Bajas de la Guerra

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El alba del segundo día se alzaba sobre el horizonte. El crucero de batalla Kokânna ya había asegurado sus compuertas y salidas, y estaba listo para despegar. En el puente, Saidu estaba dando las últimas órdenes.

- Atención tripulación, preparar motores para partir. Asegurar las cámaras de descompresión, e iniciar el motor gravitacional. Iniciar la salida a un impulso de 0.02. Toda la tripulación, asegurar posiciones para despegue.

- Sí, señor - mencionó el piloto.

Los tripulantes, así como las tropas, estaban en sus respectivos lugares de despegue, con los conectores magnéticos en su lugar para no caerse durante el despegue planetario. Si bien el motor gravitacional lograba mantener una gravedad en el espacio, durante el despegue y salida a órbita, así como la reentrada, la nave estaba sujeta a las gravedades del planeta, y por lo tanto la inercia hacía su trabajo. Una vez que salían al espacio, los estabilizadores de inercia del motor gravitacional funcionaban, evitando que los tripulantes perdieran el equilibrio dado por la aceleración. El obstáculo era que el estabilizador de inercia no podía ser utilizado a nivel planetario, y por esta misma razón la tripulación debía asegurar sus posiciones.

El crucero lentamente salió de la cueva, aún cubierto por la oscuridad del crepúsculo. Según los cálculos de Saidu, el Abraktük y el Thalmâ ya deberían estar en órbita, con el Irnittu despegando en los siguientes minutos. La operación "Zakûtu" daba inicio.

- Encender el camuflaje óptico, filtrar las emisiones del motor, apagar todos los sistemas no vitales.

- Ejecutando órdenes. Nuestra capacidad de camuflaje es del 95% señor.

- Muy bien, no deberíamos correr el riesgo de ser detectados por los sensores planetarios...

La nave lentamente subió, entrando en órbita al cabo de unos cuarenta minutos. Todos los sistemas estaban funcionando al 100% de su capacidad. Alcanzó la órbita alta de Anora, en donde se encontraron con las otras tres naves, abriendo un puerto de comunicaciones de corta distancia.

- Muy bien comandantes, ha llegado la hora. Deberemos posicionarnos sobre Aksach en las próximas tres horas, y posteriormente dar inicio a la fase de infiltración de la operación. Thalmâ, tu misión inicia a partir de ahora, deberás viajar a Cassiul y abrir fuego contra el Lumiruna, escapando posteriormente hacia las afueras del sistema. Utiliza el cinturón de Ymêrida para ocultarte de los sensores del Lumiruna ¿Alguna pregunta?

- No general - respondieron los tres capitanes al unísono.

El Thalmâ aceleró sus motores interplanetarios, y rápidamente se alejó de la zona. Los otros tres cruceros se colocaron en órbita sobre la capital y el Irnittu dio inicio a las operaciones de bloqueo de comunicaciones. Lanzó los cuatro monitores que actuarían como los relés de la burbuja, creando un perímetro alrededor de la ciudad de silencio comunicacional. David había ido a la sala de observación, donde pudo ver a Anora desde aquella órbita. El planeta tenía más tintes verdes que la tierra, aunque los océanos cubrían unas 3/5 partes del planeta. El resto se veía en grandes lagos, ríos y otros. Era una visión surrealista. La voz del capitán salió por el comunicador, anunciando que darían inicio al descenso hacia Aksach, por lo que todos deberían estar en sus posiciones de infiltración. Los Solarianos inmediatamente volvieron a sus posiciones, con Boris y Lao al comando de sus respectivas naves, David y Lince en las naves de transporte junto al escuadrón de S'lene, Mara y Leo, comandando las unidades de descenso orbital. Así como el crucero entró a la atmósfera nuevamente, la infantería pesada entró en acción, junto con las naves de asalto. Un total de 30 naves de asalto salieron del Kokânna, junto a quinientas unidades de infantería pesada en las armaduras orbitales. En este grupo había saltado Leo, quien haría una brecha en las líneas enemigas para que los transportes pudieran aterrizar. Aksach entró en estado de alerta, y así como estuvieron en rango, las baterías antiaéreas de la ciudad abrieron fuego contra las naves y la infantería. Un infierno en el cielo empezó a formarse, con disparos cruzados de baterías de plasma y kinéticas. Lao inmediatamente tomó maniobras evasivas, y esquivó como pudo los disparos. Leonardo, dentro de aquella pesada armadura, vio cómo a su lado uno de los anorianos que estaba bajo su comando fue partido en dos por una ráfaga de balas, cortando la armadura cual papel. Aún quedaban unos 2 mil pies para llegar a tierra, por lo que la infantería pesada estaba altamente vulnerable, al no poder atacar desde esa posición. Entonces las naves de asalto entraron en combate directo, Lao comandando su escuadra, se sumergió de cabeza entre las torres de la ciudad, destruyendo cinco objetivos antiaéreos. Boris hizo lo propio, eliminando tres más. Sólo en el descenso 63 unidades de infantería pesada habían sido perdidas, dejando la unidad a un 88% de capacidad. Kelly mientras tanto, entregaba apoyo a las unidades de asalto para ir eliminando las baterías. Lograron limpiar el sector sur, y entonces el Kokânna descendió hasta los 600 pies para lanzar los vehículos blindados. Sin embargo, la defensa de la ciudad respondió de manera casi inmediata, y más de 400 naves de asalto salieron a enfrentar a los invasores. Las naves de transporte aún estaban en el hangar, esperando que se abriera una oportunidad para acercarse a la torre central. Kelly, mirando el mapa holográfico, vio cómo un numero enorme de puntos rojos se acercaban al Kokânna, y sólo 30 naves de asalto no serían suficientes para repelerlas. Por suerte, el crucero contaba con baterías antiaéreas también, por lo que Saidu ordenó a la tripulación operar todos los cañones de la nave. Kelly puso puntos de ruta evasivos para que las naves pudieran camuflarse entre los edificios de la ciudad, al mismo tiempo que entregaban soporte al crucero. Disparos surcaron los cielos de Aksach, transformando aquel atardecer en un grupo de explosiones variadas, tanto de las naves de defensa planetaria como de la rebelión. Sofía estaba a cargo de las unidades terrestres, e inmediatamente indicó a Leo y su escuadrón reubicarse con la caballería, que estaba sufriendo pérdidas debido a las naves de la fuerza de defensa. Desde el norte de la ciudad, el Abraktük estaba lidiando con otras 300 naves de defensa planetaria, sin embargo contaba con un escuadrón mayor de naves. Leo organizó sus soldados, y se dirigió hacia el primer anillo defensivo de Aksach junto con la unidad de caballería Lobos, que consistía en dos vehículos pesados de ataque, similares a los tanques terrestres, dos de asalto liviano, y dos transportes de tropas, que llevaban 22 soldados cada uno. Saidu había explicado que la ciudad contaba con tres anillos defensivos, y que la forma más fácil de evitar pérdidas era invadir la ciudad desde afuera de los anillos defensivos, debido a que las baterías antiaéreas serían de menor densidad en las afueras, y era un suicidio intentar ingresar al anillo más interno, puesto que estaba justo en el rango de los dos kilómetros de la onda psíquica.

Nova Sol - Rebelión {COMPLETA} Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora