35. Una decisión importante al llegar. Parte 2.

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(...)

-¡DARYL!

Casi muerden al cazador... Fue mi culpa.

-Vamos- me tomó por el hombro y continuamos corriendo.

Habíamos llegado ya a la ciudad, la motocicleta en la que íbamos ahora estaba en el suelo, tirando la poca gasolina que quedaba.

No avanzamos mucho, el edificio del que habíamos huido quedaba a unos dos o tres kilómetros y eso para personas heridas como Daryl o como yo era caminar sobre clavos.

-¿Qué haces?- pregunté al ver como Daryl lanzaba un fosforo hacia la gasolina.

Volvió a tomarme del hombro para correr aún más lejos.

-¡Esa es una buena idea!- le sonreí.

Daryl había mantenido la misma cara seria desde que desperté, era más que obvio que estaba preocupado. Entonces ¿Cuál era mi maldito problema? Podía reírme, caminar, seguir adelante con todo el dolor en el alma, comer o hacer una pequeña broma... Como si el momento de preocuparse de las cosas fuera en el momento más crucial y por mientras, yo solo estuviese vagabundeando mi mente por otros lados.

-¡Vamos, tenemos que alcanzarlos!

Empujé ligeramente su hombro y ambos volvimos a correr hacia el edificio.

(...)

El ambiente jamás me había parecido tan sombrío, incluso el aire que se aspiraba podría tener un ligero olor a hierro.

Daryl y yo, después de varias caídas y algunas casi muertes seguras habíamos llegado a aquel edificio del que horas atrás estuvimos escapando.

Viéndolo desde una perspectiva diferente, incluso se podría apreciar que en vida, tal vez hubiese sido uno de los edificios más bonitos que haya visto.

Paredes color vino, ventanas grandes y enteras y al menos una altura de 7 pisos.

Claro que no pude alcanzar a apreciar nada más, los caníbales estaban a punto de comernos.

Uno de mis machetes estaba perdido por ahí y el otro estaba poco menos de la mitad.

Daryl había acabado sus flechas y estaba tratando de no morir con un cuchillo.

Era una situación completamente crítica, tan desesperante y estúpida.

Había traído conmigo a Daryl a una muerte estúpidamente segura.

-¡LUISA!

Mierda, nos atacaban por todas partes, debían ser al menos unos 30 o más pero para nosotros y nuestras heridas a punto de hacerse más grandes era bastante difícil.

Cuando vimos salir a cinco hombres del edificio Daryl y yo nos sorprendimos, pero yo no me podía creer que esos mismos hombres de los cuales recordaba caras nos estuviesen ayudando a no morir.

Los mismos hombres que habían atacado Alexandria y nos habían traído hasta aquí ahora nos estaban ayudando a matar a los caníbales.

-¡ENTREN!- nos dijo un hombre, castaño. Me tomó por el hombro un poco más brusco de lo que esperé y me empujó un poco más cerca de la entrada del edificio.

Tomé la mano de Daryl de inmediato y corrimos hasta la entrada, ahí estaba otro hombre y una mujer esperándonos.

-¿¡Por qué nos ayudan!?- preguntó Daryl.

-Porque no somos como Lance.

La mirada de aquella mujer me transmitió desesperación, ella no parecía haber visto muchos caníbales, es como si les tuviese más miedo que asco.

The walking dead //Despertar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora