6. Bomba

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Las clases ya se estaban volviendo insoportables para mi, tan monótonas sin la presencia de Sam aunque tengo que admitir que la ultima conversación que había tenido con ella me había dejado mucho en lo que pensar.

Al parecer Jeff, el loco que quería matarla, se está convirtiendo en la única razón por la cual ella querría vivir, y por mucho que odie esta situación tengo que aceptarla. Si no me quiere a mi al menos alguien más tendrá que hacerla feliz ¿verdad? Solo tengo que dejar de pensar en que aquel sujeto es un loco asesino, muy fácil.

Solté un largo suspiro mientras frotaba insistentemente mi rostro. Me hacía falta dormir bien, pero desde lo ocurrido con Jack y la situación de Sam, dormir había pasado a ser algo casi imposible.

-Damon -me llamó Erik, un compañero de equipo de fútbol americano-, hoy traes mala cara ¿tus hermanos han sido problemáticos?

-Ojalá fuera eso -comenté recostándome sobre mi mesa.

-Animate un poco -dijo Erik dándome un codazo-, escuché que hace poco hubo un asesinato por los alrededores. Después de clases deberíamos ir a echar un vistazo.

-Bien, como quieras -dije sabiendo que seguiría insistiendo si me negaba.

-Ahora que lo pienso, ¿cómo te lastimaste el labio?

Aquello me hizo saltar del asiento y ponerme rojo con solo recordar lo ocurrido la noche anterior con Jack.

-Eso no te incumbe -dije rápidamente a la vez que apartaba la mirada.

-Valla valla Damon -dijo sonriendo con picardía-, no sabía que te gustaban rudas.

-¡Te equivocas!

Erik rió alegremente mientras yo pensaba en mil y una manera de deshacerme de Jack. Todo esto era culpa suya.

Las clases finalmente acabaron y por fin luego de un buen tiempo fui a entrenar con el equipo, ya me estaba haciendo falta.

En el equipo era el único que sabía patear bien y creo que es por este motivo que el entrenador no me ha sacado, soy indispensable en un juego.

Erik por otro lado es nuestro corredor estrella y quien hasta la fecha nos ha llevado a la victoria más veces.

El entrenador decidió que debíamos hacer un simulador de juego y en un principio todo marchaba bien. Me encargaba de pasar la pelota por el arco y de detener a los chicos del equipo contrario cuando Erik iba a hacer alguna carrera.

Fue cuando todo parecía volver a la normalida, cuando finalmente podría patear la pelota como solía hacerlo en el pasado, sin preocupaciones, cuando mi atención se dirigió hacia una esquina de la cancha y vi a Jack ahí parado, vigilándome.

Me distraje y pateé mal la pelota, logrando que diera contra el arco de metal.

-¡Mierda! -maldije mientras molesto lanzaba mi casco al suelo y me iba hasta la banca frustrado.

-¿Qué fue eso? -dijo Erik riendo-, jamás fallas.

-Me distraje -dije entre dientes.

-Creo que la falta de sueño te está afectando. Mejor vamonos, el entrenador lo entenderá.

Me limité a asentir y me dirigí a los camerinos junto al rubio en donde nos cambiamos de ropa y salimos de una buena vez de la escuela.

Erik tomó un desvío para curiosear sobre el asesinato que había sido cerca y por alguna razón que desconozco me vi involucrado en su travesía.

Por el camino pude ver a Jack quien caminaba en la dirección opuesta a nosotros.

-No vallas por ahí -susurró cuando pasé a su lado.

No quise escucharlo, ni siquiera me molesté en voltearme a verlo. No quería saber nada de él.

El camino que tomamos era muy familiar para mi ya que Sam vivía en aquel barrio, pero jamás me imaginé que vería policías frente a su casa o que esta estuviera clausurada.

-Así que era verdad -sonrió Erik.

-Es la casa de Sam -murmuré y pronto estaba corriendo hacia el lugar.

Los policías quisieron detenerme pese a que luchaba con desesperación por pasar, pero en cuanto vi que sacaban de la casa una camilla con un cuerpo cubierto me quedé paralizado.

El cabello que asomaba bajo aquella manta era inconfundible, aquel rojizo era claramente perteneciente a la madre de Sam.

-¿Qué pasó aquí? ¿Dónde está Sam? -grité alterado queriendo que aquellos policías me soltaran.

Entonces al mirar hacia la puerta de la casa sentí como un escalofrío me recorría de pies a cabeza a la vez que comenzaba a temblar tras ver a aquella criatura parada ahí, viéndome y riendo con sus siete bocas.

Sentí como poco a poco la realidad comenzaba a distorsionarse a mi alrededor y un extraño deseo en mi interior comenzaba a aparecer, incluso sin saber de qué se trataba. De lo único que estaba realmente seguro era de que no podía apartar la mirada de aquella criatura.

Fue entonces cuando alguien me tomó del brazo y me alejó de ahí, rompiendo el contacto con ese ser y apartándome de la policía. Tarde me di cuenta de que se trataba de Jack, pero incluso sabiendo que se trataba de él no fui capaz de reaccionar, incluso me estaba olvidando de que posiblemente Sam estaba muerta.

Me sentía poseído por aquella mirada enrojecida.

No obstante, salí de aquel encanto en cuanto Jack me dio una fuerte bofetada que me aturdió por un momento que pareció eterno.

-No sabes cuanto me alegra que te encuentres bien -dijo Jack al ver que finalmente reaccionaba-, ese demonio casi devora tu alma.

-¿Q~qué? -murmuré aturdido llevándome la mano a la mejilla en donde me había golpeado.

-Casi te pierdo -dijo, y esta vez pude sentir el dolor en su voz-, no debes permitir que se te acerque o dejaras de ser quien eres.

-¿Qué era esa cosa?

-Un demonio -dijo luego de un rato-, Zalgo, un ser echo de pura maldad. Si permaneces cerca de él pierdes la cordura, pierdes tu humanidad... como todos nosotros.

Lo miré un momento sintiendo como el dolor volvía a invadir mi pecho y como mis ojos se llenaban de lágrimas.

-¿Fue él quien... mató a Sammy? -murmuré intentando inútilmente que mi voz no temblara.

El me dirigió una mirada (si es que se le puede llamar así) que de algún modo logró que mis lágrimas finalmente escaparan.

-No fue el quien se ocupó de eso, pero sí el que provocó este caos de manera indirecta -dijo mirándome largamente.

Él guardó silencio mientras yo solo podía llorar, pensando en Sam y en que tal vez las cosas podrían haber sido diferentes, deseando poder abrazarla una vez más.

Pero en vez de ella fue Jack quien me abrazó, demostrándome algo de afecto que antes simplemente habría rechazado, pero que ahora me reconfortaba y aunque parezca raro, llorar en su pecho de algún modo me hacía bien.

En aquel momento Jack era lo único que podía calmarme.

No fue mi culpa quererte (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora