2. Error

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Una vez estuvimos en la habitación de Sam me lancé en su cama claramente en paz mientras escuchaba como ella le echaba el seguro a la puerta, probablemente a causa del borracho de su padre.

-No comprendo cómo puedes vivir así -le dije llamando su atención- ¿Y por qué detuviste a Jeff cuando podría haber matado a tu padre? Creí que lo odiabas.

-No es que lo odie -susurró mientras sujetaba un antiguo peluche, uno que le regalé hace ya muchos años-, es que aún no pierdo la esperanza de volver a ver a aquel hombre alegre que tanto quería, de que un día llegue para abrazarme y no para gritarme y golpearme.

-Eso explica muchas cosas -dijo alguien desde la ventana.

Ambos nos volteamos rápidamente encontrándonos con la fría mirada de aquel espeluznante sujeto con sus mejillas cortadas en una amplia sonrisa pero que, pese a eso, parecía muy serio.

-Jeff... -susurró Sam.

-Hola Samantha -dijo él con frialdad -, no sabía que vendrías con tu amiguito.

-Él es Damon -se apresuró a decir a medida que comenzaba a ponerse pálida.

-Ya lo sé- dijo Jeff encogiéndose de hombros.

-Entonces tu eres el famoso Jeff -dije con total naturalidad-. Eres más feo de lo que pensé.

Vi como Samantha me miraba como diciendo "¡Eres un maldito idiota!", o algo por el estilo. No comprendía la razón de eso realmente.

-El feo eres tú -dijo Jeff recargándose en el marco de la ventana-, yo por otro lado soy perfecto, soy hermoso y si lo quisiera podría volverte hermoso como yo, pero creo que a Samantha no le gustaría ver eso.

Jeff dirigió su mirada hacia Sam y su sonrisa se ensanchó.

-O tal vez si...

Vi como Jeff sacaba su ensangrentado cuchillo y velozmente corría hacia mi.

Entré en estado de shock y fui incapaz de moverme, pese a ver como Sam se paraba ante mi, interponiéndose en la trayectoria del cuchillo. Fue ahí cuando Jeff se detuvo en seco y la miró con seriedad, incluso con enojo.

-¿Realmente valoras tan poco tu vida? -preguntó Jeff sin apartar un solo segundo su mirada de ella.

-¿Aún lo dudas? -le preguntó Sam tomando su cuchillo por el filo y apartándolo-. No le temo a la muerte, ni a lo que haya del otro lado, mucho menos te temo a ti, después de todo, aún estoy viva.

Jeff se apartó finalmente y pronto Sam se volteó para mirarme con algo de preocupación en su rostro.

-Será mejor que te vallas si no quieres tener un cuchillo clavado en tu garganta -me dijo en tono burlón y preocupado a la vez.

Aquello no me hizo la menor gracia, no pensaba morir y dejar a mis hermanos solos otra vez.

El susto del inicio desapareció al ser reemplazado por el enojo y sin decir absolutamente nada me fui de ahí intentando enfriar la cabeza y olvidar lo que acababa de pasar.

No pensé ni me importó el echo de dejar a Sam sola con ese asesino, pero hay que ser realistas, él no piensa matarla, lo acaba de demostrar, pero por otro lado, estaba más que claro que deseaba clavarme ese cuchillo.

Todavía estaba alterado de modo que decidí dar una vuelta antes de ir a casa, no quería que mis hermanos me vieran así.

Acabé llegando a un pequeño parque al que solía ir de pequeño junto a Sam pero que, con el tiempo, había acabado por desaparecer de nuestras vidas.

Me senté en una banca y respiré hondo un par de veces hasta que escuché pasos que se detenían tras de mi.

Al instante pensé en aquellos ojos azules viniendo para acabar con lo que había empezado en la habitación de Sam y con lentitud me fui volteando hasta verlo.

Un suspiro de alivio escapó de mis labios al ver al chico de la sudadera negra y no a Jeff.

-Parece que te orientas muy bien a pesar de no ver -comenté.

-No necesito ojos para verte -dijo entonces.

Me sorprendió bastante el que me respondiera ya que hasta ayer el único que hablaba era yo. Parecía que hablaba con una pared.

-Creo que esto es lo más cercano que hemos estado de tener una conversación normal -dije dirigiéndole una sonrisa un poco más calmado.

Él se limitó a apartar la mirada. Era extraña la tranquilidad que él me transmitía con solo estar ahí, junto a mi y sin embargo, aún no sé su nombre.

-Me llamo Damon -le dije extendiendo mi mano hacia él.

El muchacho se volteó nuevamente hacia mi, como si me mirara, y pareció dudar un momento antes de extender su mano y rozar con la punta de sus dedos mis nudillos.

-Es extraño como un chico como tu puede tomar tanta confianza con alguien como yo -dijo sin apartar sus dedos de mi mano-. Mi nombre es Jack.

-¿Cómo Jack el Destripador? -dije intentando ganar algo más de confianza.

-No -dijo y ahora su voz sonó más seria-, como Eyeless Jack.

-¿Eyeless? Me suena, pero ¿en dónde lo escuché antes?

-Tal vez en los periódicos -me dijo-, aunque jamás podrías reconocerme en esas imágenes, después de todo, solo me conocen por esta máscara.

Vi como sacaba de su sudadera una máscara azul con dos puntos negros en donde debían estar ojos de los que caía un líquido negro.

Entonces algo encajó finalmente en mi mente y pude reconocerlo. Aquel sujeto era Eyeless Jack, un conocido asesino en el pueblo, no solo por el hecho de ser asesino, sino también por su manera de matar.

Rápidamente me incorporé con el corazón latiendo a mil, viendo como ahora bajaba la máscara hasta esconderla nuevamente en su sudadera. Luego llevó sus manos a los bolsillos.

Creí que sacaría un arma o algo por el estilo, pero únicamente se volteó y emprendió el camino en medio de aquella extraña y perturbadora noche.

-¿Qué diablos está ocurriendo? -murmuré sintiendo como un escalofrío me recorría la espalda.

No fue mi culpa quererte (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora