4. Razón

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Mike y Luz se fueron finalmente a la escuela y yo pude suspirar un momento para luego llamar al teléfono de Sam, pero no contestaba, simplemente me pasaba al buzón.

Estaba comenzando a asustarme, pensando siempre lo peor, pero entonces escuché como la ventana a mi lado se abría y pude ver a Jack sentado en el marco de esta, siempre con la máscara puesta.

-¿Q~qué haces aquí? -murmuré sobresaltado.

-Estaba aburrido -dijo simplemente para luego de un salto entrar por completo en la habitación.

-Vete de aquí -dije tomando algo de valentía aunque sabía que mis rodillas temblaban.

-Son palabras muy valientes para alguien que no controla sus piernas -comentó a la vez que parecía observar mis objetos.

-¿Cómo sabes...?

-Ya te dije antes que no necesito ojos para ver -dijo ahora volteándose hacia mi-. Soy capaz de ver cada parte de tu cuerpo, de tu habitación, de lo que nos rodea. Nunca necesité tu ayuda y sigo sin necesitarla.

-¿Por qué no dijiste nada? -pregunté confundido.

-Creo que estos te habrían espantado -dijo apartando la máscara y mostrando sus afilados dientes-, y de cualquier forma parecía que no aceptarías un no por respuesta.

No supe qué contestar, de modo que aparté la vista centrándola nuevamente en mi teléfono.

-Ella está bien -dijo entonces Jack-, tal vez los que la cuidan ahora son unos cretinos, pero está en buenas manos, no dejarán que algo le pase.

-¿Sabes en dónde se encuentra Sam? -dije claramente desesperado.

-No, y de cualquier forma no te convendría saberlo, solo lograrías que te maten incluso antes de verla.

Contuve el impulso de golpear algo y suspiré frustrado.

-¿Cómo es que pasó todo esto? -dije por lo bajo.

Dirigí mi mirada hacia Jack que seguía parado ahí, "mirándome" fijo, si es que realmente puede ver, con la máscara puesta, sin dejar ver el más mínimo rasgo de su cara.

-¿Qué es lo que viniste a hacer aquí? -dije ahora con firmeza-. Si piensas lastimar a mis hermanos tendrás que pasar sobre mi.

-No tengo nada contra esos mocosos, además de que neutralizarte sería un juego de niños. Lo que me interesa eres tú -dijo a la vez que sujetaba un balón de fútbol americano-. ¿Qué es lo que te hace diferente?

-¿De qué hablas?

-Hablo de que eres el único ser humano al que no he podido descifrar por completo y es por eso que jamás has sido una presa para mi. Eres diferente aunque aparentas ser normal y eso de algún modo... me atrae.

Vi como se acercaba a mi y lentamente se quitaba la máscara. Esperaba ver bajo esta nuevamente sus ojos vendados, pero en vez de eso me encontré con dos huecos negros que parecían no tener fondo, de los cuales brotaba una sustancia igualmente negra.

Aquello me sorprendió un poco pero no me asusté, ya no le veía el sentido a tenerle miedo a aquel que antes me había salvado.

-¿Qué pretendes? -murmuré al ver como se detenía a escasos centímetros de mi.

-Aclarar mis dudas -dijo sonriendo de una manera algo retorcida, muy cerca de mi oído.

Sentí como mi piel se erizó al sentir su respiración sobre la piel de mi cuello, siendo sustituido después por sus labios, lo cual me hizo reaccionar y rápidamente lo aparté de un fuerte empujón.

-¡¿Qué estás haciendo?! -me alteré llevando rápidamente la mano al sector en donde me había besado.

Él guardó silencio y me miró por un momento, luego se dio media vuelta y se fue por la ventana.

Rápidamente corrí hacia el baño y pude ver la marca que su beso había dejado en mi cuello. ¿En qué diablos estaba pensando?

-¿Damon? -escuché la voz de Luz a mi espalda.

-¿Qué haces aquí princesa? ¿No deberías estar en la escuela? -pregunté girándome rápidamente hacia ella para tomarla entre mis brazos.

-¿Tuviste una pesadilla? -me preguntó acurrucándose contra mi pecho.

-No ¿Qué te hace pensarlo? -pregunté extrañado.

Sus pequeña manitas viajaron desde mis brazos hasta posarse sobre mis mejillas en donde las dejó mientras me miraba a los ojos.

-Tus ojos muestran miedo -dijo finalmente volviendo a acurrucarse entre mis brazos.

Aquello me dejó paralizado un momento, pero logré reaccionar para llevar a la pequeña de regreso a su habitación en donde la arropé y le di un beso en la frente antes de ir a acostarme finalmente en mi propia cama.

La mañana avanzó rápido y gracias a las palabras de Jack podía estar más tranquilo con respecto a Sam, aunque no sabría explicar el por qué le creo. Tal vez se debiera al hecho de que hasta el momento no me ha dado motivos para desconfiar de él.

Sabía a la perfección que había faltado a la escuela, pero no me sentía realmente con ganas de ir.

Por mucho que me hubiese gustado dormir un rato no me fue posible y me mantuve todo el tiempo con la vista fija en el techo, pensando en Sam, en mis hermanos, y por sobre todo en el enigmático Jack quien, a pesar de ser un asesino no solo me perdonó la vida, sino que también me salvó.

Y sin que lo pudiera evitar, mis pensamientos me llevaron al beso que me dio hace unas horas, haciéndome enrojecer de vergüenza y coraje. No podía creer que hubiese hecho algo así, pero no puedo buscarle un sentido a sus acciones, después de todo está loco ¿verdad? Seguro hace eso siempre que se le plazca y con quien sea... o al menos eso quiero creer.

No fue mi culpa quererte (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora