5. ¿Qué?

111 16 4
                                    

Una semana había pasado desde que Sam había desaparecido y no hacía otra cosa más que preocuparme por ella.

Mis hermanos notaban que algo andaba mal conmigo e intentaban animarme, pero por primera vez en mucho tiempo sus sonrisas no me bastaron y por más que fingía alegría sabía a la perfección que ellos lo notaban.

Jack no había vuelto a aparecer y de algún modo se lo agradecía ya que este muchacho solo lograba convertir mis pensamientos en un verdadero torbellino.

Estaba tranquilamente descansando en mi cama cuando mi teléfono comenzó a sonar. Era un número desconocido y pensé en ignorarlo, pero al final contesté sin muchas ganas.

-¿Diga? -murmuré

-¿Damon? -dijo una voz algo insegura que yo conocía muy bien.

-¿Eres tu Sammy? -dije con al alivio y la alegría a flor de piel-. Me tenías muy preocupado ¿En donde estas? Creí que estabas muerta luego de lo que ocurrió en el hospital.

-Tengo suerte de estar viva. Si Jeff no hubiera llegado a tiempo seguro no la contaba.

-¿Jeff? ¿Estás con él ahora? ¿En dónde estás? -pregunté nuevamente preocupado y algo molesto.

-Tranquilízate un poco- suspiró-. Si te soy sincera, no tengo ni la menor idea de en donde me encuentro, pero no me preocupa mucho, confío en Jeff.

-¿Desde cuando tu y ese loco son amigos? Es un asesino Antoine.

-Pero me salvó la vida y con eso me basta por ahora.

-Sam... ¿Encontraste un motivo por el cual vivir? -dije tras comprender que algo en ella estaba cambiando.

La escuché tragar saliva y luego un largo silencio en el que probablemente estaría pensando lo que le había preguntado.

-Eso no importa Damon- dijo finalmente-. Te llamaré luego.

Y sin más cortó la llamada, dejándome con mil preguntas sin responder y la incertidumbre consumiéndome por dentro.

Una horrible idea pasó por mi mente, la cual me hizo pensar un poco en el reciente actuar de Sam y entonces todo parecía calzar: ella se estaba enamorando de Jeff.

Maldije por lo bajo y desee que Jeff desapareciera para siempre, pero sabía que esto no pasaría y que, si Sam realmente amaba a ese loco y el la correspondía, yo tendría que hacerme a un lado.

-Ríndete con ella Damon -dijo Jack apareciendo en mi ventana.

-¿Qué diablos haces aquí? -dije en voz baja-, mis hermanos están aquí.

-Lo sé -dijo simplemente, encogiéndose de hombros.

-¿Entonces en qué estás pensando? Ellos no pueden verte.

-Me impresiona lo imbécil que puedes resultar aveces -dijo Jack con un ligero tono enojado-. Puedo estar parado junto a ti y jamás te darías cuenta a menos que lo quiera. Es lo mismo para tus hermanos.

Lo miré un momento molesto, pensando en algún modo para dejarlo en ridículo o al menos poder devolverle sus insultos, pero nada inteligente aparecía en mi cabeza, estaba en blanco desde que había aparecido en mi habitación.

-¿Dejaras de pensar en esa chica? -preguntó sacándome de mis pensamientos.

-No te interesa -gruñí recostándome en la cama y dandole la espalda.

-Si me interesa -dijo muy cerca de mi.

Tarde me di cuenta de que lo tenía encima de mi, sujetando mis manos a la altura de mi cabeza con aus piernas entre las mías, probablemente para evitar que le diera un golpe ahí abajo.

-No intentes nada -me dijo en el oído-, sabes que tus hermanos están en casa.

Maldije por lo bajo al darme cuenta de que mis palabras se habían vuelto en mi contra.

No intenté luchar contra él, sabía que en fuerza, astucia y tamaño me ganaba por mucho, pero realmente deseaba con todo mi ser poder escapar de ahí, de algún modo.

Jack se quitó la máscara y antes de que pudiera siquiera procesar lo que ocurría, él me había besado, introduciendo su lengua en mi boca, compartiendo nuestras salivas.

Aquello me causaba repulsión y deseaba alejarlo de mi, pero nuevamente la fuerza estaba en mi contra. Y Jack no pensaba dejarme.

Intenté apartar el rostro pero entonces uno de sus afilados dientes se clavó en mi labio causándome un dolor punzante.

-Si tratas de escapar saldrás herido -me dijo a la vez que saboreaba mi sangre que había quedado en su labio.

-Déjame ir -supliqué.

-No lo haré hasta que te olvides de esa chica.

Fue entonces cuando comprendí algo que me dejó helado.

-¿Acaso yo... te gusto? -murmuré poniéndome pálido.

-Cualquiera pensaría que ya te habrías dado cuenta. Eres un completo idiota Damon.

El pánico me invadió y sin pensármelo dos veces comencé a luchar por zafarme y a soltar gritos que probablemente mis hermanos habrían escuchado. Tenía miedo.

Los pasitos de esos dos enanos alertaron a Jack quien pronto se había apartado y sin decir nada desapareció, aunque de algún modo supe que estaba molesto.

Segundos después entró Mike con prisa, deteniéndose al verme tan alterado.

-Tranquilo -me apresuré a decir mientras intentaba calmar mi respiración-, solo fue una pesadilla.

-Pero tu labio... -murmuró-, está sangrando.

-Debo haberme mordido sin darme cuenta -dije restándole importancia-, ven, ya es hora de que vallan a dormir, ambos -comenté al advertir la presencia de Luz en la puerta.

No fue mi culpa quererte (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora