-¡No haré eso ni aunque mi vida dependiera de eso, Alex!-chillé mientras reíamos.
Íbamos devuelta a mi casa, y en ese tiempo, hablamos de lo que haría por perder aquella apuesta.
-¿Por qué no?-refunfuñó divertido.-Es una buena idea. Además dijiste que harías lo que yo quisiera.
-Cantar villancicos navideños en pleno marzo no es buena idea.-exclamé.- Además, no quiero ir sola.
Pasamos por un semáforo, el cual apenas nos dimos a ver, se puso en rojo. Maldito.
-Se tardará.-comentó divertido, giró su cabeza hasta poder mirarme.- Bien, no dejaré que lo hagas sola.
Suspiré de alivió, noté como sacó su celular, extrañada, me tenté a preguntarle, sin embargo, solo hizo un gesto para que guardara silencio.
-¿Jeff? Sí, sí está aquí conmigo, bien, pásame a Evan, ¿qué? No, no te la presentaré, si, bueno, pásame a Evan.
-A-alex.-lo llamé. Volvió a hacerme ese gesto para que guardará silencio.
-Evan, pequeño mago siniestro.-rió.-Bien, te tengo un trabajito.
Me miró, y pusó una sonrisa bastante cínica. Dios, ayúdame.
*Al día siguiente.*
-No creo que esto funcione.-murmuré a Alex.
Estábamos en la pizzería que estaba cerca de mi casa. Alex me llamó a mí, y los chicos. Según lo que me dijo Alex, su hermano menor, Evan, hace trucos de magia, si conseguíamos que los chicos cayeran, harían ese estúpido reto conmigo. La verdad no estaba segura de ellos. Mis amigos no eran tontos, ¡por Dios! ¡Eran nerds junto con Alex y conmigo!
-Mi hermano es el mejor.-reclamó Alex.- Me ha engaño a mí.
Se encogió de hombros sintiendo ¿vergüenza? Su her... Evan debe ser bastante bueno en lo que hace.
-Mira allá vienen.-señalé a un pequeño grupo de chicos con algo de acné, si señores, ellos eran mis amigos.
-¿Qué tal?-preguntó Alex saludando a todos.
-Al grano Alex.-exigieron todos y luego se echaron a reír. Raramente reí con ellos y Alex se nos unió.
-¿Lo practicaron no es así?-cuestionó Alex y todos asintieron con una sonrisa risueña. Me sentí especial por tener amistades tan lindas.
Un silencio se formó pero rápidamente fue interrumpido por una de las tantas canciones de Rápidos y furiosos. Mis películas favoritas. Alex tomó el teléfono y contestó.
-Sí, no Evan a tú izquierda, no mi izquierda, la tuya. Joder, espera ya salgo.-colgó el teléfono y habló en general.- Lo siento, ya vuelvo. Le diré a mamá que no lo vuelva a dejar venir solo. Cabezota.
Salió, dejándome con los chicos. Sonreí, pensando en que sí el hermano de Alex era tan buen estafador con las cartas, tendríamos que ir todos a cantar villancicos y gorritos navideños. Y Alex lo grabaría todo, ya tengo el título que le pondrá para subirlo a Youtube, "Los cantantes desubicados".
-¡Samantha!
-Sí, me parece excelente.-contesté al azar y voltee a verlos. Empezaron a reír, primero ligeramente y luego estallaron en carcajadas.
-¿De qué se ríen?-los miré mal, oh no, mal es poco, los asesinaba con la mirada.
-Tranquila castaña.-habló Alex, ¿en qué momento había llegado? Dios, me dejé llevar por el momento. Un chico de unos trece años jugaba con su nintendo mientras nos ignoraba.
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Entre Nerds.
Fiksi Remaja-¡Deja de hacer eso!-gritó la chica de lentes. -¿Qué?-preguntó juguetón.- Es que no puedo dejar de ser tan guapo, preciosa. -Me sorprende que seas un chico inteligente.-dijo ella en tono sarcástico. -El más inteligente.-corrigió él.- Hasta más intel...