudio, abrió la estantería y sacó la botella de whiskey que tenía allí guardada. También sacó el vaso corto que estaba al lado, y abrió el frigo bar que estaba debajo de la estantería para sacar hielo. Sirvió la bebida, y se sentó en el sillón mirando por la ventana. ¿Qué debería hacer ahora? En tan sólo seis días, había transgredido leyes, ordenado un ataque a partir de las triadas Chinas, permitido un ataque terrorista en la empresa que quería tomar, y visto a la muerte de frente al menos dos veces. De pronto pensó que quizá el camino que había tomado no era tan bueno. Al fin y al cabo, había dejado muchos de sus valores atrás para cumplir su objetivo, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse. Además, la vida tampoco era blanco o negro. Hay matices, diferencias y no siempre el camino "del bien" es bueno. Y viceversa. Aunque reconoció, en el fondo de aquel vaso, que era alguien ambicioso, y que todo lo que había hecho era con la finalidad de ser poderoso, de tener decisiones. Y recordó que ese poder, siempre viene con amarras. Marshall era esa amarra que no podía desatar. ¿Había hecho bien?
Escuchó unos pasos desde el corredor, y si bien se sobresaltó un poco, los esperaba. No se movió de la silla que miraba hacia la ventana. Escuchó el abrir de la puerta y sintió unos pasos pesados. Tomó otro sorbo de su vaso, y miró hacia el cielo ennegrecido.
- Entonces... ¿Llego hasta aquí?
- Sabías que esto pasaría tarde o temprano, Jack... - dijo una voz familiar.
- Y... ¿Qué pasará con mi familia?
- Ellos estarán a salvo. No cometiste el error de contarles cualquier dato o información, y por lo tanto, no tenemos la necesidad de procesarlos.
- Muy bien... Te lo agradezco. Y dile a Marshall que se lo agradezco también... A pesar de que nuestra relación no haya funcionado. Al menos puedo estar tranquilo por mi familia, que estará bien...
- Sí, claro...
Jörgen apuntó a Jack con la Glock que tenía ya debidamente registrada a nombre de Huggins, y vio como el hombre dejó el vaso vacío en la mesa lateral. Sacó un puro, y lo encendió. Jörgen resopló, pero considerando que serían los últimos momentos del viejo, lo dejó. Pasaron unos 15 segundos y una ventana se rompió con un silbido. Jörgen cayó al suelo con un agujero en su cabeza. Desde la ventana, se levantó el hombre oculto y fue rápidamente a la entrada de la casa, mientras que Jack servía un segundo vaso de whiskey. Un segundo hombre entró al estudio y reportó a Jack.
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Nova Sol - Rebelión {COMPLETA} Libro 1
Science FictionDavid "Dev" Dryden es un prodigio. A sus cortos 19 años inventó diversos aparatos que mejoraron la calidad de vida de las grandes urbes. Ahora, con 29 años, deberá enfrentarse a uno de los desafíos más grandes de su vida, cuando una voz en sueños lo...