Una advertencia "amigable"

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Jack estaba nervioso. Habían salido del estacionamiento hacía ya media hora, y lo único que había logrado sacar de su captor era que "el paquete era muy importante". Iba manejando por las calles erráticamente, lo cual debería haber sido notado por el GPS, si el captor no hubiese desactivado el sistema antes de subirse al auto. Era un tipo inteligente, había que otorgarle eso. Pero si no llegaba a su casa en la próxima media hora, el equipo de seguridad de Dryden Corp., contratado por Jack, empezaría a sospechar. Y era justamente con eso que estaba contando, que las alarmas se dispararan e inmediatamente empezaran a buscarlo. Era un arma de doble filo, puesto que aunque el captor le había dicho que Jack le servía más con vida, no cabría duda que lo mataría allí mismo si no tuviese otra opción. Al girar en la siguiente avenida, el captor le indicó que se detuviera en un autostop de un restaurante de comida rápida.

- Muy bien, Jack. Invítame una hamburguesa con queso, y un refresco, por favor.

- ¿Dónde quieres llegar con este juego?

- No es ningún juego Jack. Tengo hambre y lamentablemente, como comprenderás, no llevo dinero conmigo, ni identificación de ningún tipo. Así que estoy apelando a tu buena voluntad, y a tu gran billetera para que me invites una comida.

- Muy bien, tendrás tu comida.

- Así me gusta, Jack. La verdad es que necesito saber cuál es tu nivel de compromiso con el encargo. Aún no hay respuesta de tu parte, y se supone que ya deberías haber obtenido el paquete.

- Tuvimos... un problema. Estoy resolviéndolo.

- Más te vale Jack... Ese paquete vale más que tú, o que yo, o que cualquier persona en la cual puedas pensar... Dime, ¿Cómo están tu esposa y tus dos hijas?

- ¡Maldito bastardo! ¡¡No se te ocurra hacerles nada!!

- Tranquilo, Jack. No les pasará nada. Esto es sólo para que comprendas que no tienes dónde esconderte si la situación no sale de acuerdo a como lo quiere mi cliente... Por ahora, sólo asegura el paquete, ¿quieres?

Jack pagó por la hamburguesa y el refresco, y lo pasó de mala gana al captor. Éste tomó un gran mordisco de la hamburguesa, y soltó un suspiro como quien no había comido en días. Luego tomó un gran sorbo del refresco, y volvió a dirigirse a Jack.

- ¿Sabes? Hacía mucho tiempo que no comía una hamburguesa de queso americana. Soy fanático de estas cosas, aunque sé que me taparán las arterias hasta morir...

- Ve al grano, por favor.

- Por favor, Jack. Un poco de consideración. Hace al menos unas 26 horas que no como. Déjame disfrutar este pequeño pedazo de gloria envuelta en pan.

- Muy bien, entonces... ¿cuándo quieres una respuesta?

- Siempre el hombre de negocios... Muy bien, tienes hasta el viernes en la tarde para declarar que el paquete está asegurado. Si no, tendrás otra visita de mi parte, y esta vez no vendré por una hamburguesa. Que te quede claro. Avanza hasta la mitad de la cuadra, y detente cerca de la entrada al metro. Me bajaré allí.

- Muy bien. Como digas.

Jack manejó el auto hasta la mitad de la cuadra, y el hombre se bajó del automóvil. Le hizo una seña, y Jack se alejó por la avenida. Tenía que procesar la improvisada reunión que su captor había organizado. Había desactivado su GPS, entrado a la empresa sin ser descubierto, y había logrado alcanzarlo en el estacionamiento. Claramente no tenía escapatoria y de nada serviría aumentar la seguridad que lo rodeaba. Si el captor estaba en lo cierto, entonces no importaba cuántos hombres tuviera, siempre habría la posibilidad de que uno cayera sobornado, y eso terminaría con su vida. Debía pensar rápido sobre cómo obtener el objeto.

Se dirigió a casa, aún un poco aturdido por aquel imprevisto. Llegó a su pequeña mansión en las afueras de Boston y se dirigió inmediatamente a ver a su esposa e hijas. La advertencia de aquel hombre había sido directa, pero temía que ya hubiese pasado alguna cosa. Respiró aliviado al ver que las tres estaban sentadas en la mesa, esperándolo para cenar. Jack las saludó con un gran abrazo, cosa que sorprendió a Mary, su esposa. Luego, pasó al baño a refrescarse y se sentó a cenar con la familia.

- ¿Pasa algo cariño? Nunca eres tan efusivo al saludar...

- Nada, querida. Simplemente las echaba de menos... He trabajado tanto estos últimos días que ni siquiera he tenido tiempo para compartir con ustedes.

- De eso no cabe duda, cariño.

- Escucha Mary... ¿Qué te parece si vas con las niñas a visitar a tu hermana en Londres? Estoy seguro que las niñas estarán felices de ver a sus primas y a su tía...

- Claro... pero, ¿no es un poco imprevisto? ¿Ha pasado algo en la empresa?

- No, querida, nada. Pero me parece que vendrían bien un par de semanas de vacaciones.

- Muy bien cariño. No haré más preguntas. Pero después me explicarás con mayor detalle.

- Claro, ahora disfrutemos de la cena...

Jack prosiguió con la bendición característica que realizaba cada vez que cenaba junto a su familia, y se dispuso a comer. El plato consistía en una carne al jugo con una ensalada liviana. Una copa de vino tinto yacía a su derecha, aunque Jack no tenía ganas de beber esa noche. Muchas cosas pasaban por su mente. Se retiró de la mesa antes del postre, y fue a su escritorio, en el estudio de la casa. Conectó su laptop a la red de la casa, sacó su móvil y conectó el codificador portátil al móvil. Volvió a llamar al número que había llamado desde la oficina, y esperó a que conectara la llamada.

- Aló, ¿As de corazones?

- Rey de espadas... Supongo que llamas por la información que pediste...

- Sí, por supuesto.

- Te la envío en seguida, al lugar de siempre.

- Muy bien, transfiero el pago inmediatamente.

- Un placer hacer negocios contigo Rey de Espadas.

- Igualmente, As de corazones.

Colgó el teléfono, y entró a una casilla de correos anónima que tenía dispuesta en un servidor fantasma. Descargó la información y abrió los archivos. Habían fotos satelitales, una proyección de la trayectoria probable de las naves que pasaron por la hora. Había 4 naves con destinos diferentes, por lo que tenía que tomar decisiones rápidamente para no perder la pista de esas naves. No tenía suficientes agentes en la zona para seguir las cuatro pistas, por lo que tendría que elegir sólo dos de ellas. Seleccionó una que iba al sur, hacia Australia desde China, y la segunda nave que se dirigió al norte, hacia Rusia. No había datos precisos, pero esto reducía el radio de búsqueda enormemente. Volvió a llamar por teléfono, esta vez a su contacto en China.

- ¿Diga?

- Tenemos dos objetivos: uno hacia el sur, y otro hacia el norte. Divide a tu equipo y sigan los rastros lo antes posible.

- Entendido, saldremos en 15 minutos.

- Perfecto, te envío los datos a tu portátil.

- Muy bien.

Así como colgó el teléfono, volvió a conectarse a la casilla de correo y envió los datos de las naves seleccionadas a otro correo, el del agente. Estaba moviendo sus fichas como en un partido de ajedrez, pero con la falta de datos, no podía ver las jugadas que venían a futuro. Sólo quedaba esperar el reporte de los equipos de búsqueda.

Nova Sol - Rebelión {COMPLETA} Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora