*Identidad desconocida.*
Venía saliendo de la típica reunión del "primer día" y por más estúpido que fuese, estaba emocionado. ¿Sorpresas? Yo debía averiguar que eran y por ende, lo haría. Caminé con paso firme a la oficina del director, en el camino tropecé con alguien.
-Fíjate por donde vas, idiota.-mascullé molesto.
-Lo siento.- murmuró él, lo cuál se me hizo raro, estaba yendo en dirección contraria a las clases, se estaba devolviendo al gimnasio, donde minutos antes había sido la reunión de generación.
Deseché ese asunto, ¿A mi qué me importaba que ese chico fuese por esa dirección? Sencillamente, sino me afectaba no me importaba. Esa era siempre mi frase a todo cuando tenía una duda.
¿Qué a ella le rompieron el corazón?
No me afecta, no me importa.
¿Qué aquel se cayó?
No me afecta, no me importa.
Sé que suena cruel pero todo así era mejor. Sí me entrometía donde no me convenía saldría afectado de alguna manera.
Ya llegando a la oficina frené. ¿Qué le diría? "¿Dígame cuál será la sorpresa?" O algo más sutil como "Hey, ¿cuál es la sorpresa? Estoy interesado en.. ¿participar?"
Llegué a la conclusión de mis ideas eran una verdadera mierda.
Y no tenía otra opción: Lo sobornaría.
Caminé hacía el escritorio de la secretaria, le guiñe un ojo y ella me dejó pasar sin siquiera avisar a su superior.
«Ventajas de ser guapo.» pensé.
Abrí la puerta sin tocar, ¡oh vamos! Sí podía pasar sin tener cita, ¿porqué no podría pasar sin llamar a la puerta antes?
La siguiente escena me desconcertó por completo.
El director.
Y una estudiante.
El director y una estudiante de mi grupo.
El director y una estudiante de mi grupo metiéndose la lengua hasta la garganta.
No quise interrumpir, igual, en algún momento debían parar. Pasaron tres minutos y no se habían percatado de mi presencia, fue en el momento donde el director metió mano dentro de su falda cuando carraspee para llamar la atención.
«¿Dinero? Pff. Tengo otra cosa para sobornarlo.» pensé.
Se separaron bruscamente. Fijaron ambos su mirada en mí, más la de mi compañera terminó viendo al horrible azulejo de la oficina.
-Arreglaos.-les ordené.- Saldré un momento, arreglaos, mierda.- exclame cuando note que ninguno se movía de su lugar.
Salí azotando la puerta y esperé a que ella saliera.
Cuando finalmente salió, tenía los ojos rojos, como si hubiese estado llorando, sin embargo, su rostro decía otra cosa y no quise preguntar. Cuando volteo a verme, se acercó amenazante.
«Me das pena, no miedo niña.» pensó mi subconsciente.
-Abres la boca y haré que te arrepientas toda tú vida.-espetó.
Me rápidamente me coloque en mi postura más amenazante-la mía sí daba miedo- entonces hablé.
-Tienes más que perder que yo.-le espeté de la misma forma.- Además, tengo más poder sobre esta ciudad que tú.
Ella no habló.
Ella simplemente se fue.
Porque sabía que conmigo, perdería.
Nuevamente deseché el asunto con ella, pero no con el director.
Abrí la puerta y me introduje en la oficina nuevamente.
-Iré al grano señor director.-viejo verde quise decir, pero me contuve.- No diré nada sí me dice cuales van a ser las sorpresas.
Él me miró incrédulo, como si yo fuese un niño obligando al presidente a arrodillarse.
-Mire joven ahorita no tengo tiempo para esto.
-Miré señor director, me importa una mierda si se folla a mis compañeras, o a todas las alumnas del colegio.-le espeté discretamente.- Pero a usted le importa mucho mantenerse al margen y lo sabe.
Él me miró, pero esta vez, asustado.
«Touché.»
-La información será enviada a su casa.-me informó.- puede retirarse.
Salí con una sonrisa triunfante pintada en mi rostro. Miré a la secretaria y le mostré mi sonrisa. Su manera de derretirse por ella me causó asco. Entonces mi sonrisa se volvió una mueca y su rostro se convirtió en uno nervioso.
Salí de allí sin voltear atrás, con mi manera de caminar siendo dueño de todo, y yo era dueño de todo.
Mas no usaba el apellido de mi papá, sino el de mi mamá. Mi papá era un reconocido inversionista por toda la cuidad e incluso en varios países, pero yo no.
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-Llegué.-dije relajado, papá siempre estaba en casa, no es algo que me preocupase. Bueno, realmente sí.
No les contaré sobre mí madre. Quizás no todavía.
-Llegas temprano.-saludó mi papá, estaba vestido de traje, saldría hoy.- Saldré hoy, no me esperes.
-Nunca lo hago.- le respondí pero aún así, él no tomó mi respuesta en serio. Al parecer ya no le afectaba que yo no le quisiera como antes, tan ciegamente.
-Como sea.-dicho eso, salió por la gran puerta y yo me tiré al sofá mientras tomaba el control remoto se la gran pantalla.
Tenía trabajos que hacer, pero podría hacerlos luego. Digo, no están tan difíciles.
Entonces la puerta se abrió, y papá volvió.
-¿ Qué mierda...?-dije cuando lo vi con un sobre en la mano y con una sonrisa.
Sacó la información y me la dijo. Yo quedé en shock, y rápidamente perdí el interés en aquella sorpresa.
- Así qué, ¿un concurso ha dicho?-pregunté con poca emoción.
-Vas a ganar, te lo aseguro. No hay nadie que logré ganarte en esto.-dijo mi papá.- Puedes hacerlo, es tú sueño.-continuó.
-Te equivocas, es tú sueño, no voy a cumplirlo. No participaré.-lo interrumpí. Tomé una chaqueta y salí.
No quería usar mi moto, ni el Jeep. Simplemente quería caminar. Despejarme y pensar.
Quizás no sería mala idea. Quizás solo quizás podría estudiar lo que yo quisiese sin estar en la mira de mi padre. Pero entonces deseché la idea.
No participaría, nada haría que cambiase mi opinión.
Quería ser yo. Quería que me conocieran por mí y no por la reputación de otros. Yo era diferente a todos esos chicos.
Yo no era imbécil, yo sí tenía cerebro. Pero no sentimientos. Tener sentimientos era para tontos. Dejarse destruir también lo era.
¿Para qué sufrir sí podía ahorrarme ese sufrimiento?
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Hola:3
La he pasado muy mal estos días y solo quise publicar, la historia en sí ya está iniciada, nada de «30 de Octubre».
Sí, punto de vista desconocido. No quiero que sepan quien es el chico "popular inteligente". Exacto. No es Sam. Tendrán que averiguarlo juju.Suerte en averiguarlo n.n
- Me.
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Entre Nerds.
Teen Fiction-¡Deja de hacer eso!-gritó la chica de lentes. -¿Qué?-preguntó juguetón.- Es que no puedo dejar de ser tan guapo, preciosa. -Me sorprende que seas un chico inteligente.-dijo ella en tono sarcástico. -El más inteligente.-corrigió él.- Hasta más intel...