Al rabano el romanticismo.

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SHAWN

Sonreí casi por incercía. ¿Ella se había arreglado para mí? Imposible. Zoe Smith, en una vida se arreglaría con un vestido amarillo con detalles floreados, corte de corazón en el escote, tirantes, un bolso y sólo un poco de maquillaje... sólo para un chico, y mucho menos que ese chico sea yo.

-¿Shawn?- preguntó un poco cohibida.

-Perdón... te ves hermosa- un leve sonrojo tomó a sus mejillas desprevenidamente.

-Pero siéntate- corrí la silla hacia atrás y me senté. Ella sonrió y se sentó en la silla sobrante.

*Pero que caballero tiene ante sus ojos*

-¿Pedimos?- incómodo ante la situación hice señas al mesero para que se nos acercara. En cuanto tuve la carta entre mis manos, me escondí detrás de ella.

*Cobarde*

¿No quisieras ayudarme en lugar de repetirme lo que ya sé?

*No*

Déjame morir solo. Gracias.

Levanté la mirada, encontrándome con el mesero, tratando de coquetear con Zoe.

-Viene conmigo- susurré más para mi mismo- Yo pediré un frapuccino- elevé la voz lo bastante alto como para que el chico de aparentemente nuestra edad, quitara sus ojos de mi acompañante y los centrara en mí.

-¿Y para la señorita?- anotó mí pedido en su pequeña libreta e inmediatamente volvió a mirar a Zoe.

-Lo mismo, y agregas una crepa de fresas.

El chico asistió y sin antes dar una última mirada a Zoe desapareció con rumbo a la cocina.

-Espero que ya no regrese.

-¿Por qué?- solté una risa seca- No creo que a todos los clientes les guste que los mire como un loco acosador psicópata.

Ella rió colocando un codo sobre la mesa y sobre su mano su mejilla.

-Te noto un poco incómoda- comenté con un poco de gracias.

-Si bueno... después de que un par de mujeres locas me encerraran en mi habitación junto a mi peor pesadilla, intentando que muriera de un infarto sólo para obligarme después a usar este ridículo vestido... y lo único que pude recuperar de mí orgullo pisoteado fueron mis preciadas zapatillas converse... no, no entiendo cómo es que podría.

Se lamentó dejando caer su cabeza contra la superficie de metal.

-Demasiado drama para un sola noche.

Yo la miraba con una sonrisa de lado mientras ella se pasaba las manos por la cara como si fuera un asunto de muerte; tenía razón, ella nunca usaría un vestido... pero no por eso dejaba de ser Zoe, claro, ahora algo más linda que antes.

Lo admites!*

No tengo porque mentir.

-Aquí tienen sus pedidos- anunció el camarero colocando nuestros frapuccinos y la crapa de Zoe sobre la mesita.

-Gracias- le dijimos.

-¿Necesitan algo más?- preguntó.

-No nada- respondí.

******

Medio corto el capítulo lo sé.. El proximo es más largo lo prometo.

Como siempre GRACIAS por votar y comentar siempre. ♡

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