3. Hospital

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Llegué tarde a casa, encontrándome con que mis hermanos ya se habían ido a dormir, y era entendible, ya casi daban las dos de la madrugada.

Me dejé caer exhausto en la cama y planeaba dormir, pero justamente me llegó un mensaje de Sam ¿Qué hacía despierta a esa hora?

Suspiré y miré de qué se trataba, logrando, una vez más, que el terror me invadiera.

El mensaje era corto pero contundente: "No te preocupes, estoy en el hospital, solo fue un mal calculo"

Definitivamente algo había pasado con Jeff luego de que me fuera, ¡fui un idiota! Por creer que él no le haría daño acabó en el hospital y yo solo pude dejarla sola con un asesino ¡Un jodido asesino! Cualquiera diría que por inercia no se confía en un asesino, pero claro, aquí está el mayor idiota de todos.

Maldiciendo llamé a una compañera de mi trabajo de medio tiempo para pedirle que viniera a cuidar a mis hermanos y salí corriendo, tomé la bicicleta y pronto iba a toda velocidad al hospital.

Sentí que demoré décadas en llegar, pero lo logré.

Tiré la bicicleta y subí los escalones hasta la entrada que, para mi sorpresa, estaba trabada. Algo no andaba bien, partiendo por el hecho de que un hospital jamás cerraría sus puertas.

Agradeciendo al entrenamiento en el equipo de fútbol americano, logré abrir la puerta en su totalidad con una buena tacleada de hombro.

Lo primero que noté fue que estaba frío y oscuro, luego que no había absolutamente nadie en los pasillos.

El miedo me recorría y guiado por un instinto corrí por uno de los incontables pasillos, teniendo la certeza de que Sam estaba en esa dirección.

Al doblar en una esquina pude ver una silueta que se me hizo conocida, llenándome pronto con una sensación de terror. Era Jack y estaba usando su máscara.

Él se volteó hacia mi y en menos de lo que duraba un segundo estaba ante mi. No tardó en hacerme caer de espaldas con él encima.

Estaba asustado y quise gritar, pero él puso su dedo indice en mis labios, haciéndome callar.

Vi como sacaba un ensangrentado bisturí y por un momento estuve seguro de que moriría, pero no podía estar más equivocado. Jack tenía en su otra mano algún órgano que cortó con su bisturí, dándonos a ambos un baño de sangre.

Estuve a punto de vomitar, pero él sujetó mi rostro entre sus manos, obligándome a mirarlo y solo pronunció una palabra.

-Quieto.

Y salió corriendo sin mirar atrás.

No comprendía qué pretendía con todo esto, pero cuando iba a levantarme, escuché pasos y me quedé tan quieto como pude, incluso cerré los ojos y contuve la respiración.

Los pasos simplemente pasaron de largo, sin notar al parecer, que me encontraba tirado en el piso y cubierto de sangre. Entonces comprendí que Jack me había protegido con esto de los que probablemente serían asesinos.

Contuve un gemido temeroso al pensar lo que podría haberle ocurrido a Sam. ¿Estaría muerta? ¿Jack la habría salvado también? Solo quería saber cómo estaba.

Nunca supe cuanto tiempo estuve ahí, pero solo me moví cuando estuve seguro de que ya nadie estaba ahí.

Corrí fuera del hospital, sintiendo el corazón encogido por dejar, una vez más, a Sam atrás.

Me interné en el bosque por el temor de que alguien me viera en el estado en que me encontrara, tropezando una y otra vez, cubriendo ahora también mi cuerpo y ropa con barro y mugre.

Finalmente tropecé y rodé por el suelo hasta detenerme al caer de estómago en tierra aparentemente firme, pero ya no me quise levantar. Tenía miedo y estaba totalmente alterado.

-Te ves patético -dijo aquella voz.

-Jack -murmuré alzando ligeramente la cabeza para mirarlo.

-Deberías volver a tu casa, tus hermanos te esperan -comentó.

-¿Cómo es que sabes de...?

-Solo lo sé.

Jack me tendió una mano y finalmente la acepté, ayudándome así a pararme.

-Tú... me salvaste la vida ¿verdad? -dije luego de un rato-. No te imaginas lo agradecido que estoy por eso.

-Si no lo hacía yo nadie más lo haría.

-¿Por qué alguien como tú querría salvarme? No valgo la pena -dije apartando la mirada.

-Porque eres interesante -dijo acercándose a mi mientras que apartaba ligeramente su máscara hasta dejar a la vista únicamente su boca.

Yo por instinto retrocedí hasta chocar con el tronco de un árbol, de modo que Jack acabó acorralándome.

Su boca se acercó más a mi, siempre mostrando esos afilados colmillos hasta que finalmente se detuvo junto a mi oído.

-Eres el humano más interesante que he conocido Damon -susurró-, así que no creas que dejaré que me arrebaten a mi juguete tan fácilmente.

-¿Juguete?

-Nos vemos -dijo y pronto se perdió entre los árboles del bosque.

Me quedé inmóvil ahí por unos segundos más, pensando en lo que acabábamos de hablar hasta que finalmente recordé que Jack tenía razón con respecto a mis hermanos.

Pronto estaba corriendo nuevamente por el bosque hasta llegar al pueblo. Ahí me detuve y al ver que la calle se hallaba desierta continué con mi camino hasta llegar a casa.

No quería espantar a mi hermanos con el aspecto que llevaba, de modo que decidí trepar por un costado de la casa hasta llegar a la ventana de mi habitación. Una vez ahí corrí hasta el baño y me desnudé con prisa.

No demoré mucho en lavarme y quitarme el olor a tierra y sangre, aunque seguía sintiendo la sensación de la sangre tibia recorriendo mi cuerpo.

Sacudí la cabeza para apartar esos pensamientos de mi y enrollando una toalla en mi cintura salí del baño para ir nuevamente a mi habitación en busca de ropa limpia.

No contaba con que me encontraría con Mike a mitad de pasillo.

-Damon ¿Cuándo llegaste? -preguntó sorprendido.

-Hace un rato -murmuré apartando la mirada-. Estuve trotando un rato y tengo que admitir que apestaba a sudor, así que no quise molestarlos con ese desagradable olor.

-Es la primera vez que te preocupas por eso -comentó-, normalmente llegas a abrazarnos y Luz se queja de tu olor.

-Es por eso mismo que decidí bañarme antes -dije ya algo nervioso por la astucia de mi pequeño hermano de siete años-. Bueno, ya va siendo hora de desayunar ¿qué te gustaría comer?

-¡Tocino! -dijo inmediatamente.

No pude evitar sonreir. Estos enanos siempre lograban hacerme olvidar lo malo por unos instantes con aquellas radiantes sonrisas.

No fue mi culpa quererte (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora