Conoce al idiota y a su perro.

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ARIANA

Mamá y papá se dieron cuenta de la "pelea" con Shawn, no les dije exactamente "lo que pasó", porque en realidad, no creo que les haya gustado el verdadero relato. Les conté lo mismo que a mis tíos, ahorrándome las partes verdaderamente fuertes. Shawn en realidad no recuerda nada de nada. Y creo que es injusto estar enojada con él, pero que él no sepa lo que hizo.

Por eso estoy aquí.

En medio de un bonito jardín recién arreglado. El mío.

Don Pedro acaba de colocar unas flores nuevas que encargó mamá. De ven realmente hermosas.

Como siempre... creo que Shawn va a llegar tarde. Tal parece que es como una traducción para él.

Estaba aburrida.

Vi el árbol que está junto a mi ventana, él me pedía a gritos que lo escalará, asi que lo hice.

Subí con cuidado por cada rama, poco a poco, contemplando la hermosa vista hacia abajo.

He hecho esto durante años, desde que este árbol era pequeño, ha ido creciendo junto a mí, poco a poco, él sigue aquí y yo sigo con él. Cuando llegue a la última rama, mi pie se atoró, y tuve que colgarme de una rama, para no caer.

Y ahí estaba yo, pidiendo ayuda desde la última rama del árbol junto a mi ventana, disfrutando del hermoso dolor que me ocasionaba en los brazos soportar todo mi peso, tal vez de hagan más fuertes, en realidad lo dudo.

Al parecer nadie me escuchaba, nadie, ¡nadie! ¿qué hago? Si me dejo caer, juro que el pasto no me amortiguaría la caída. Podría llegar hasta el balcón de mi habitación, pero mis brazos comienzan a entumirse, no tengo fuerzas.

-¡AYUDA! ¡AYUDA MIERDA!- ups, si mis padres me escucharan decir eso será doble sermón; el primero: el como no debo subirme a los árboles, es demasiado peligroso. Segundo: como no debo decir malas palabras, no es digno de una señorita.

-¡NO HAY NADIE AQUI! ¡MALDICION, MIS BRAZOS! ¡AYUDENME!- luche contras las ganas de dejarme caer de una buena vez. No he practicado aun caídas, y no estoy muy segura de que resulte bien. -¡AYUDAAAAA! ¡NECEDITO A ALGUIEN AQUI, YA! ¡AYUDENMEEEE!.

-¡Ariana! ¡¿Qué haces ahí arriba?!- chilló mamá, con los ojos fuera de orbitas.

-Disfrutando la vista mamá.- respondí con completo sarcasmo.

-¡No me hables así!- me regañó, estaba a punto de decir más pero se dio cuenta de que seguía colgada. Corrió hacia adentro gritando que iba a matarme. Que exagerada.

Mi padre, hermano y primo salieron a toda velocidad a disfrutar del show "colgada de un árbol", con la protagonista a punto de dejar los brazos allí mismo. Casi podría quebrarme todos los huesos. Pero lo único que hicieron fue reír. Vaya, eso sí que ayuda.

Mamá estaba que les arrancaba la cabeza y cuando yo baje de aquí, sí que lo aré.

-¡VAN A HACER ALGO O ME DEJO CAER DE UNA MALDITA VEZ!- chillé desesperada.

Shawn entró a la casa y saco de no sé donde un trampolín desplegable. ¿Dónde teníamos eso?

Lo dejo justo debajo de mí y yo pude soltarme de una vez. Era como practicar con las porristas, sólo que un poco más alto. Gracias a la altura, y el tamaño del trampolín, rebote más de lo necesario y después de explicarle que estaba bien, nos dejaron a Shawn y a mí solos.

-¿Y bien?- preguntó.

-¿Y bien qué?; acaso de caer de un árbol, quedándome casi sin mis pobres brazos, pero sí, todo bien.

¿Apostamos? »s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora