Capitulo 5: Sol después de la tormenta

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Las nubes se recogieron y en las paredes de la cuidad se reflejaba una luz amarilla oscura avisándole a todos los seres de aquel lugar que había venido ya el otro día. Aquella luz se puso cada vez más fuerte y más clara hasta que entro por las ventanas y obligo a todos aquellos que en su cama estaban a abrir sus ojos. La alarma sonó y Gendell se levantó corriendo y se puso en posición y comenzó diciendo:

-A ti ya pertenezco, desde el principio he de ser para ti, ahora y siempre quiero necesitar de ti, aguarda mi vida y todo aquello que vean mis ojos que te cause contentamiento. Este día al igual que los otros es para ti.

Amen

Bajo Gendell por las escaleras de su casa y se sentó a la mesa con sus hermanos y sus padres, era hora del desayuno y todos tenían que irse a hacer sus actividades. Al terminar del desayuno todos salieron; sus padres salieron al trabajo y Gendell se fue con sus hermanos al colegio, mientras iban caminando su hermana Yen le dice:

—Hermano te quiero mucho, porque eres tan bueno.

—No hermana mía, Dios me hizo bueno al igual que a ti—Exclamo Gendell con voz suave y una sonrisa.

—Pues entonces soy como tú—Sonrió su hermana.

Gendell sabiendo la inocencia de su hermana se sonrió mientras le pasaba la mano por la cabeza, después en unos minutos más llegaron a la escuela y Gerard se fue a su aula porque sabía ir, mientras que Gendell llevo a su hermana a su aula y luego él se fue a su curso. Al llegar a su aula muchos lo miraron extraño por lo sucedido el día de la Angelificacion, pero aun así, su entorno se presenciaba bien calmable aunque su amigo que estaba aquel día, Eduardo, le salió a su encuentro:

—Amigo mío, te he estado buscando.

—Eduardo, como estas hermano?

—Estoy bien, y tu dime?

—Bien, aunque un poquito cansado—Sonrió Gendell levemente.

Las clases comenzaron y las horas corrían, el receso paso y las clases continuaron instruyendo a todos los interesados hasta que acabo. En la salida Gendell salió sin ver a su amigo e iba caminando por el pasillo de la escuela que daba a la salida cuando se encontró con aquella persona que ponía su corazón a palpitar, Elena.

—Hola Gendell—Exclamo Elena sonriendo.

—Hola Elena.

—Sabes, Gendell, gracias por lo del otro día aunque en verdad no se que fue lo que paso realmente.

—No es nada para mí fue un placer.

Ella se quedó pasmada por su palabra mientras Gendell se voltio y se fue caminando totalmente sonrojado que se le quitó al ver a su amigo que venía para caminar hasta la casa, luego ellos fueron a buscar a Yen y a Gerard. Al llegar a la casa los niños entraron, pero su hermano le dijo antes de entrar:

—Hermano recuerda que hoy vamos a jugar.

—Si hermanito.

—Tus hermanos te quieren mucho—Dijo Eduardo.

—Si trato de ser un buen hermano.

—Gendell quisiera que me explicaras lo que paso aquel día, el día del humo, que realmente no entiendo nada de lo que paso.

Gendell pensó en su mente y se dijo: no puedo vivir con este secreto, pero me daría pesar decirle duramente un "no" a mi amigo, que hago, que hago.

—Dime Gendell porque en verdad no entiendo nada.

—Eduardo realmente no pasó nada más de lo que tenía que pasar, en verdad tendrías que recapitular en tu memoria para que sepas.

—Pero, Gendell entre el humo vi algo extraño, vi un ser que se reflejó por un rayo.

—Por eso mismo amigo recapitula en tu memoria para que puedas descubrirlo.

Gendell después de haber dicho esto se despidió de su amigo que por suerte Eduardo vivía cerca. Entro a la casa, jugo con sus hermanos pelota, ceno y se fue a su dormitorio, oro y se acostó.

Al otro día se levantó, oro en su cama y salió a desayunarse y luego llego a la escuela, llevo a su hermana y su hermano se fue solo y el día pasó en tiempo igual que el dia de ayer. A la salida se fue solo con sus hermanos, ya que, Eduardo, se fue a hacer una diligencia que le mando su madre.

Cuando Gendell iba de camino su hermano se le soltó y andaba libre hasta que se fue más lejos que ellos y cruzando la calle su hermano, oyeron un ruido de policía y Gendell enseguida vio que un vehículo se le acercaba a su hermano que estaba en plena calle. De repente Gendell se desesperó y agarro a su hermana fuertemente y una brisa empujo a Gendell junto con su hermana, una brisa con la fuerza y la rapidez de una bala, esta empujo a Gendell a su misma velocidad hasta que Gendell viéndolo todo como si fuera una rapidez normal vio a su hermano que inmediatamente agarro y lo arrebato del frente del vehículo del perseguido por la policía. Llegaron al otro lado y atónitos se quedó su hermano y su hermana y hasta los policías y el perseguidor que viendo lo que paso se estrelló en una pared. Cuando los policías pasaron el cruce vieron del otro lado a ver qué hacia pasado al frente de ellos y vieron a Gendell con sus hermanos estando su hermana llorando por el apretón.

El policía preocupado por los niños vistos le dijo a su compañero que atrapara al sospechoso, mientras el veía como se encontraban los niños. Al ir al lugar no vio ni una hoja en el lugar donde los había visto.

Gendell corría con sus dos hermanos y ellos lloraban tirando gritos hasta que el cuándo se vio ya lejos de los policías se paró y les dijo:

¡Hermanos ya paren de gritar!—Grito Gendell

Los hermanos sorprendidos por la actitud de su hermano callaron y lo miraron fijo a sus ojos y escucharon:

—Llorar no sirve de nada, ahora están bien que eso es lo importante, límpiense sus lágrimas y vamos a casa, yo le explico a nuestros padres todo lo que paso, está bien.

—Si hermano—Dijeron limpiándose sus lágrimas.

Al llegar a la casa los niños entraron con mucha risa porque Gendell les conto un chiste antes de entrar y nada dijeron los padres hasta que Gendell mismo se les acerco:

—Papa, mama, un coche estaba casi por chocar a Gerard.

—Y tú lo salvaste—Dijo el padre.

Gendell sorprendido por la astucia de su padre, acertó mientras que la madre casi llora por el hecho y fue corriendo a buscar a Gerard para abrazarle y Gendell miro a su padre y su padre al mirarlo lo abrazo y le dijo:

—Gracias hijo por cumplir tu trabajo de hermano mayor—Riendo lo dijo y después Gendell sonrió.


Ángel, el renacimiento de un llamado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora